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La prensa que llamó “evacuación” a la expulsión de los palestinos hacia el sur de Gaza es cómplice de la situación en Rafah

Lo que está sucediendo allí ahora debería pesar sobre la conciencia de todos los medios de comunicación internacionales que le compraron a Israel su propaganda en este punto


“Um Mohammad Ouda, de 67 años, está sentada sobre una piedra, con la mano apoyada en la mejilla, frente a su tienda de campaña en Rafah. “Abandonamos nuestros hogares en la ciudad de Gaza y huimos a Nuseirat. Nos desplazaron a la fuerza, no voluntariamente, después de que Israel nos amenazara para que nos fuéramos al sur. A mí me sacaron de mi casa, ojalá no lo hubiera hecho nunca. La situación ha llegado al punto de que vivo en un trozo de lona””.

Este testimonio es parte de la crónica publicada ayer en Ctxt por Mahmoud Mushtaha y da cuenta de lo que ha sido realmente la expulsión forzada hacia Rafah de más de un millón de palestinos de toda la mitad norte de Gaza. Y digo “realmente” porque Israel construyó un eufemismo exitoso para disfrazar lo que a todas luces es una limpieza étnica de misión humanitaria: “evacuación”, ¿recuerdan?

Según la RAE, “evacuar” es “desalojar a los habitantes de un lugar para evitarles algún daño”. Un término positivo (que significa un intento de salvar la vida de la gente, de protegerla en un lugar seguro), utilizado para camuflar una expulsión por la fuerza de población de su territorio para poder ocuparlo y, potencialmente, anexionárselo. Y un término que, además, convertía automáticamente a todos aquellos palestinos que se negaran a ser expulsados de sus hogares en culpables de sus propios asesinatos. Porque claro, si te quieren “evacuar” para protegerte en un lugar seguro y te niegas, pues a partir de ese momento, si te matan, es tu culpa.

Un «lugar seguro»: Rafah, una ciudad de frontera convertida primero en un campo de refugiados con más de un millón de personas hacinadas bajo bolsas de plástico que hacen la vez de tiendas de campaña y después ya directamente convertida en un campo de exterminio que ha sido bombardeado (quién sabe si con bombas españolas) y que podría ser invadido de forma inminente. Ese era el lugar seguro que planteó Israel en su mentira criminal de la “evacuación”. Y lo que está sucediendo allí ahora debería pesar sobre la conciencia de todos los medios de comunicación internacionales que le compraron a Israel su propaganda en este punto, conviene no olvidarlo:

TVE, el 13 de octubre de 2023: “Israel da 24 horas para la evacuación de 1,1 millones de civiles del norte de Gaza.

NYT, el 13 de octubre de 2023: “Israel pide evacuar a más de 1 millón de personas y el pánico cunde en Gaza.

EURONEWS, el 14 de octubre de 2023: “Israel amplía la orden de evacuación del norte de Gaza hasta las 16:00 hora local”.

El País, el 13 de octubre de 2023: “El ejército de Israel ordena la evacuación hacia el sur en 24 horas de más de un millón de habitantes en Gaza

CNN, el 13 de octubre de 2023: “Israel advierte a civiles en Gaza que deben evacuar hacia el sur”.

Queda claro que todas estas empresas de comunicación que eligieron hablar de “evacuación” para calificar crímenes contra la humanidad, colaboraron con la limpieza étnica. Podían haber hablado de «expulsión», o de «desplazamiento forzoso», por ejemplo. Pero no, decidieron hablar de «evacuación». Eso les convierte en cómplices de esa nueva ‘Nakba’ y de la situación actual con más de 1.400.000 seres humanos en Rafah.  Ahora, tras ser bombardeados, se enfrentan a una más que probable invasión terrestre de las tropas israelíes que, de producirse, podría ser la mayor matanza vista hasta ahora en Palestina.

Así lo advierte Gideon Levy, uno de los pocos periodistas israelíes críticos que llama a las cosas por su nombre, desde las páginas del Haaretz, uno de los pocos diarios israelíes que se oponen a la operación militar de Netanyahu en Gaza. En un artículo publicado y traducido al español por los compañeros de CTXT, Gideon aseguraba que la incursión israelí “arrastrará al ejército israelí a cometer crímenes de guerra de una gravedad que ni siquiera ellos mismos han alcanzado todavía. Si las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) invaden Rafah, la ciudad se convertirá en un tanatorio”.

Levy añade que “la Administración estadounidense, supuesta guardiana de la ley y la conciencia israelíes, ha condicionado la invasión de Rafah a un plan israelí de evacuación de la ciudad”. Pero para el periodista israelí “no existe ni puede existir tal plan, aunque Israel consiga idear algo. Es imposible transportar a un millón de personas totalmente desamparadas, algunas de las cuales ya han sido desplazadas dos o tres veces, de un lugar “seguro” a otro, lugares que siempre se convierten en campos de exterminio”. Dicho esto, según Levy, el ejército de Israel planteará desplazar forzosamente a toda la gente que actualmente está refugiada en Rafah a Al-Mawasi, un pequeño pueblo de menos de 1500 habitantes en la costa Sur de Gaza.

