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Corsi e ricorsi

Luego de la crisis, el péndulo vuelve, aparecen gobiernos populares-progresistas con vocación distribucionista que inician un corsi ascendente desde un piso mucho más bajo para que como por arte de magia unos años después, aparezca el recorsi fatal


(Aquí puedes encontrar una versión de este artículo en inglés.)

El inicio de su gobierno fue una brutal batería de medidas estrictamente diseñadas para beneficio de un conjunto de corporaciones nacionales y trasnacionales. Algunas fueron impuestas de facto con decretos y resoluciones ejecutivas. Otras figuran dentro de un mega proyecto de ley que sigue negociando en el Congreso Nacional. Esta batería de medidas incluyen: 

1. Una megadevaluación del peso (118%)

2. La desregulación casi absoluta de la economía

3. La apertura indiscriminada de las importaciones

4. La eliminación de cupos de abastecimiento interno para bienes básicos exportables

5. La destrucción de las principales normas de protección ambiental

6. La privatización de las empresas públicas 

7. La disminución obscena de los impuestos al 1% más rico (bienes personales)

8. La instauración de beneficios leoninos a “grandes inversores” (extractivos)

9. La reducción del sistema de seguridad social a su mínima expresión

10. El aumento de los impuestos a los trabajadores de ingresos medios-altos

11. La flexibilización laboral en perjuicio de los trabajadores

12. La eliminación de límites y controles para tomar o reestructurar deuda externa

13. La eliminación del financiamiento a obras de mejoramiento de barrios populares

14. La eliminación de organismos de fomento al arte, el cine y la música. 

15. La instauración de un protocolo abiertamente represivo frente a la protesta social

A partir del paro general del 24 de enero y la frontal oposición de parte de la oposición política, algunas de estas medidas fueron retrasadas eliminándolas del proyecto de ley. Sin embargo, el corazón del proyecto es la delegación de facultades en el Escribano Mayor —formalmente presidente de la nación—. En estos momentos, los titiriteros utilizan todos sus recursos materiales e inmateriales para sobornar la conciencia de quienes, según la Constitución Argentina, ejercen la representación del Pueblo —diputados y senadores— para que abdiquen de su mandato y deleguen la suma del poder público en Javier Milei. De esta forma, lo que ceda en la megaley podrá imponerlo por decreto con sus facultades extraordinarias.

El paquete de medidas, como se ve a simple vista, es tributario de las ideas no-hay-otra-salida de Margaret Thatcher, Ronald Regan, el Fondo Monetario Internacional y el Consenso de Washington… pero con el tufo particularmente putrefacto del mero latrocinio que se expresa en la introducción de normas que benefician a grupos económicos y archimillonarios particulares: Techint, Clarín, Marcos Galperin, Elon Musk, Bayer-Monsanto, Black Rock, Templeton, etc. Una combinación de rancia receta neoliberal y prebendas obscenas. 

Los principales artífices de este paquete no son los economistas libertarios-utópicos que acompañaron a Javier Milei en sus inicios. Son personajes bien conocidos de la casta política, empleados del staff permanente de las corporaciones en la Argentina: Federico Adolfo Sturzenegger, Patricia Bullrich Luro de Pueyrredón y Luis Andrés Caputo

Sturzenegger, Caputo y Bullrich son el corazón del gobierno. Los dos primeros están a cargo de las medidas económicas y financieras. Bullrich está a cargo de la estrategia represiva. Ninguno de los tres puede alardear de ser la nueva política. Son casta, casta. Fuman abajo del agua desde hace décadas.

Federico Adolfo Sturzenegger fue el artífice de un negociado financiero conocido como MEGACANJE que consistió en canjear varias decenas de bonos de deuda por otros bonos aumentando sideralmente el capital y los intereses, es decir, el volumen total de la deuda, a cambio de un mejoramiento en los plazos. Esto le costó a la argentina 55.000 millones de dólares según el perito Moisés Resnick Brenner que actuó en la causa penal de la que este mago financiero resultó definitivamente sobreseído precisamente durante el gobierno de Macri. El Megacanje fue una de las medidas que llevó a la Argentina a la gran crisis de 2001. Por aquel entonces gobernaba Fernando de la Rúa y Sturzenegger era Secretario de Política Económica.

