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El “paquete de medidas de seguridad” del gobierno Meloni

Lo «social» es reconfigurado como lo «punible», privando a lo «político» del espacio de intervención transformadora que sin embargo le corresponde


Una de las transformaciones más importantes de la Italia del siglo XXI ha pasado desapercibida para la mayoría de la gente. Tiene que ver con un canal de televisión: Rete 4.

El canal berlusconiano ha sido y es protagonista de la configuración del sentido común de la población como han podido serlo pocos «medios de comunicación». De hecho, en los últimos años la cadena de televisión, antes dedicada a las telenovelas, la teletienda, los concursos y los juegos televisivos (la «Rueda de la Fortuna» y «El precio justo»), así como al informativo más berlusconiano de toda la televisión nacional, el dirigido por Emilio Fede, ha experimentado una profunda transformación. En el centro de la programación están las tertulias, que ocupan todas las tardes de todos los días de la semana salvo los sábados. Temas, reportajes, palabras de moda conforman el sentido común sobre el que interviene el mundo de la política.

El nuevo «paquete de medidas de seguridad» del gobierno Meloni, aprobado el jueves 16 de noviembre en Consejo de Ministros, parece salido directamente de Rete 4: 31 artículos que establecen nuevos delitos y endurecen las penas para algunos de los ya incluidos en el código penal.

Una medida que habría que rebautizar como “Paquete Rete 4”, puesto que parece una derivada de lo que se dice en sus tertulias.

La “legítima defensa”

Desde hace años, en las pantallas del Rete 4 se reproduce la «emergencia» de los ciudadanos indefensos ante la extensión de robos, atracos y de la pequeña delincuencia. Y a este respecto el «Paquete Rete 4» responde autorizando a los cerca de 300.000 agentes de seguridad pública a poseer un arma privada sin licencia. Como denuncia Giorgio Beretta, del OPAL (Observatorio Permanente de Armas Ligeras), «el decreto no prevé ningún control médico para poder adquirir un arma. Es decir, no hay obligación alguna de presentar un certificado de aptitud psicofísica (que siempre se exige para todas las licencias de armas) ni de realizar controles toxicológicos psicológicos y clínicos«. Controles que, paradójicamente, se exigen siempre para ser conductor de transportes públicos o incluso de carretillas elevadoras.

Una liberalización que supondrá un espaldarazo a la circulación de armas, para regocijo de las empresas armamentísticas y en perjuicio potencial de toda nuestra comunidad. En un país donde en 1992 se registraron 1.476 homicidios voluntarios y en 2022, treinta años después, 314.

La emergencia de los “carteristas gitanos”

A lo largo de 2023, un tema fijo de todas las tertulias de Rete 4 fueron los “carteristas gitanos” en los metros de Milán y Roma. La campaña de Mediaset erigió en salvadores de la patria a «ciudadanos» que empezaron a tomarse la justicia por su mano. Qué más da que luego resultara que no se trataba de ciudadanos de a pie, sino de personas vinculadas al gobierno de ultraderecha. Es el caso de Monica Poli, concejala del ayuntamiento de Milán por la Lega de Salvini, cuyo mensaje «Cuidado con el carterista» también se ha convertido en un eslogan musicalizado en la red. A quienes le preguntaban si no temía equivocarse al denunciar como carterista a alguien que podría no serlo, Poli respondió: «Cuando los veo, sé que son carteristas. No sé cómo decirlo […] Algo en mi interior me lo indica y los reconozco inmediatamente”. Quizás su «sexto sentido» sea simplemente racismo antigitano, pero esto es algo que el poder mediático de la ultraderecha nunca se ha atrevido ni siquiera a insinuarlo…

El «Paquete Rete 4» también responde a la «emergencia de las carteristas gitanas”: el jefe de la policía podrá prohibir el acceso a metros, estaciones de tren y puertos a quienes hayan sido denunciados o condenados por hurtos, robos u otros delitos cometidos en esos lugares. La normativa no menciona explícitamente a los «gitanos», pero está claro que es una medida dirigida contra esta comunidad. ¿Racismo? Para la ultraderecha se llama seguridad.

La emergencia del “ecovandalismo”

Desde que los activistas de Última Generación vertieron pintura «lavable» en las paredes del Senado de la República el pasado 2 de enero de 2023, Rete 4 también ha descubierto esta «emergencia»: no la del cambio climático, sino la de quienes protestan contra él, los “ecovándalos”.

Desde hace meses, la red de la familia Berlusconi promueve en sus emisiones la criminalización de todas las formas posibles de protesta, desde las acciones en los museos para denunciar la financiación pública de las energías fósiles hasta los cortes de carreteras.

