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La división de Die Linke se formaliza tras la salida de Sahra Wagenknecht, que monta su propio partido

La división del partido Die Linke se formaliza en el parlamento tras la salida de su política más carismática, Sahra Wagenknecht, que monta proyecto propio, mientras cientos de activistas de base se unen a Die Linke


El partido Die Linke y su hasta hace muy poco cara más conocida, la política Sahra Wagenknecht, pidieron la semana pasada tener cada uno un grupo parlamentario diferente, tras disolver la fracción que tenían en el Bundestag, que les ha llevado a perder buena parte de la financiación y de los trabajadores que tenían. Wagenknecht se divorcia y se lleva a políticos críticos con la actuación de la OTAN en el este de Europa, como Amira Mohamed Ali, que Wagenknecht quiere convertir en la jefa de su partido, o la diputada Sevim Dagdelen. En Die Linke se queda gente muy buena también, figuras íntegras e históricas como la diputada Gesine Lötzsch, una de las pocas elecciones directas, o la antifascista Martina Renner, si bien otras personalidades no menos comprometidas y sin lugar a dudas de izquierdas, como el ex-diputado Andrej Konstantin Hunko o la ex-diputada Heike Hänsel se han pasado a la asociación que ha creado Sahra Wagenknecht para formar un nuevo partido. La cuestión de la guerra de Ucrania parece haber sido el detonante de la división, esa es la impresión que produce la ruptura si se siguen los debates parlamentarios, las reacciones, los comentarios en la prensa.

La salida de Wagenknecht, considerada por muchos activistas de izquierda como demasiado conservadora y por sus posturas en temas de género e inmigración, ha llevado a que, tras su partida, cientos de activistas de base de movimientos sociales y organizaciones ecologistas descontentos con la dirección de Die Grünen se hayan unido ahora a Die Linke. Solo en Berlín, fueron alrededor de 470 nuevos miembros, según el propio partido. Las incorporaciones estuvieron acompañadas de un manifiesto con el título «Nosotros/Ahora/Aquí», que se difundió a través de Telegram y fue firmado por 500 personas dispuestas a formar parte de Die Linke con el objetivo, según expresaron, de frenar el avance de la extrema derecha de la AfD. Este partido se posiciona como el tercer partido más votado a nivel nacional en las encuestas y como el primero en los Länder que tendrán elecciones el próximo año.

«Estamos al borde de una catástrofe ecológica y política: El AfD avanza vertiginosamente en las elecciones estatales, los líderes de Die Grüne y del SPD quieren «deportar a gran escala», la CDU construye autopistas y Die Linke amenaza con fracasar en la barrera del cinco por ciento en las próximas elecciones federales“, escriben en su llamado y advierten de que «el único partido anticapitalista quedaría excluido del parlamento y la Fundación Rosa Luxemburg también perdería una gran parte de su financiación para la promoción de la educación y la cultura política». Los activistas aseguran que la estrategia de la izquierda ha fracasado y llaman a reorganizarla. Segßun el Frankfurter Allegemeine Zeitung serían unos 2.100 nuevos miembros hasta ahora.

El nuevo logo de Die Linke es una muestra gráfica de los nuevos tiempos en que entra el partido

Die Linke se encuentra inmersa en un proceso de reestructuración que puede llevarla a reflotar o a sumirse en la insignificancia, advertía el mítico periodista Victor Grossman en su blog, en el que menciona buena parte de los momentos clave que llevaron a la división del partido. Estos activistas que vienen a cambiar el partido y revolucionarlo, tendrán que lidiar con una serie de políticos del ala derecha, como el Ministro-Presidente de Turingia Bodo Ramelow o el político berlinés Klaus Lederer.

De quien se imponga o consiga seducir o convencer al resto dependerá el futuro de Die Linke, que ha decidido darse un logo nuevo para los nuevos tiempos. La candidata del partido a las elecciones europeas, Carola Rackete, es una conocida activista climática y por los rescates en el Mediterráneo y dejó muy claro en una entrevista con el semanario Die Zeit que, para ella, el término «izquierda» no es relevante y que el partido debería limpiar su pasado postcomunista. Esa izquierda anticomunista cada vez más numerosa en Die Linke coincide amenudo en la opinión de que hay que apoyar a Ucrania aunque nos encontremos al borde de un conflicto nuclear.

El partido que Sahra Wagenknecht planea fundar tiene como objetivo atraer a la izquierda más conservadora, en parte postsoviética, así como a parte del electorado de socialdemócratas y verdes.

