Diario Red
Menu
Menu
Diario Red

Manifestantes, en Nueva York, acusan a Biden y a Netanyahu de tener las manos manchadas con sangre — Derek French / Zuma Press / ContactoPhoto

Estados Unidos exige a Netanyahu modificaciones en su Gobierno pero Israel lee de derecha a izquierda

Joe Biden se juega su reelección, en un momento en el que las últimas encuestas apuntan que buena parte de su base social no está de acuerdo con el genocidio israelí en Gaza y el apoyo del gobierno Biden a Netanyahu


“Netanyahu debería renovar su gabinete para encontrar una solución al conflicto a largo plazo”. Esto ha dicho el presidente de Estados Unidos, Joe Biden sobre el gobierno de Netanyahu, al que ha definido como el “más conservador de la historia de Israel”. La presencia de la ultraderecha en el gobierno israelí, hace muy complicada, según el presidente Biden, que se alcance una salida política al conflicto debido a su oposición frontal a la “solución de los dos Estados” y a reconocer al Estado palestino. Además, Biden ha advertido que Israel está empezando a perder apoyos internacionales por sus “bombardeos indiscriminados”: «La seguridad de Israel no puede depender de Estados Unidos. Pero ahora mismo tiene más que Estados Unidos. Tiene a la Unión Europea, Europa, la mayoría del mundo… Pero está empezando a perder ese apoyo por el bombardeo indiscriminado que tiene lugar», dijo.

Esto que dice Biden no procede de una conversación privada a puerta cerrada ni de una filtración, sino que lo ha dicho públicamente, en un acto de recaudación de fondos en Washington este martes. Sus posición contrasta además enormemente con la mantenida por la administración estadounidense hasta ahora, que siempre ha defendido el derecho de Israel a defenderse. Si el martes Biden advertía que “la seguridad de Israel no puede depender de Estados Unidos”, hace sólo unos meses, su Secretario de Estado, Antony Blinken, aseguraba a Netanyahu lo siguiente: «Puede que seas lo suficientemente fuerte por tu cuenta para defenderte, pero mientras Estados Unidos exista, nunca tendrás que hacerlo. Siempre estaremos a tu lado». Las palabras de Biden son sin duda las más duras que han salido de la administración estadounidense sobre la ofensiva israelí en Gaza hasta el momento.

Pero, ¿cómo se explica este cambio de posición de Estados Unidos? Basta recordar una fecha: el 5 de noviembre de 2024. Momento en el que se celebrarán las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Para entender estas declaraciones de Biden, que recordemos se produjeron en el marco de un acto de recaudación de fondos entre simpatizantes del Partido Demócrata, hay que recordar que la maquinaria electoral ya está en marcha en Estados Unidos. Joe Biden se juega su reelección, en un momento en el que las últimas encuestas apuntan que buena parte de su base social no está de acuerdo con el genocidio israelí en Gaza y el apoyo del gobierno Biden a Netanyahu.

Según un estudio de opinión realizado por Data for Progress, el 66% de los encuestados estaría de acuerdo con la siguiente afirmación: “Estados Unidos debería trabajar para alcanzar un alto al fuego en Gaza sirviéndose de sus buenas relaciones diplomáticas con Israel para evitar la violencia y la muerte de más civiles.” Ese 60% incluye a un 56% de votantes republicanos y, lo que es más importante, a un 80% de votantes demócratas. Es decir, que Biden se enfrenta a una campaña electoral marcada por su apoyo militar y diplomático a Israel en un momento en el que el 80% de su base electoral le está pidiendo que trabaje en una dirección completamente opuesta: el alto al fuego. Algún gesto tenía que hacer…

Esta presión social también se está notando en las calles. Desde que comenzara la ofensiva israelí a Gaza, cientos de miles de personas se han manifestado en las principales ciudades de Estados Unidos para pedir el alto al fuego y el fin de la ayuda militar a Israel. En Washington, las protestas se dirigieron a la Casa Blanca con un mensaje muy claro para Joe Biden: “si no hay alto el fuego, no tendrás nuestros votos”. De hecho, la aprobación del presidente por parte de los votantes demócratas ha pasado del 86% al 75%, un retroceso récord que sólo se explica por el papel que está jugando Estados Unidos en Palestina.