En consecuencia,  el “paquete Rete 4” no pasa por alto esta “emergencia”: el corte de carreteras, que ya había pasado de infracción administrativa a delito penal en 2018 (con los “decretos de seguridad” del gobierno Conte-Salvini), a partir de ahora también lo será para quienes impidan el tráfico de vehículos no solo con objetos —como se tipificaba hasta ahora—, sino también con el propio cuerpo.

La “emergencia de las viviendas”

Desde hace años, en la misma Rete 4 se pone en escena la «emergencia de las viviendas»: pero no se trata de la crisis que afecta a millones de personas sin hogar, en situación de desahucio, que se esfuerzan para poder pagar un alquiler y que tienen que resignarse a soñar con tener una vivienda propia; sino la de la anciana que sale de su casa para ir al hospital a hacer una visita y, cuando regresa, la encuentra ocupada por desconocidos. Se trata de un fenómeno odioso, que afortunadamente solo se da en casos muy contados y que, sobre todo, no puede calificarse de «ocupación», sino de «robo». Esta es la madre de todas las batallas para Mario Giordano, ex director de Il Giornale de la familia Berlusconi y ahora columnista de La Verità, otro periódico de la ultraderecha italiana, así como presentador televisivo de Fuori dal coro —nombre que dice mucho sobre cómo se representa a sí misma la ultraderecha— los miércoles por la noche, por supuesto en Rete 4. El «paquete Rete 4» introduce un nuevo delito, castigando a los ocupantes con penas de prisión de 2 a 7 años.

La primera característica común a todos los artículos del “paquete de medidas de seguridad” del gobierno Meloni es que son una respuesta al sentido común construido por la televisión de Berlusconi, por los medios de comunicación de ultraderecha

La primera característica común a todos los artículos del “paquete de medidas de seguridad” del gobierno Meloni es que son una respuesta al sentido común construido por la televisión de Berlusconi, por los medios de comunicación de ultraderecha. Donde el centro izquierda, político y mediático, no deja de ir a remolque.

Durante los años en que estuvo en el gobierno, el Partido Democrático (PD) intentó hacer de la «seguridad» una bandera propia, con la vana esperanza de arrebatársela a la derecha (siempre se prefiere el original a la copia). En este sentido, se ha caracterizado por políticas emprendida en nombre del «civismo»: primero la criminalización, luego las multas y las expulsión de los «marginales» del centro de las ciudades; la invención de nuevas formas de castigo como las llamadas “DASPO [Divieto di accesso alle manifestazioni sportive] urbanas”. Creado para reprimir a las peñas ultras del fútbol, este instrumento administrativo contempla la expulsión de determinados lugares: primero los estadios y luego los barrios y/o las ciudades.

Sin embargo, hoy no tenemos más que ver las reacciones a la medida por parte del Movimiento 5 Estrellas: el partido del ex primer ministro Conte reprocha al Gobierno no haber destinado fondos suficientes para la contratación extraordinaria de policías. “Ante la creciente inseguridad, hacen falta más agentes», declararon los representantes del M5E en las comisiones de Asuntos Constitucionales de la Cámara y el Senado. Se secunda a la ultraderecha en su propio terreno.

El segundo rasgo común a todos los artículos del «Paquete de seguridad», el que lo define en su esencia, es justamente el siguiente: considerar cuestiones con marcadas características sociales, políticas y económicas como asuntos de orden público a los que hay que hacer frente con más jueces, más policías y más cárceles.

Lo «social» es reconfigurado como lo «punible», privando a lo «político» del espacio de intervención transformadora que sin embargo le corresponde.

Al mismo tiempo se construye el enemigo interno, la figura contra la que descargar el descontento que atenaza a amplios sectores de la sociedad: no contra las instituciones que no garantizan el derecho a la vivienda, al medio ambiente, a unas condiciones de vida dignas, sino contra los inmigrantes, los gitanos, los ocupantes de viviendas, los «ecovándalos», los presos, los sin techo.

P.D.: El «Paquete Red 4» no tiene en cuenta —mira tú qué casualidad— los feminicidios y los homicidios en el lugar de trabajo. No hay nuevos delitos ni endurecimiento de penas, a pesar de que sólo en 2023 los primeros ya suman 106 personas y los segundos 1.400 (incluyendo a los trabajadores muertos “in itinere”.

Y en efecto, en las tertulias de Rete 4 no se habla nunca de ninguno de estos dos fenómenos….


Madrid –

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