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El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden — Samuel Corum – Pool via CNP / Zuma Press / ContactoPhoto

Biden no será imputado por retener documentos secretos después de que el fiscal cuestione su capacidad mental

El presidente Biden se ha defendido de las acusaciones del fiscal, pero en la misma intervención ha tenido un nuevo lapsus al confundir los presidentes de Egipto y México


El fiscal Robert Hur ha cerrado la investigación sobre los documentos clasificados encontrados en el domicilio y la oficina privada de Biden de los años en los que fue vicepresidente de Obama (entre 2009 y 2017). Pero la decisión de Hur no ha sido un motivo de alegría para Biden, sino un duro golpe político en plena campaña electoral, ya que ha cuestionado sus capacidades mentales.

Hur, pese a que concluye que Biden sí que ha retenido documentos clasificados, no le ha imputado porque sería “injustificado según nuestra consideración de los factores agravantes y atenuantes”.

Sin embargo, el informe del fiscal es demoledor. En él, se dibuja al presidente de los Estados Unidos como un octogenario con una “memoria significativamente limitada” durante los interrogatorios que se llevaron a cabo el pasado octubre de 2023.

El informe de Hur llega a afirmar que durante dichos interrogatorios, Biden fue “como un anciano con buenas intenciones y mala memoria”. Incluso recoge que el presidente ni siquiera se acordaba del plazo de tiempo en que ocupó la vicepresidencia o la fecha en que su hijo Beau murió debido a un cáncer cerebral.

Ante estas afirmaciones sobre la capacidad cognitiva del presidente, el fiscal añadía que “sería difícil convencer a un jurado de que debe condenar a un expresidente de más de 80 años por un delito grave que requiere de un estado mental de voluntariedad”. Una frase que muestra claramente que Hur no ve posible una futura imputación del presidente precisamente por su estado mental.

Ante estas acusaciones, Biden ha comparecido en la Casa Blanca para defenderse: “Mi memoria está bien. ¡Echen un vistazo a todo lo hice desde que asumí a presidencia!” ha dicho Biden. También se ha referido sobre la afirmación de que no recuerda la fecha muerte de su hijo “¿Cómo diablos se atreve a plantear eso? Francamente, cuando me hicieron la pregunta, pensé que no era de su maldita incumbencia. No necesito que nadie me recuerde cuándo murió”, ha sentenciado el presidente.

Sus propios abogados han asegurado que este informe es un texto “incendiario”. El fiscal especial del presidente, Richard Sauber, y su abogado personal, Bob Bauer no creen que “el tratamiento que el informe da a la memoria del presidente Biden sea preciso ni apropiado” y añaden que “el informe utiliza un lenguaje altamente perjudicial para describir un hecho común entre los testigos: la falta de memoria sobre acontecimientos de hace años”.

Pero en esta misma comparecencia, el presidente ha vuelto a tener un nuevo lapsus. Joe Biden, que había terminado su rueda de prensa, volvió para responder a una nueva pregunta sobre el genocidio en Gaza. En su contestación, ha confundido al presidente de México con el de Egipto, un fallo que justo ha ocurrido en el peor momento posible.

Su respuesta sobre los ataques de Israel ha sido más contundente que en otras ocasiones, diciendo que “la conducta de la respuesta en la Franja de Gaza ha sido desmesurada” y que “hay un montón de gente inocente en problemas y muriendo y eso tiene que parar”. Pero su nuevo tropiezo se ha llevado toda la atención. El presidente ha seguido diciendo que “el presidente de México, Al Sisi — quien es el presidente de Egipto —, no quería abrir la puerta para que entrase ayuda humanitaria” y gracias a su intervención terminó convenciéndole.

Lo que sí que ha celebrado Biden ha sido la diferencia que establecía el fiscal entre su caso y el de Trump, quien también está imputado por ocultar documentos clasificados en su residencia de Mar-a-Lago, entre otros delitos.

El fiscal recalca en su informe que Trump “no solo se negó a devolver los documentos durante muchos meses, sino que también obstruyó la justicia al reclutar a otros para destruir pruebas y luego mentir al respecto”. Por el contrario, Biden “entregó los documentos clasificados a los Archivos Nacionales y al Departamento de Justicia, consintió el registro de múltiples lugares, incluidos sus domicilios, se sometió a una entrevista voluntaria y cooperó de otras formas con la investigación”.

Aunque finalmente Biden no tendrá ningún problema legal, crece el cuestionamiento y la presión mediática sobre sus capacidades para ser reelegido presidente de los Estados Unidos, ante un Donald Trump que cada vez crece más en las encuestas.


Madrid –

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