¡Meter a más de dos millones de personas en un pueblo de menos 1500 habitantes!

“Con que un millón de personas vayan a Al-Mawasi, la densidad de población allí será de 62.500 personas por kilómetro cuadrado. No hay nada en Al-Mawasi: ni infraestructuras, ni agua, ni electricidad, ni viviendas. Sólo arena y más arena, para absorber la sangre, las aguas residuales y las epidemias. Pensar en esto no sólo hiela la sangre, sino que también muestra el nivel de deshumanización al que ha llegado Israel en su planificación. Se derramará sangre en Al-Mawasi, como se ha derramado recientemente en Rafah, el penúltimo refugio seguro ofrecido por Israel. El servicio de seguridad Shin Bet dará con algún oficial afiliado a Hamás al que habrá que eliminar lanzando una bomba de una tonelada sobre el nuevo campamento de tiendas. Los corresponsales militares nos contarán, con los ojos brillantes, el maravilloso trabajo que están haciendo las FDI para liquidar al alto mando de Hamás. Esta emergencia es más grave que cualquier otra durante esta guerra”, concluye Gideon Levy.

Gideon también habla de que “el sector concienciado de la comunidad israelí” -que, lamentablemente, es muy minoritario- “busca fuentes de información que no sean las emisoras de aquí, que son “caramelitos para los soldados” y que se hacen llamar canales de noticias. Vean imágenes de Rafah en cualquier cadena extranjera –no verán nada en Israel– y comprenderán por qué no se puede evacuar”.

“No verán nada en Israel”. Esto explica que, según una encuesta hecha a mediados de enero, el 95% de los judíos israelíes piensa que su ejército está utilizando una fuerza “insuficiente” o “apropiada” en Gaza, frente a solo un 3,2% que piensa que se está usando una fuerza “excesiva”.

Así es como se fabrica el consentimiento para un genocidio: con propaganda y con el control de la información. Y cualquier sociedad, por adultos y “librepensadores” y buena gente que se crean sus miembros, puede ser convertida en cómplice de un genocidio si está infectada con el virus del colonialismo y del racismo y si está sometida el tiempo suficiente a los mensajes adecuados.

Por eso, yo no estoy de acuerdo con quienes plantean que ver en las redes, como estamos viendo todos los días, imágenes y más imágenes de niños muertos, nos insensibiliza y nos hace inmunes al horror. Algo de eso hay, sin duda, pero lo fundamental no es eso; lo fundamental es que estar expuestos a esas imágenes, a la verdad de lo que pasa, es lo que rompe el consentimiento. Ese es el efecto principal. Por eso en países como España hay mucha gente, cada vez más, que se opone a lo que está haciendo Israel en Gaza.

El Gobierno de Israel es perfectamente consciente de esa importancia absolutamente fundamental que tiene la información y el relato que se propague en los medios. Y el que se propaga al interior de sus fronteras lo tiene bien controlado.

Editorial del Jerusalem Post sobre la agresión militar contra Rafah: “A pesar de la calumnia y la complicidad mundial, las FDI seguirán trayendo rehenes a casa”. “En una operación meticulosamente planificada y ejecutada, las fuerzas israelíes rescataron a rehenes de Rafah en la frontera egipcia en el sur de Gaza. Esta operación esencial llena nuestros corazones de orgullo por Israel y aumenta nuestra determinación de traer a casa a los 134 rehenes restantes. En Rafah, como en otras partes de la Franja de Gaza, Hamás se ha rodeado de más de un millón de escudos humanos. Basa sus fuerzas cerca de hospitales, construye centros terroristas bajo las instalaciones de la UNRWA y en todas partes hay un sitio civil bajo el que Hamás intenta esconderse”.

Todos los ingredientes de la propaganda sionista juntos en el mismo editorial: épica belicista; civiles como escudos humanos; hospitales, edificios residenciales o edificios de la ONU marcados como objetivos militares; cualquier palestino identificado como terrorista… Este sigue siendo el discurso absolutamente dominante en Israel; y quien diga otra cosa, a prisión. “La única democracia de Oriente Medio”, le dicen.

Pero el relato hacia afuera les preocupa mucho, en especial el que reciba la ciudadanía estadounidense. Al mismo tiempo que el ejército sionista bombardeaba Rafah, se jugaba en Estados Unidos la final de la Superbowl, uno de los eventos televisados con más audiencia del mundo. El Estado de Israel pagó 7,2 millones de dólares para poner un anuncio siniestro de 30 segundosen una de las pausas de la retransmisión (200.000 dólares por segundo de vídeo). Si algo revela el hecho de que Netanyahu haya pagado 200.000 dólares por segundo para poner este anuncio en la Superbowl es que están nerviosos y que les preocupa mucho cómo está evolucionando la visión de este genocidio fuera de Israel. Hay que seguir movilizándose.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí:

Madrid –

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