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El Festival de cine de Gijón, libre de las garras de Vox

La alcaldesa de Gijón (Foro Asturias) saca a Vox del Gobierno municipal para proteger al certamen internacional tras la burda intentona de censura de la ultraderecha


“Se acabó”, escribió en su Twitter, y al más puro estilo María Jiménez, la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, de Foro Asturias, partido de derechas surgido en 2011 como escisión del PP. Seis horas después, publicaba: “Hoy he tomado la decisión de sacar a Vox del Gobierno local. Mientras yo sea alcaldesa, esta ciudad no va a permitir ninguna injerencia desde Madrid o desde donde sea, como tampoco experimentará ningún retroceso en sus libertades. Con foro Asturias, Gijón seguirá siendo una ciudad libre, tolerante y acogedora”. Esta no sería la primera vez que Moriyón puede gobernar en solitario, en 2011 asumió el mando con nueve concejales y el apoyo de cinco ediles del PP. Cuatro años más tarde, gobernó gracias a la ruptura de la izquierda y con ocho concejales.

Este plantón, meditado durante días y tras semanas de desencuentros, supondría que fracasa, por primera, vez un pacto con Vox (en Gijón ganó el PSOE, pero gobiernan Foro, PP y Vox después de que la derecha lograra el mejor resultado de su historia) y la demostración de cómo el PP se topa ante el daño cultural que supone Vox. También de lo peligrosas que pueden ser ciertas parejas de baile. Y todos gracias a un festival de cine. El platón es consecuencia de la aberrante censura que proponía Vox a una de las insignias culturales de la ciudad: el Festival Internacional de Cine de Gijón, fundado hace 60 años y por el que han pasado algunos de los más prestigiosos profesionales del cine independiente del mundo como Darren Aronofsky, Abbas Kiarostami, Todd Haynes, Paul Schrader, Hal Hartley, Todd Solondz o Monte Hellman.

En una surrealista rueda de prensa, y sin haberlo comunicado antes al personal responsable del festival, la concejala de Festejos de Vox, Sara Álvarez Rouco, anunció que pretendía eliminar del festival sectarismos e ideologías y poner fin a discursos cargados de contenido político. También proclamó que el prestigioso festival se empaparía con los ideales de su partido. Vox, además, anunció la creación de un nuevo galardón para premiar películas acordes con “sus valores” y su intención de que el célebre festival internacional dejase de ser “muy exclusivo” y para gusto de “unos pocos”.

Álvarez Rouco incluso llegó a poner en duda la continuidad de premios como el Rambal, destinado a títulos de temática LGTBI. Además, anunció que el festival dejaría de ser en exclusiva un certamen de cine independiente. Un verdadero disparate para el personal del festival y el ayuntamiento.

En Gijón, y en pocos meses, Vox se ha caracterizado por atacar a la gestión del teatro Jovellanos, por estar en contra de la contratación de artistas que canten en asturiano, por no suscribir una declaración de apoyo a la selección femenina de fútbol y, por supuesto, por su ardiente defensa de la tauromaquia

En Gijón, y en pocos meses, Vox se ha caracterizado por atacar a la gestión del teatro Jovellanos, por estar en contra de la contratación de artistas que canten en asturiano, por no suscribir una declaración de apoyo a la selección femenina de fútbol y, por supuesto, por su ardiente defensa de la tauromaquia. Fernando Fernández Guerra (puesto 11 de la lista electoral de Vox al ayuntamiento), llegó a declarar de forma delirante:“Los toros no sufren como puede sufrir una violada por cuestiones de honor, de dignidad, es decir, solamente conocen el daño físico. Ese daño físico no ha sido jamás demostrado en términos científicos”.

No es el único festival de cine de prestigio internacional que sufre las injerencias de la ultraderecha española, que también pretende hacerse con el control de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci), en cuya alfombra roja han desfilado Arthur Penn, Stanley Donen, Michael Cimino, Woody Allen, Stephen Frears, Claude Chabrol, Kenneth Branagh o Jonathan Demme.

Sobre la Seminci, el PSOE ha hablado de “limbo jurídico” e “indefinición” en su dirección y gestión, algo que dañará gravemente a la próxima edición. El portavoz del Grupo Municipal Socialista, Pedro Herrero, llegó a declarar: “El evento cultural más importante de Castilla y León va a estar en manos de Vox y va a seguir en peligro porque Vox tiene a la Seminci entre ceja y ceja entre sus obsesiones ideológicas”. El grupo socialista también recordó que en la última edición de la Seminci el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo (Vox), lamentó que en las últimas ediciones hubiese “proyectos puramente ideológicos” dirigidos a aprobar “la ingeniería social de género y verde”.

Lo que ha sucedido en Gijón es un aviso ante el tremendo daño cultural que puede hacer Vox, con la complicidad del PP, en todo el país. Y en cuanto al cine, solo hay que repasar las agresivas declaraciones del líder ultra Santiago Abascal: “Al cine español hay que promocionarlo y rescatarlo de cualquiera que pretenda apropiárselo como método de propaganda política o como sistema para rapiñar el dinero de todos”.

En las “100 medidas urgentes de Vox para España” (capítulo Educación y Cultura) se habla de proteger la tauromaquia, la caza y la pesca, pero se puede encontrar ni una sola palabra para el cine. Sobre el séptimo arte, además de proponer “que el Estado conceda subvenciones solo a las películas que fomenten el patriotismo”, de lo poco que ha hablado Abascal es que se debería rodar una película sobre el almirante Blas de Lezo. Y remató: “Y yo estoy dispuesto a irme a buscar a Mel Gibson si aquí no hay quien quiera realizarla o invertir en ella”.

Hace cuatro años de esto y todavía no tenemos noticia de la visita de Santi Abascal a la mansión de Gibson en Malibú.


Madrid –

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