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Israel y la bomba atómica

Según documentos difundidos por el Centro Woodrow Wilson de Washington, Israel planificó el uso de la bomba atómica contra la República Árabe Unida en el contexto de la Guerra de los Seis Días


El ministro israelí de Patrimonio, del partido ultraderechista Poder Judío, Amichai Eliyahu, aseguró en una entrevista de radio que el lanzamiento de una bomba atómica contra la Franja de Gaza era “una posibilidad”. Ante estas declaraciones, la oficina del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, no tardó en reaccionar: sancionó a su ministro, suspendiendo su participación en reuniones gubernamentales “hasta nuevo aviso”, y denunció en un comunicado que las declaraciones de Eliyahu están “alejadas de la realidad” y que el ejército israelí está actuando de acuerdo a los más “altos estándares internacionales” para evitar bajas entre la población civil. “Continuaremos haciéndolo así hasta la victoria final”, aseguraron.

Bombardear hospitales, escuelas de la ONU, viviendas, suministros de agua, campos de refugiados, asesinar periodistas y cerrar corredores humanitarios… no parece la mejor forma de ajustarse a “los más altos estándares internacionales”. Sin ir más lejos, hace un par de días el ejército israelí bombardeó un convoy de ambulancias de la Media Luna Roja Palestina que volvía después de haber transportado a personas gravemente heridas al paso fronterizo de Rafah. Corredor humanitario, que por cierto, ha vuelto a cerrarse a pesar de la emergencia humanitaria.

Dice el comunicado oficial de la oficina del Primer Ministro que las declaraciones de Eliyahu están “alejadas de la realidad”, pero lo cierto es que no es la primera vez que Israel considera la utilización de armamento nuclear… Según documentos difundidos por el Centro Woodrow Wilson de Washington, Israel planificó el uso de la bomba atómica contra la República Árabe Unida en el contexto de la Guerra de los Seis Días. Se conoció como “Operación Sansón”, en honor al personaje bíblico de fuerza sobrenatural, y su objetivo era detonar una bomba nuclear en el desierto del Sinaí, en Egipto.

El general Itzhak Yaakov, que había estudiado ingeniería en Estados Unidos, fue el encargado de diseñar la operación. La idea era que Israel estuviera preparado para lanzar la bomba atómica en el caso de que los ejércitos de Siria, Jordania y Egipto avanzaran posiciones. Un enorme hongo en el desierto del Sinaí, visible desde la ciudad del Cario, actuaría como elemento de disuasión para que los ejércitos árabes frenasen su avance. El propio Yaakov llegó a sobrevolar la península del Sinaí en helicóptero para definir el lugar idóneo en el que lanzar la bomba. Eligió una zona deshabitada del este de la península con una base militar egipcia en lo alto de una montaña.

Estos datos, provienen de una serie de entrevistas concedidas por el propio Yaakov al historiador Avner Cohen entre 1999 y el año 2000 y publicadas por el New York Times en el año 2017. En ellas Yaakov defendió el uso de armamento nuclear: “Todo era muy natural. Tienes un enemigo que dice que te va a arrojar al mar y tú te lo crees. ¿Cómo lo paras? Lo asustas; si tienes alguna manera de asustarlo, lo asustas”. “El objetivo era crear una situación que forzara a las grandes potencias a intervenir, o una situación que llevara a los egipcios a parar y decirse: ‘Un momento, no estábamos preparados para esto’. El objetivo era cambiar completamente el panorama”, aseguró Yaakov.

Finalmente no fue necesario “cambiar completamente el panorama”. A pesar de que el lanzamiento de la bomba atómica estaba rigurosamente programado, Israel ganó la guerra en sólo seis días, cuadriplicó su territorio original, y se convirtió en la principal potencia militar de la región sin necesidad de recurrir a armamento nuclear. Sin embargo, las revelaciones de Yaakov, que fue condenado a 2 años de prisión por desvelar secretos militares, hablando abiertamente del programa atómico de Israel, rompen la ambigüedad que ha mantenido históricamente el país respecto a la posesión de armamento nuclear.

La política de “ambigüedad nuclear” de Israel la estableció en una reunión con el presidente John Kennedy en 1963 el entonces Ministro de Defensa Shimon Peres. En ella, el jefe del ejército israelí, le aseguró que Israel no sería el primer país en “introducir” la bomba atómica en Oriente Próximo. Desde entonces, Israel ha mantenido su ambigüedad, nunca ha firmado el Tratado de No Proliferación y sigue sin confirmar o desmentir la posesión de las hasta 300 ojivas nucleares que se le atribuyen. Altos funcionarios estadounidenses, entre ellos el ex presidente Jimmy Carter, han asegurado la existencia de este programa nuclear israelí.

