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Canal Red en Palestina: «El genocidio debe continuar»

En el día 29 del conflicto israelí-palestino son más de 9,000 las victimas, de las cuales 3.826 niños y niñas, y más de 32.000 las personas heridas, a los que se añaden los cientos de asesinados en Cisjordania


Sábado 4 de noviembre – El Cairo

Los datos de la masacre en Gaza no dejan margen al hipérbole. Más de 9,000 victimas, de las cuales 3.826 niños y niñas, 32.000 personas heridas, a los que se añaden los cientos de asesinados en Cisjordania.

Casi un mes después del principio del conflicto, la magnitud de la tragedia es tal que los padres y las madres están escribiendo los nombres de sus hijos en las sabanas para su identificación posterior en caso de fallecimiento.

“Hay muertos en la casa de a lado y nadie puede recuperar los cadáveres, el olor es tremendo. Mis hijos están aterrorizados” nos relata Raseel, madre de una familia de cinco, bloqueados en el norte de la Franja.

Mientras las bombas continúan cayendo sobre los barrios y campos de refugiados, cientos de familias se ven obligadas a establecer hogares temporales en áreas comunes de las escuelas y los hospitales.  Como Humas y su familia que denuncian las condiciones extremas a los que están sometidos de falta de agua, de comida y de higiene “estamos sufriendo mucho, necesitamos protección internacional”.

Y aunque sean lugares de refugio, ayer viernes, una vez más, se produjeron ataques a varios hospitales por parte de las fuerzas israelíes. Al Complejo Médico Al Shifa, el hospital Indonesio de Bait Lahia en el norte y el hospital infantil Al Nasr, lo que resultó en la trágica pérdida de más de 50 vidas, de las cuales más del 40% eran niños. Los maltrechos reporteros palestinos han difundido imágenes impactantes de lo ocurrido, mostrando cuerpos desmembrados recogidos en bolsas.

A estas atrocidades diarias se suma la carencia total de recursos. En el caso del Hospital Al Shifa, el más grande de la región, han transcurrido más de 48 horas sin suministro eléctrico debido a la escasez de gasolina para alimentar los generadores. Los médicos se ven obligados a llevar a cabo procedimientos quirúrgicos sin anestesia y a utilizar vinagre como única opción para la desinfección de las heridas. Según nos informan fuentes gazatíes, se estima que más de quince hospitales están fuera de servicio.

Por otro lado, en Cisjordania, la situación se torna cada vez más alarmante a medida que aumenta el número de víctimas a manos del ejército israelí y de los colonos. La cifra de fallecidos supera ya los cientos. Además del aumento de la violencia, la preocupación se agrava debido a la difícil situación de algunos de los 4,000 trabajadores palestinos que fueron retenidos en Cisjordania. De los dos mil que han sido devueltos a Gaza ayer mismo, y que han denunciado maltratos en las cárceles, muchos otros todavía están desaparecido.

Evidentemente en este contexto las palabras pronunciadas en una conferencia por Gideon Levy, periodista judío, cogen cierto sabor profético: “en la sociedad israelí hay una sistemática deshumanización de los palestinos, piensan que no son seres humanos y que no es un problema de derechos humanos”.

Las declaraciones de ayer del Secretario de Estado estadounidense Blinken parece redundar en esa profecía: “hemos brindado a Israel consejos que sólo los mejores amigos pueden ofrecer sobre cómo minimizar las muertes de civiles y al mismo tiempo lograr sus objetivos de encontrar y acabar con los terroristas de Hamás y su infraestructura de violencia”. Ha terminado su intervención con una frase de reciente reminiscencia “nos concentramos en establecer las condiciones para una paz y seguridad duraderas y sostenibles”.

Y por lo tanto, los 74 ancianos palestinos que habían sobrevivido a la Nakba de 1948 y que han perdido la vida en el conflicto en curso o las cientos de familias aniquiladas, las generaciones de jóvenes destrozados física y mentalmente, los miles de niño asesinados no merecen mayor consideración, no merecen la aplicación del derecho internacional, el genocidio debe continuar.

Desde la sociedad civil árabe, desde aquellos que denuncian el odio y el apatía de quienes no sienten ni consideran igual el sufrimiento del pueblo palestino, nos llegan una y otra vez avisos premonitorios. El escritor egipcio Mohamed Seif El Nasr, en un artículo de opinión publicado en la web Mondoweiss, comenta asolado: “estoy abriendo los ojos a la hipocresía, el racismo y la fea confirmación de que nuestras vidas y muertes todavía no se valoran ni se consideran iguales. Como la mayoría de las personas en el Sur Global, estoy indignado por la narrativa de condenar a Hamás únicamente por el ataque del 7 de octubre, la insolencia de actuar como si no hubiera sido provocado y el fracaso moral de verlo en el contexto de 75 años de deshumanización, colonialismo, limpieza étnica, robo de tierras, violencia, tortura y violaciones a manos de Israel”.  La humillación permanente no deja margen para la concordia.


El Cairo –

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