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‘Matar el presidente’, la miniserie de Movistar Plus.

‘Matar al presidente’ recupera la gran pregunta: ¿Estuvo la CIA implicada en el asesinato de Carrero Blanco?

En la miniserie de Movistar Plus+, que plantea las grandes incógnitas y teorías en torno al famoso atentado de ETA, Pilar Urbano vuelve a defender que la CIA participó en magnicidio


Este 20 de diciembre se cumple medio siglo del atentado contra Luis Carrero Blanco, el mayor ataque contra el franquismo desde la Guerra Civil y muy celebrado por la oposición al régimen, especialmente en Euskadi. En estas cinco décadas se han escrito artículos que muestran lo oscuro e insólito de aquel atentado, planificado y ejecutado con extraña eficacia por terroristas que se beneficiaron de la Ley de Amnistía de 1977.

Operación Ogro (se puede ver en Movistar Plus+ y en FlixOlé), con Gian Maria Volonté, José Sacristán, Angela Molina y Eusebio Poncela, narró el atentado. Su director fue Gillo Pontecorvo, la música la puso Ennio Morricone y lo más recordado fueron sus maravillosas maquetas, obra de Emilio Ruiz del Río, que también hizo maravillas en Conan el bárbaro o Acción Mutante. También en ficción destaca la miniserie El asesinato de Carrero blanco, dirigida por Miguel Bardem. Buen guión, producción y casting, en el que destacan Unax Ugalde como Argala y José Ángel Egido como el almirante Carrero Blanco (se puede ver en Prime Video, FlixOlé y RTVE Play).

Matar al presidente está dirigida por Eulogio Romero, especializado en documentales sobre la selección española de fútbol y también realizador de la serie Edelweiss, sobre sectas y abusos sexuales. Como entrevistados aparecen Paco Mármol y Carlos Estévez, autores del libro Carrero. Las razones ocultas de un asesinato, el ex ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, exespías como Jaime Rocha y hasta Mikel Lejarza, agente del CESID infiltrado en ETA y más conocido como “El Lobo”, del que se hizo una película, con Eduardo Noriega, bastante olvidable.

Una de las suposiciones de la serie es que el régimen pudo dejar que se cometiera el atentado. La muerte de Carrero suponía la desaparición del heredero oficial, un hombre fanáticamente leal a la obra del dictador.

La serie también expone grabaciones en la Casa Blanca. Por ejemplo, las palabras de H. R. Haldeman, Jefe de Gabinete de Nixon muy preocupado por los derrames cerebrales y la ancianidad del dictador, que podrían traer un rápido cambio de rumbo político y escorar España a la izquierda, algo que aterrorizaba a Nixon.

Otro de los enigmas expuestos por Matar el presidente es la nula vigilancia a un comando que estuvo todo un año por la zona, alquilando pisos, con timbas, ligues y hasta prácticas de puntería. No olvidemos que este comando estuvo picando un túnel durante días ante el mosqueo del portero de la finca (expolicía) y vecinos de la zona sin que sucediera nada. Además, la noche anterior estuvieron colocando cable en plena calle sin problema alguno. Tras el atentado, ni se cerró Madrid, ni se cortaron carreteras o fronteras. Como remate, los etarras dejaron un piso franco lleno de pruebas de la organización del atentado, además de sus huellas.

Lejarza, “El Lobo”, es contundente en su entrevista: ETA no pudo hacer aquel atentado sola. El primer gran misterio que expone la serie es ese extraño hombre que se cita con Argala en el Hotel Mindanao y en un sobre le muestra información detallada de cómo matar a Carrero. También fue tremendamente afortunado que Kissinger adelantase su vista a Madrid, con toda la CIA controlando la zona, y su servicio secreto no se enterase de lo que se estaba organizando en Claudio Coello.

La que más se moja es la periodista Pilar Urbano, que habla en la serie del explosivo C-4 usado por la CIA. Urbano habla de dos agentes de la CIA que colocaron el C-4, el único material que puede provocar tal explosión y semejante cráter. En su libro El precio del trono, sobre el rey Juan Carlos, Urbano ya contaba que ese explosivo solo lo usaban los servicios secretos norteamericanos y que en el magnicidio no se empleó Goma 2, como afirmaron los etarras. Sobre este argumento, el periodista Tim Weiner, reportero de The New York Times, Premio Pulitzer y experto en inteligencia norteamericana, es certero: “Bullshit” (basura). La CIA nunca colaboró con ETA.

Uno de los momentos más impactante de la serie es el que recuerda que tras el atentado las autoridades distribuyeron fotos del sótano desde el que se cavó la zanja del atentado. En una de esas fotos aparece una pared con una pintada de ETA con su anagrama. Pero cuando, en 1998, los investigadores Paco Mármol y Carlos Estévez accedieron al sumario del caso, descubrieron que en las fotos policiales del atentado no había pintada alguna, la pared estaba limpia. La pintada apareció 10 días después.

Pero una pregunta que no se hace la serie es si, sencillamente, todo fue una enorme chapuza que aprovechó ETA. De hecho, la primera idea de la banda era secuestrar a Carrero para pedir la excarcelación de todos los presos de ETA y cuando los etarras Wilson y Argala hicieron el seguimiento del presidente del gobierno no se podían creer que Carrero, ultracatólico que iba a rezar a una iglesia de la calle Serrano todas las mañanas, tuviese tan poca escolta y tan pésima vigilancia.

A pesar de las investigaciones, el caso quedó archivado. Fernando Herrero Tejedor, fiscal del Tribunal Supremo encargado de investigarlo, dijo 10 meses después del atentado: “La vinculación de los procesados con la banda ETA está probada sobradamente. Pero la participación a título de inducción, o colaboración, de otras organizaciones es materia que también corresponde al sumario en trámite”.

Aun siendo una serie entretenida y sustancial, lo peor de Matar al presidente (además de que muestra poca imaginación visual y recursos tan manidos como el típico corcho plagados de fotos de una investigación policial) es que todo lo que plantea son preguntas, presunciones, hipótesis. Por desgracia, hay poco firme y certero en ella y el asesinato de Carrero seguirá siendo no solo un misterio, también un secreto oficial.


Madrid –

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