Ni de izquierdas ni de derechas

Sahra Wagenknecht, que figura como una de las políticas favoritas en las listas de pronósticos electorales y a cuyo partido se le pronostica un porcentaje mayor del alcanzado por Die Linke en toda su historia, apuesta por posicionarse como una política de centro. Quiere ocupar el espacio que ha dejado libre la socialdemocracia alemana, que decepciona a sus votantes enredada en un discurso beligerante y en sanciones que perjudican a la propia locomotora europea, ahora tambaleante. La política, quien en varias ocasiones se planteó abandonar la función pública por motivos de salud, repite en entrevistas y discursos públicos que ha decidido dar el paso adelante porque cree que su país está en peligro de involucrarse en una gran guerra con Rusia. La salud de la industria alemana es otro de los temas que preocupan a Wagenknecht, quien estudió filosofía y obtuvo un doctorado en economía. Advierte que el país se encuentra en una encrucijada, atrapado entre las reformas necesarias para llevar a cabo la transición energética hacia las renovables y el corte del suministro ruso de gas, que ha encarecido la producción y está obligando a las empresas a trasladarse a otras regiones, mientras el país compra gas licuado varias veces más caro a los Estados Unidos.

La primera intervención de Wagenknecht en el Bundestag el pasado jueves tras abandonar el partido

La ruptura entre Wagenknecht y Die Linke era algo que venía de largo y que la política dejó de manifiesto en su libro «Los moralmente superiores», publicado en 2021, en el cual criticaba al ala más liberal de su propio partido. Especialmente, las cuestiones de género son asuntos que, para Wagenknecht, con una concepción decimonónica de la clase trabajadora, no serían prioritarias para la izquierda. Wagenknecht, que no tiene descendencia propia, sostiene que los activistas de izquierdas, urbanos, modernos, queer, veganos, etc., se han desconectado de la clase trabajadora clásica, y por eso en las últimas elecciones menos del 5% votó a Die Linke. Además, no está de acuerdo con la política de fronteras abiertas y quiere reducir la inmigración en el país porque cree que el mismo se encuentra al límite de su capacidad de acogida. Estas son las principales cuestiones en las que, desde hace varios lustros, su partido y ella han tenido disputas.

Una de las primeras acciones que ha llevado a cabo Wagenknecht tras salir de su partido es votar a favor en el Bundestag para reconocer a Moldavia y a Georgia como países seguros, facilitando así las deportaciones. El delegado para derechos humanos de las personas romaníes se mostró indignado por la votación, ya que esta minoría aparentemente sufre mucha discriminación en Moldavia. Alemania, recordemos, tiene una deuda histórica con el pueblo romaní, que no ha saldado hasta el momento de ninguna manera. Durante la dictadura nazi, que no ocurrió ni siquiera hace cien años, se asesinó a medio millón de personas de dicha etnia, según un estudio del Bundestag. Sin embargo, la discriminación continúa hasta hoy.

Acusaciones sin fundamento de financiación ilegal

El partido que Sahra Wagenknecht planea fundar tiene como objetivo atraer a la izquierda más conservadora, en parte postsoviética, así como a parte del electorado de socialdemócratas y verdes. A diferencia de Die Linke, este nuevo partido destaca por tener posturas más definidas en temas como la guerra en Ucrania y el conflicto entre Israel y Gaza. Desde el principio, Wagenknecht ha abogado por detener los envíos de armas y enfocarse en la diplomacia con Rusia. También ha criticado a Israel, adoptando un tono moderado en el contexto alemán, lo cual es valiente considerando la unilateralidad de la información en el país.

En relación con las donaciones al nuevo partido, algunos medios, incluido el sensacionalista Bild, han titulado que la formación «recibió numerosas donaciones del extranjero». Sin embargo, hasta el momento, no hay fundamento para esta afirmación, que está permitida hasta una suma de mil euros. La asociación creada por Wagenknecht para recaudar fondos para su futuro partido, con la intención de presentarse a las elecciones europeas y a dos estados federados en 2024, ha recaudado alrededor de 1,1 millones de euros en siete semanas, según la propia organización.

El diario Tagesspiegel se escandalizó al señalar que la asociación tiene su cuenta bancaria en Pirna, una localidad de Sajonia con alrededor de 30,000 habitantes. Se destacó que el director de la filial se opuso públicamente a las sanciones contra Rusia, y se mencionó que la agencia de noticias rusa Ruptly y el partido comunista MLPD también tienen cuentas en la misma entidad bancaria. Wagenknecht ha explicado que eligieron ese banco porque les ofrecieron condiciones más favorables, y no mencionan que los bancos en Alemania no siempre son apolíticos, ya que en ocasiones han cerrado cuentas a activistas comunistas, por ejemplo. Aunque no hay pruebas, el diario sugiere en tono conspirativo que Wagenknecht podría estar financiada por el Kremlin, lo cual no se respalda con evidencia alguna y podría causar daño a su imagen electoral.


Berlín –

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