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La IA concentrará más el capital de las multinacionales y empeorará la capacidad tributaria de los países latinoamericanos
Frente a esto, caben dos respuestas: achicar los Estados a un tamaño mínimo o aumentar la recaudación de las empresas tecnológicas
Un informe publicado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) vaticina que la Inteligencia Artificial reducirá el espacio fiscal de los Estados-Nación, especialmente los latinoamericanos, lo que irá en desmedro de la capacidad tributaria de los Estados.
La penetración progresiva de la IA en todas las ramas de la actividad económica irá generando grandes empresas que “tomarán forma de unicornios que disminuirán las bases tributarias donde no se desarrollen estas tecnologías y empresas”, apunta el informe que estudia las perspectivas económicas de 2024 para Latinoamérica.
Esta tendencia a la concentración de capital, favorecida por la sustitución de mano de obra cualificada por la IA, lleva a este think tank a pronosticar que se puede convertir en un “combo” que representa riesgos para las democracias latinoamericanas. La insatisfacción social generada por la incapacidad de los Estados para mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, junto con la concentración del ingreso en manos de las grandes multinacionales, puede convertir en “chivo expiatorio” a los propios Estados.
Frente a esta situación, el centro de estudios baraja que los Estados se enfrentan a dos disyuntivas: achicarse a un tamaño mínimo, como pronostican los líderes neoliberales, lo que a su vez aumentaría la desigualdad y el malestar de la ciudadanía, o, por el contrario, aumentar la eficacia de los Estados para actuar frente a las desigualdades que generará la Inteligencia Artificial. Hacer esto último conlleva aumentar la recaudación tributaria a esas grandes multinacionales que nutren sus beneficios de la tecnología.
El Celag cree que esta tendencia a la concentración del capital puede llevar aparejado un “desarme del modelo globalizador” si la respuesta de los Estados para luchar contra competencia fiscal se traduce en un modelo más proteccionista que permita a los Estados gravar el capital. En el otro lado del péndulo, existe el riesgo de que la respuesta de las grandes multinacionales será “más inventiva fiscal”.
Así, este prestigioso think tank señala que las naciones subordinadas a las empresas tecnológicas se verán en la tesitura de declararse market friendly, sacrificando parte significativa de sus rentas primarias en favor de las multinacionales extranjeras, o no serlo y enfrentar las consecuencias de este modelo con una política de nacionalizaciones de sectores estratégicos para “salir airosos del dilema».
Madrid –
