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Aficionados argentinos siguen la final de Catar 2022

Jesús Hellín / Europa Press

La cara B del Mundial de Fútbol 2030: España paga, la FIFA recauda

El Gobierno estima que tendrá que gastarse 1.400 millones de euros en infraestructuras y gastos de organización hasta 2030


La Federación Internacional de Fútbol (FIFA, por sus siglas en inglés) ha nominado finalmente a España, Portugal y Marruecos como países anfitriones del Mundial de Fútbol Masculino para 2030. Además, otros tres países —Uruguay, Argentina y Paraguay— acogerán la inauguración de al menos tres partidos inaugurales del campeonato, por lo que se podría hablar de una cita mundialista con seis sedes. Mucha gente se pregunta por qué se ha puesto de moda trocear las sedes de los mundiales de fútbol o incluso de baloncesto, como el que tuvo lugar este año en Japón, Indonesia y Filipinas. La respuesta es muy sencilla: los mundiales deportivos de fútbol son una ruina para el país organizador. 

España, que acogió el Mundial de Fútbol en 1982, perdió en aquel gran evento la friolera de 600 millones de pesetas. Hoy, además, a las pérdidas millonarias habría que sumar los costes ambientales de desplazar a los combinados nacionales a diferentes países y hasta continentes. El Mundial de 2030 no sólo se va a celebrar en seis países, sino que se va a jugar en tres continentes. Con el consiguiente coste ecológico que supone transportar a tantísima gente por tres sedes diferentes. 

Según ha explicado el periodista económico Javier Ruiz en la Cadena Ser, de los 14 últimos mundiales, sólo dos han ganado dinero: México 86 y Rusia 2018. El último celebrado en Catar en 2022, el más costoso de la historia, supuso un gasto para la petrodictadura de 220.000 millones de dólares, pero, sin embargo, la FIFA ingresó 6.300 millones. Brasil 2014 supuso un desembolso de 15.000 millones de euros y Sudáfrica 2010 costó 3.900 millones. O lo que es lo mismo, los países pagan y la FIFA recauda. Un negocio redondo que pagan los ciudadanos a través de sus impuestos bajo la excusa de que trae turismo y de que se promociona el país en el mundo.

El Gobierno de España calcula en unos 1.400 millones de euros los gastos que va a tener que destinar a financiar los costes necesarios para acoger el Mundial 2030, que con todo será una de las cifras más bajas de los últimos años. A través del Real Decreto 1034/2022, de 20 de diciembre, por el que se regula la concesión directa de una subvención a la Real Federación Española de Fútbol para la preparación y desarrollo de la Candidatura para la Copa Mundial de la FIFA 2030, el Gobierno español otorgó una subvención por valor de 7,5 millones de euros a la entidad que entonces presidía Luis Rubiales para iniciar los preparativos de cara a la cita mundialista.

De los 14 últimos mundiales, sólo dos han ganado dinero: México 86 y Rusia 2018. El último celebrado en Catar en 2022, el más costoso de la historia, supuso un gasto para la petrodictadura de 220.000 millones de dólares, pero, sin embargo, la FIFA ingresó 6.300 millones

En este real decreto de 2022, el Gobierno de España indicaba que “por cada millón de euros de gasto en inversión y en organización, se generarán 78 puestos de trabajo a tiempo completo”, datos con los que el Ejecutivo estima que se podrían generar 5.120 millones de valor añadido al PIB y 82.513 empleos a tiempo completo. De los 1.433 millones que este documento estima que se tendrá que gastar España, 750 millones irían destinados a infraestructuras deportivas y 683,2 millones en gastos de organización.

OPORTUNIDAD PARA LAS CONSTRUCTORAS

De los 750 millones de euros que el Gobierno destinará a infraestructuras, la mayoría irían destinadas a la remodelación o construcción de nuevos estadios que se adecúen a la capacidad que exige la FIFA para poder acoger partidos del Mundial. Hay clubes que llevan desde hace tiempo queriendo remodelar sus estadios y ahora será el momento. Es el caso de La Romareda, en Zaragoza; los campos de fútbol de Gijón y Málaga, o el Valencia, donde el nuevo Mestalla lleva varado desde la crisis económica de 2008 y con este impulso podría encontrar financiación para terminarlo. 

La pregunta es si en un contexto de inflación, de tipos de interés por las nubes y de creciente desigualdad, además de un modelo turístico saturado que es incompatible con la emergencia climática, es eficiente y ético que un país se gaste 1.400 millones mientras que los gastos de derechos de imagen y entradas se los embolsará en su totalidad una entidad privada como la FIFA. El fútbol no entiende de razones, pero las cuentas no salen.


Madrid –

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