Luis Andrés Caputo fue ministro de Finanzas de Mauricio Macri cuando el gobierno del mencionado sujeto —sin pasar por el Congreso de la Nación— tomó un crédito de 57 000 millones con el Fondo Monetario Internacional —el más grande en la historia de esa patética organización—. El día que se tomó este préstamo, Caputo era Ministro de Finanzas y Sturzenegger presidente del Banco Central. A las pocas semanas, giró la puerta y Caputo se fue al Banco Central. Durante su gestión, se produjo una acelerada fuga de capitales conocida en la jerga como “formación de activos en el exterior”, expresamente prohibido por la Carta Orgánica del Fondo. Hablando de activos en el exterior, este buen hombre figuraba en los Paradise Papers como titular de una cuenta en las Islas Caimán. Obviamente fue sobreseído. 

Patricia Bullrich Luro de Pueyrredón, miembro de una ilustre familia de la oligarquía tradicional argentina, perteneció en su juventud a la guerrilla de la izquierda peronista Montoneros. En los noventa decidió reasumir abiertamente su condición de clase y comenzó una próspera carrera en la casta. Comenzó como ministra de Trabajo de Fernando de la Rúa, promoviendo la flexibilización laboral y un fuerte ajuste sobre los haberes jubilatorios. Más adelante, fue ministra de Seguridad de Mauricio Macri donde desarrolló la doctrina del “enemigo interno” creando una célula guerrillera mapuche imaginaria para justificar el uso excesivo de la fuerza contra los pueblos originarios, movimientos sociales, etc. Los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel por las fuerzas estatales fueron parte de sus frutos. Ahora repite ministerio con Javier Milei. Siempre encuentra una chamba donde haya armas y balas. 

Ya desde antes de este milenio, la precuela de los períodos de sufrimiento extremo de nuestro pueblo tiene como vectores los mismos nombres y programas; “técnicos” erigiéndose como colaboradores de infalible eficacia al servicio de algún futuro villano: Videla, Menem, De la Rúa, Macri, Milei. Sin duda tienen la fórmula alquímica del olvido colectivo, porque sus líderes caen en la ignominia, pero ellos, vuelven siempre, como si nada… y si se ponen viejos, dejan su lugar a discípulos directos formados en los mismos círculos. 

Luego del momento salvífico de la tecnocracia, llega la crisis aguda tras la cual se evidencia una caída en el salario real y en la distribución primaria del ingreso. Un aumento del endeudamiento externo, la concentración económica, la miseria y la desocupación. Quedamos, para decirlo elegantemente, culo para arriba. Son programas de saqueo, despojo y transferencia de ingreso de abajo para arriba. Luego de la crisis, el péndulo vuelve, aparecen gobiernos populares-progresistas con vocación distribucionista que inician un corsi ascendente desde un piso mucho más bajo para que como por arte de magia unos años después, aparezca el recorsi fatal. 

Para dar un ejemplo que me tocó vivir como militante de base.  La lucha contra las políticas del Fondo Monetario Internacional fueron tal vez el principal eje de la rebelión del 2001. El ciclo de ascenso iniciado en 2003 y la cancelación de la deuda en 2006 fueron la respuesta a ese grito de rebelión. Pensamos que el Fondo no volvería nunca más. Diez años después, Mauricio Macri lo trajo de nuevo. A 23 años después del 2001, estamos casi en la misma situación pero con un núcleo duro de exclusión que supera el tercio de la población y una deuda externa que supera el 80% del Producto Bruto Interno… ¡¿Cómo puede ser?!

Es una modalidad regresiva del acontecer histórico descrito por Giambattista Vico en el siglo XVII como corsi y ricorsi, donde los avances nunca logran compensar los retrocesos y así caemos en un espiral descendente, en un serrucho inclinado hacia abajo, que se repite al menos desde el golpe militar de 1955 contra el General Perón. Por tomar una sola variable, si comparamos el salario real de la década del 1950’ con 2023 vemos un descenso de más del 60% en su poder de compra. Es difícil estimar la caída del salario real desde la asunción de Milei, pero puede estar en el orden de otro 10%. 

Esto explica por qué en la Argentina de hoy ningún trabajador puede comprarse una casa ni formar un patrimonio que permita cierta movilidad social ascendente entre las generaciones. La clase trabajadora, en el mejor de los casos, está reducida a meros consumidores de bienes no-durables y su núcleo excluidos a la mera subsistencia.  


Madrid –

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