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Fernando Sánchez / Europa Press

Isabel Díaz Ayuso y Walter White

¿No sería más eficaz económicamente una sociedad en la cual la gente que se tenga que morir simplemente se muera? Puede sonar como un planteamiento cruel, pero realmente solo lo parece porque es políticamente incorrecto. Porque va en contra del consenso progre


En un sistema capitalista perfecto (y ya sabes que el capitalismo es el menos malo de los sistemas), no debería haber sanidad pública, gratuita y universal. Puede sonar un poco duro, pero es así. En un sistema capitalista perfecto, cualquier tipo de atención médica que necesitase una persona tendría que pagarla de su propio bolsillo y, si no tuviese suficiente dinero, no debería recibir ninguna atención. En un sistema capitalista perfecto, si te puedes pagar la quimioterapia, muy bien. Pero, si no puedes, ya sabes lo que te toca: lo de Walter White en Breaking Bad. Sintetizar metanfetamina —o prostituirte, lo que prefieras— para reunir algunos ahorros y poder así pagarle al médico que te trata el cáncer.

Te puede parecer inhumano, pero en realidad estamos hablando de meritocracia. Para tratar el cáncer de personas que no tienen dinero, hace falta recaudar impuestos de personas que sí tienen dinero. ¿Por qué vamos a confiscar el patrimonio de los que se han esforzado más que los demás y han conseguido un mayor nivel económico únicamente debido a sus méritos? Además, ¿quiénes somos nosotros para hacerlo? No solamente estaríamos desincentivando el esfuerzo y negando el principio básico de que aquellos que son mejores deben tener más; también estaríamos yendo en contra de la libertad. Si una persona ha decidido trabajar menos o gastarse el salario en vicio, ¿por qué los más emprendedores y los más ahorradores tienen que pagarle la quimioterapia? Cada uno decide libremente el camino que toma en su vida y, obviamente, esa decisión tiene consecuencias. No puedes esperar que otros te saquen las castañas del fuego porque tú hayas decidido ser pobre.

Además, ¿no sería más eficaz económicamente una sociedad en la cual la gente que se tenga que morir simplemente se muera? Puede sonar como un planteamiento cruel, pero realmente solo lo parece porque es políticamente incorrecto. Porque va en contra del consenso progre. Nunca lo has dicho en voz alta para que no te cancelen, pero seguro que has pensado un montón de veces que no es muy inteligente para el progreso de la sociedad que estemos gastando dinero en tratar enfermedades terminales, en mantener vivos a los viejos o en pagarles sillas de ruedas a los disminuidos («personas con discapacidad» dicen que los tenemos que llamar ahora). ¿No sería muchísimo mejor para el producto interior bruto, para la productividad de las empresas y la cotización de sus acciones en bolsa que simplemente dejemos de gastar dinero en personas que no están generando la suficiente riqueza? Te dirán de todo si te atreves a hacer este planteamiento en público, pero incluso los progres más progres saben perfectamente en su fuero interno que, si España no gastase todos esos miles de millones en pensiones, en prestaciones de dependencia, en enseñar matemáticas a niños extranjeros o en intentar curar a gente que se va a morir, nuestro país se convertiría en la locomotora económica de Europa en pocos años.

¿No sería muchísimo mejor para el producto interior bruto, para la productividad de las empresas y la cotización de sus acciones en bolsa que simplemente dejemos de gastar dinero en personas que no están generando la suficiente riqueza?

Es verdad que todavía no estamos ahí en Madrid, pero nos vamos acercando a ese ideal poco a poco. El ejemplo más claro es cuando llega una pandemia con un alto índice de mortalidad. Si has trabajado duro y has hecho méritos, puedes recibir tranquilamente al virus en un piso de 200 m² con asistencia o en una clínica privada con amplias habitaciones individuales y servicio de comida de autor. O en un ático de Kike Sarasola. Es lo lógico, porque te lo has ganado. Si, en cambio, tienes una situación económica más precaria producto de una vida perezosa y sin mérito, entonces a lo mejor te toca recibir al virus en una residencia de mayores con poco personal y sin equipos de emergencia. Y agradece que todavía hay residencias, porque en realidad lo más justo sería que te ocupases tú mismo por tus propios medios. Por supuesto, si la cosa se pone seria y el nivel de contagios aumenta mucho, entonces habrá que tomar decisiones. Si tienes un seguro privado, entonces es sencillo: te ponemos inmediatamente una ambulancia en la puerta de la residencia y te llevamos a un lugar seguro. El mérito y el esfuerzo tienen su recompensa. Pero, si eres pobre y por tanto haragán, tampoco puedes pedir maravillas. A lo mejor podemos trasladar a algunos pobres a los hospitales públicos, pero tampoco hay tantas camas después de décadas de optimizar la economía. Así que habrá que elegir y habrá que hacerlo con criterios de eficiencia: los que no se puedan mover o tengan más probabilidades de morir, ¿qué sentido tiene que gastemos los pocos recursos que hay en ellos? A lo mejor tenemos alguna ambulancia para trasladar a los que parece a primera vista que pueden sobrevivir, pero no hay sitio para llevarnos también a los que están peor. Además, como dijo Ayuso ayer en la Asamblea de Madrid, «cuando una persona mayor estaba gravemente enferma, con el covid, con la carga viral que había entonces, no se salvaba en ningún sitio».

Menos mal que hay alguien que se atreve a decir estas cosas y menos mal también que los progres no se enteran de nada y se piensan que nos van a ganar reduciendo «el ruido», «bajando los decibelios», llegando a acuerdos transversales con nosotros, tendiéndonos la mano, ofreciéndonos la mitad del Poder Judicial y acabando con los únicos en la izquierda que nos hacían verdaderamente frente. Eso garantiza que sigamos mandando durante muchos años y eso también es meritocracia y es bueno para la economía.


Madrid –

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