Además de las entre 100 y 300 ojivas nucleares, desplegables por tierra, mar o aire que se le atribuyen, Israel cuenta con los misiles de largo alcance Jericó I, II y III que tienen capacidad nuclear y un alcance de hasta 7.800 km. Y ya hay voces dentro del Knéset que han pedido utilizarlos. La diputada y miembro del Likud Tally Gotliv, solicitó el pasado 9 de octubre que el ejército israelí utilizase “el arma del fin del mundo” contra Gaza: “¡Misil Jericó! ¡Misil Jericó! Alerta estratégica. Antes de considerar la introducción de fuerzas. ¡Arma del fin del mundo! Esta es mi opinión. Que Dios conserve todas nuestras fuerzas”, publicó a través de twitter. “¡Sólo una explosión que sacuda Oriente Medio restaurará la dignidad, la fuerza y la seguridad de este país! Es hora de abrazar el fin del mundo. Aplastemos Gaza. ¡Sin piedad, sin piedad!”, publicó apenas unas horas después.

Más allá del armamento nuclear, Israel es una de las mayores potencias militares del mundo y Gaza, con sus armas “probadas en combate” se ha convertido en su principal laboratorio. A pesar de no ser un país demasiado grande, Israel se encuentra entre los 15 países con mayor gasto militar del mundo y duplica el objetivo de gasto del 2% del PIB marcado por la OTAN. El Ejército israelí cuenta con casi 500.000 reservistas y 170.000 militares en activo. Además, Israel es uno de los principales exportadores de material militar y diversas empresas israelíes (como Elbit o Israel Aerospace Industries) aparecen entre los 100 mayores fabricantes de armas.

La enorme militarización de Israel no sería posible sin la inestimable ayuda internacional con la que cuenta Israel. Estados Unidos, con un 80% de sus compras, es el principal suministrador de armamento de Israel, seguido de Alemania, con un 20%.

En el caso de Estados Unidos, la ayuda militar no es jurídicamente vinculante y no requiere la ratificación del Senado. Además, el Congreso puede aprobar partidas suplementarias. En total, desde 1951, Israel ha recibido más de 225.000 millones de dólares de Estados Unidos en ayudas militares. Tal y como señalan desde el Congressional Research Service, la ayuda militar estadounidense a Israel ha sido diseñada con un objetivo: mantener la “ventaja militar cualitativa” de Israel sobre los ejércitos de los países de la región. Esta estrategia se reforzó con leyes como la aprobada en 2008 que prohíbe la venta de armamento a países de Oriente Medio que perjudiquen la ventaja militar de Israel en la región.

La Unión Europea, por su parte, ha impulsado la cooperación militar con Israel a través de los conocidos como “Programas Marco” de investigación, que en última instancia sirven para dar subvenciones a empresas israelíes de armamento y seguridad.

En el caso español, las exportaciones a Israel en el periodo 2001-2021 ascendieron a los 103,8 millones de euros. Algunas de ellas vulneran la legislación española y europea que impide enviar armamento a países con conflictos abiertos. Además, España importa una gran cantidad de material militar israelí: el mes de septiembre, el Consejo de Ministros aprobó la compra de misiles anticarro valorados en 285 millones de euros y de lanzacohetes por valor de 714,5 millones de euros.

A pesar de que Estados Unidos y la UE siguen proporcionando ayuda económica y militar a Israel, está empezando a haber acciones de boicot. Un ejemplo es el de los trabajadores del aeropuerto belga de Lieja, uno de los principales lugares de tránsito de armamento con destino a Israel en Europa, que han bloqueado el envío de armas. Esto es lo que dicen en el comunicado emitido por los sindicatos que se han sumado al paro: “Mientras un genocidio está en curso en Palestina, los trabajadores de los diferentes aeropuertos de Bélgica ven armas partir hacia zonas de guerra. La carga y descarga de esas armas contribuye a armar a organizaciones para matar a inocentes. Nosotros, los diferentes sindicatos activos en el sector del aprovisionamiento en pista, pedimos a nuestros afiliados que no asuman vuelos que lleven material militar hacia Palestina o Israel”. Todos nuestros respetos a los trabajadores que se niegan a ser cómplices de este genocidio.


Pueden ver el episodio completo de La Base aquí:

Madrid –

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