Biden, se enfrenta también a la oposición del ala más progresista de su partido. Poco después de comenzar la invasión israelí de Gaza, 55 congresistas demócratas enviaron una carta a Joe Biden y a Antony Blinken, en la que manifestaban su preocupación por la situación humanitaria en Gaza, reclamaban restaurar los suministros de comida, agua y energía que Israel había cortado y pedían respeto a la legislación internacional por parte de Israel. Apenas un par de días después, otra decena de congresistas demócratas, presentaba una resolución con un “llamamiento a una desescalada y un alto el fuego inmediato en Israel y la Palestina ocupada”.

En este punto, cabe recordar una conversación entre el que fuera secretario de Estado durante la administración Nixon y la “dama de hierro” israelí, la ex primera ministra Golda Meir. «Me siento primero americano, luego secretario de Estado y tercero judío», dijo Kissinger. A lo que la ex primera ministra de Israel, respondía: «No se preocupe, señor secretario. En Israel, leemos de derecha a izquierda». Ahora pasa algo similar. Con las elecciones presidenciales a las puertas, Biden es antes candidato presidencial que amigo de Israel. Al menos discursivamente. Las palabras de Biden parecen más un gesto hacia adentro, hacia los votantes del partido demócrata, en el marco de la precampaña electoral, que el anuncio de un cambio de posiciones en las relaciones de la administración estadounidense con Israel.

De hecho, Estados Unidos fue el único miembro del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que votaba la semana pasada en contra de una resolución de alto al fuego en Gaza. La votación se produjo después de que el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, invocara el artículo 99 de la Carta Fundacional para pedir un alto al fuego en Gaza y evitar una catástrofe humanitaria aún mayor. Además del cese de los bombardeos de Israel sobre la Franja, se exigía el cumplimiento del derecho internacional y la protección de la población civil, la liberación de todos los rehenes y el acceso ayuda humanitaria. La resolución fue rechazada con el veto de Estados Unidos, la abstención de Reino Unido y el voto a favor de 13 países miembros.

Además, Estados Unidos no tiene previsto cancelar ni sus relaciones diplomáticas ni su ayuda militar a Israel. Recordemos que Israel es el principal receptor de ayuda exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial. La cantidad de dinero destinado a esta ayuda asciende ya a los 160.000 millones de dólares, el 80% del cuál corresponde a ayuda militar. En las últimas décadas, la partida presupuestaria dedicada a Israel ha aumentado de forma pregresiva, y actualmente, Washington tiene comprometida una ayuda de 3.800 millones de dólares entre 2019-2028. Sin embargo, la administración Biden ha considerado que esta suma de dinero no es suficiente, y solicitó al Congreso, que es el órgano encargado de aprobar estas dotaciones presupuestarias, la aprobación de un paquete adicional para “salvaguardar las necesidades de la seguridad nacional”. Los dos principales países destinatarios de estos fondos urgentes eran Ucrania, con 61.400 millones en asistencia militar, e Israel, con 14.300 millones.

Poco antes de que hablase Biden, Netanyahu ya había hecho público un comunicado en el que señalaba las diferencias con Estados Unidos respecto a la hoja de ruta a seguir el día después de que finalice la ofensiva sobre Gaza. Es decir, sobre cómo se resolvería el vació de poder tras un hipotético derrocamiento de Hamás. Netanyahu ha advertido que “no repetirá los errores de Oslo”, que posibilitaron la creación de la Autoridad Nacional Palestina, y que «Gaza no será ni Hamastán ni Fatahstán». Además, ni la votación de la ONU ni las palabras de Biden han cambiado la postura del gobierno de Netanyahu: «Israel continuará la guerra contra Hamás con o sin apoyo internacional», dijo este miércoles el ministro de Exteriores Eli Cohen.

Tanto los mensajes de Netanyahu como los de Biden se entienden en clave interna y buscan la cohesión de sus bases sociales y nos dicen poco o muy poco sobre las posiciones de ambos países en su política exterior. El consejero de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan viajará a Israel en las próximas horas para reunirse con Netanyahu y ahí podremos ver en qué se concretan estas “peleas dialécticas” y si la sangre llega finalmente al río.


Puedes ver el episodio completo de La Base por Canal Red aquí:

Madrid –

Nada de esto sería posible sin tu ayuda

Y únete a nuestros canales de Telegram y Whatsapp para recibir las últimas noticias

Compartir

Editorial

  • Ana Pastor y sus satélites señalan al «putinismo»

    Los que están acusando de «putinistas» a sus adversarios políticos, simplemente porque éstos están en contra de la escalada bélica y a favor de la solución diplomática, están desviando la atención de los verdaderos aliados de Putin en España: la ultraderecha de VOX