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‘American History X’: Cine necesario para luchar contra el racismo

Pocas dudas pueden caber de que esta ola reaccionaria, desde quienes nos reclamamos demócratas y de izquierda, tiene que ser frenada y combatida de manera decidida, constante y sin tregua de ninguna clase


No cabe duda: la ola de ultraderechismo propiciada desde los poderes políticos y económicos que convirtieron a un personaje tan patético y despreciable como Donald Trump en un líder político, han logrado crear una base de apoyo social y electoral en muchos países donde aparentemente existía una democracia consolidada en la que era difícilmente imaginable hasta hace pocos años que el fascismo, el nuevo fascismo del siglo XXI pudiera consolidarse como una fuerza política en auge.  No solamente en auge, sino capaz de llegar a presidir gobiernos: Viktor Orban en Hungría, Meloni en Italia, por supuesto Trump en los USA y en América Latina, Bolsonaro hasta hace poco en Brasil y más recientemente, ese bochornoso esperpento sacado de los comics de Ivá llamado Javier Milei en Argentina.

Que en un país que hasta hace no mucho tiempo se consideraba como una de las sociedades civiles más progresistas y avanzadas en cuanto a libertades públicas y derechos sociales y económicos de Europa occidental  como los Países Bajos haya ganado las elecciones tras una progresiva derechización de su mapa político un fascista como Geert Wilders, cuyo discurso ha tenido como eje fundamental el racismo, resulta desolador. Proclamas como “los neerlandeses queremos menos marroquíes”, su promesa electoral de prohibir la difusión del Corán y de cerrar todas las mezquitas, así como su patrioterismo demagógico con respecto al cierre de fronteras para la inmigración, dejan un retrato sumamente objetivo de quien es este personaje y de su racista ideología de odio y fascismo calcada directamente de los ejemplos anteriormente citados.

Creo que pocas dudas pueden caber de que esta ola reaccionaria, desde quienes nos reclamamos demócratas y de izquierda, tiene que ser frenada y combatida de manera decidida, constante y sin tregua de ninguna clase. Muchos son los medios que son susceptibles de emplearse en esta lucha, y uno de ellos, absolutamente clave, es la cultura. Una cultura crítica, reflejo real de la sociedad en la que se desarrolla, que crea conciencia colectiva, cuyas expresiones y manifestaciones ponen el dedo en la llaga en torno a los problemas y contradicciones que el capitalismo genera en nuestras sociedades, es un arma poderosísima para levantar ese dique de contención contra la barbarie que amenaza nuestra libertad y nuestra convivencia.

Pocas películas recientes creo que han ofrecido una visión de la problemática socioeconómica, cultural y política que crea las condiciones para el crecimiento del racismo como la que desde aquí quiero recomendar: ‘American History X’. Una cinta que a pesar de estrenarse en 1998 no ha perdido ni un ápice de vigencia dirigida por Tony Kaye, cineasta británico que venía del mundo del videoclip y que supo hacer un magnífico trabajo con el guión que puso en sus manos David McKenna.

La historia de ‘American History X’ ofrece una serie de claves que explican muy bien los motivos por los que, como por desgracia ocurre en Europa, mucha gente joven insatisfecha, descontenta e inconformista, al vivir años cruciales de su desarrollo personal en un ambiente despolitizado y desideologizado, en el que la inexistencia de un clima social comunitario —América es la nación del individualismo por definición; basta con observar el diseño de las ciudades y sus áreas colindantes, pensadas para aislar a las familias en su propio mundo interior y que la ausencia de debate, de discusión con sus vecinos facilite la penetración de determinados mensajes— y el dominio de los medios de comunicación por una derecha ultraconservadora, lleva a muchos de esos jóvenes a canalizar su frustración en colectivos racistas y neofascistas que se presentan como un refugio y una esperanza para aliviar esa frustración.  

Al tiempo esos colectivos excitan y alientan un sentimiento de miedo, fanatismo y odio contra las minorías raciales, en el caso de Estados Unidos, principalmente la población negra, en su desquiciada visión del mundo, causante de todos sus problemas, en especial relacionados con la seguridad. Lo cual es explosivo en una ciudad como Los Angeles, donde la desigualdad social entre blancos y negros es tan extrema que ha propiciado un clima de paranoia e inseguridad que dada la brutalidad policial, ha provocado en más de una ocasión sangrientos estallidos de violencia.      

En ‘American History’ se narra la historia de un estudiante de secundaria de Los Angeles, Daniel Vinyard, cuyo hermano Derek cumple condena de cárcel por el asesinato de dos jóvenes negros que supuestamente querían robar su automóvil. Cuando Derek sale en libertad, su hermano, fanatizado e inmerso en la ideología neonazi, así como el resto de su entorno apenas reconoce al violento ultraderechista Derek Vinyard, que vuelve a su casa con un carácter apocado y calmado, renegando de su antigua ideología de odio, habiéndose dejado crecer el pelo y vistiendo indumentaria que oculta sus tatuajes con emblemas neonazis y desmarcada por completo de la estética del grupo terrorista al que pertenecía.

El choque entre ambos hermanos resulta muy exaltado y para atenuarlo, Derek explica a Daniel su vivencia en la cárcel, convirtiéndose este relato en la pieza central del desarrollo de la película y mostrando como incluso en un entorno lleno de hostilidad y violencia, la convivencia con presos de otras etnias hace que ese neonazi agresivo y radicalizado, llegue a entrar en un proceso de reflexión progresivo que le llevara a entender lo absurdo, inútil y hasta autodestructivo que ha sido para su vida, su familia y su ambiente dejarse abducir por esa clase de grupúsculos apologistas del odio. “¿Algo de lo que hiciste en el pasado ha hecho de tu vida algo mejor?” es la pregunta que uno de los presos afroamericanos le hace a Derek, y tras la cual se inicia  toda ese desmoronamiento de su pensamiento racista y violento.

El final de la historia no es un final feliz ni mucho menos, pero aporta otro elemento para la reflexión; cómo una vez propagada la semilla del odio, en ocasiones ya no es posible pararla y como se vuelve hasta incluso contra quienes conscientemente o inconscientemente, la alimentaron.

‘American History X’ esta disponible en varias plataformas, Movistar +, Prime video o Google Play entre otras, desde un punto de vista más cinematográfico la interpretación de Edward Furlong  -—¿le recuerdan en ‘Terminator 2’? — en el papel de Daniel es verdaderamente sensacional, propia de un premio Oscar y el ritmo de la narración, intenso pero no sobredimensionado, proporciona una solvencia y una credibilidad al relato formidable. Una cátedra cinematográfica contra el racismo cuyo visionado es sumamente recomendable en estos momentos.    


Madrid –

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