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Zelenski en su visita a Argentina con motivo de la investidura de Milei como presidente — Ukraine / Zuma Press / ContactoPhoto

Un ex-soldado y concejal ucraniano fallece al detonar unas granadas durante un pleno municipal en el oeste del país

El atacante, diputado local del partido gubernamental, había denunciado problemas de salud mental in-atendidos a su regreso del frente 


Un nuevo episodio ahonda en la crisis política interna que atraviesa Ucrania. Las redes han difundido este viernes un vídeo en el que puede verse cómo un hombre detona unas granadas en el interior de un edificio público en un municipio al oeste del país. El hombre ha sido identificado como Serhii Batryn, miembro del partido de Zelensky, Servidor del Pueblo, y el escenario ha sido el pueblo de Keretsk en la región de Transcarpatia, al suroeste de Ucrania. Como consecuencia del ataque, 26 personas han resultado heridas y 6 de ellas podrían estarlo de gravedad.

Según las informaciones de varios medios locales, Batryn, que ha muerto como consecuencia de las detonaciones, tenía 55 años y ejercía como diputado local. Uno de los primeros en comentar la noticia ha sido Oleksii Arestovich, controvertido político de extrema derecha y exasesor de Zelenski, con quien trabajó de 2020 a 2022, quien es hoy una de las voces críticas más conocidas contra el mandatario ucraniano. Ha sido él quien ha denunciado que la situación vivida en Keretsk es fruto de la política de reclutamiento y abandono de los hombres movilizados al frente en su cuenta de Twitter. Ahí apuntaba a que Batryn “de acuerdo con informaciones que requieren confirmación” sirvió en la Brigada 128 hasta que cesó por una discapacidad. Entonces, de regreso a su tierra al oeste del país, buscó asistencia social “y no fue escuchado, encontrando un modo de llamar la atención”. Arestovich, que ya advirtió en una entrevista pública sobre las deserciones masivas en las fuerzas armadas ucranianas, advertía en Twitter de que “al final de la guerra, miles de ellos retornarán exhaustos” y de que este es “el precio por la pérdida de sentido y dignidad”, recordando asimismo la necesidad de atención a la rehabilitación psicológica de los soldados.

La situación de inestabilidad interna en Ucrania se recrudece para Zelenski, cuya imagen se resiente tras nueve años de guerra en el este del país y a apenas 3 meses de cumplirse dos años de la invasión rusa. La corrupción a todos los niveles administrativos, un mal endémico del país desde su independencia, se ha visto agudizada en el “estado de guerra”, aunque el presidente es reticente a convocar elecciones y cada vez son más las voces que retiran o critican el apoyo, antes férreo, al mandatario. 

Zelenski, mientras, continúa su gira por internacional en busca de apoyos. Tras su sonado abrazo con Milei y un encuentro en Washington más tibio de lo esperado, la Unión Europea daba luz verde ayer a la apertura de negociaciones para adhesión del país al proyecto comunitario, adhesión que, como advertía el propio Charles Michel, podría alargarse todavía muchos años. Entre los conocidos como “Criterios de Copenhague” que rigen el acceso a la Unión, existen condiciones relativas al nivel de corrupción, democratización de instituciones, respeto a los derechos humanos o asunción del acervo comunitario que Ucrania está lejos de cumplir, y episodios como este vivido en Transcarpatia planean sobre la posible gestión de un proceso de desarme y desmilitarización del país. Las negociaciones, que también se inician con Moldavia, país vecino, se han interpretado como un respaldo diplomático desde Bruselas para suavizar el revés para Ucrania que supone el retardo en la aprobación de lo verdaderamente importante en la actual cruzada de Zelenski: un nuevo paquete de ayuda económica y militar para la guerra, que podría no llegar hasta enero o febrero de 2024. 


Madrid –

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