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El recorte de las pensiones y los medios de comunicación

Finalmente no se negoció nada con Podemos y en su lugar llamaron al PP para pedirle su apoyo. Cuando el PP dijo que no, entonces pasaron a la estrategia de la presión mediática


«Calviño cuela un recorte a la cotización del subsidio para mayores de 52 años para desincentivar las prejubilaciones. El Ministerio de Economía logró introducir esta medida en el decreto de Yolanda Díaz para contener el incremento del gasto en pensiones». Este fue un titular de El Mundo ya el 20 de diciembre, hace casi un mes. Calviño te mete un recorte en un decreto en uno de sus últimos servicios a la clase trabajadora e incluso envía un documento a Europa especificando cuánto se ahorrará como resultado de ese recorte (93,6 millones de euros el primer año).

A partir de ahí, el ala minoritaria del Gobierno podría haber salido y haber dicho «esto no nos gusta pero hemos tenido que ceder en ese punto porque esto es una coalición y estamos en minoría, pero pensamos que aún así hay que apoyar el decreto porque a cambio hemos conseguido esto, esto y esto». Ese habría sido un planteamiento honesto, y la discusión habría sido otra; ahí podría haber habido quien dijera: «bueno, si te han podido meter ese recorte, cosa que antes no pasaba (Escrivá intentó recortar las pensiones varias veces a lo largo de la legislatura anterior y no se le permitió) es porque tú mismo has demonizado durante dos años tus propios mecanismos de presión tachándolos de «ruido» y ahora, claro, el PSOE va a hacer contigo lo que quiera». Pero esa, insisto, habría sido otra discusión sobre la base de un planteamiento más honesto: pedagogía sobre la correlación de fuerzas y los límites que supone estar en minoría en una coalición. Pero no. El ala minoritaria del Gobierno eligió otro camino: primero, negar que hubiera un recorte, decir que era mentira; y después, salir a defender el recorte impuesto por Calviño diciendo que había una situación de «sobre-cotización» y que el recorte tiene sentido porque se compensa con la subida acumulada del Salario Mínimo.

Esta ha sido más o menos la evolución de la comunicación gubernamental de este decreto que ha decaído por incluir un recorte entre otra serie de cosas. Y los periodistas y medios de comunicación alineados con el Gobierno y con Sumar salieron a intentar defender el argumentario. Entre todos ellos, quizá el que más lejos ha ido ha sido el camarada Antonio Maestre. Tras defender durante días, y seguir haciéndolo todavía, que el recorte era «mentira» (incluso cuando ya los propios portavoces de Sumar no lo negaban sino que lo defendían con eso de la «sobrecotización»), Maestre fue este miércoles a la tertulia de Ferreras a ejercer presión mediática: «Hay 730.000 parados que, si se aprueba el Real Decreto, pasarán de cobrar 480 euros a 570 euros, mañana, si esto se aprueba». Bueno, esto es sencillamente falso. Y las mentiras son al menos tres. Primera: «Si se aprueba, mañana cobran 90 euros más»; mentira, porque el decreto entraba en vigor el 1 de junio. Segunda: «Hay 730.000 parados que pasarían a cobrar 90 euros más al mes»; mentira, porque ese aumento solo era para los nuevos perceptores, no para quienes ya lo cobran, que seguirían cobrando lo mismo. Y tercera: «Pasarían de cobrar 480 euros a 570 euros»; verdad a medias: cobrarían esos 570 euros durante 6 meses, después cobrarían 540 los siguientes 6 meses, y después volverían a cobrar los mismos 480 del principio. A cambio: un recorte en las pensiones futuras, al recortar progresivamente la base de cotización. Tres en una. Maestre añadía que Podemos votaría en contra de ese recorte que él negaba porque Ione Belarra cobra mucho dinero y le dan igual los parados. Habría que preguntarle a Antonio Maestre cuánto cobra él por defender un recorte social y por mentir a los parados mayores de 52 años desde la cloaca de Ferreras.

Este mismo argumentario ha sido defendido por muchas otras figuras políticas y mediáticas alineadas en estos momentos con el PSOE y Sumar. Pero en las últimas horas han comenzado a publicarse contenidos en los medios que reconocen que, efectivamente, aquí había un recorte. EL País: «ANÁLISIS | El decreto de conciliación sí supone un perjuicio para las pensiones de los parados mayores de 52 años, tal y como sostiene Podemos. ¿Por qué rechaza Podemos el decreto que eleva las cuantías del subsidio de desempleo y aumenta las de los colectivos que lo cobran? El motivo es una modificación incluida a última hora en el conocido como decreto de conciliación y que sí supone un perjuicio solo para un grupo de perceptores de esta ayuda: los parados mayores de 52 años. Hasta ahora, el Estado cotiza por estos trabajadores por una cuantía equivalente al 125% de la base mínima de cotización fijada legalmente cada año. Esta cotización es la que sirve a los beneficiarios de este subsidio para generar la parte de su pensión de jubilación correspondiente a los años en los que cobran esta ayuda. Pero el Ministerio de Economía introdujo una modificación en la reforma de este subsidio para que esa sobrecotización que efectúa el Estado se redujera progresivamente del citado 125% al 120% en 2024; al 115% en 2025; al 110% en 2026 y al 105% a partir de 2027. La consecuencia de este recorte es que el beneficiario de este subsidio cotizará por una base menor y, por tanto, generará una pensión algo más baja que la que habría obtenido con la actual cuantía equivalente al 125% de la base mínima».

El País también se refería en esta pieza al argumento esgrimido por el Ejecutivo para, tras negarlo en primera instancia, defender ese recorte. Dice: «El argumento del Gobierno para efectuar este recorte es que la actual base de cotización del 125% puede suponer un desincentivo para que estos trabajadores acepten un empleo pagado con el salario mínimo o a tiempo parcial». El mismo argumento de siempre de la derecha: que las ayudas sociales desincentivan el empleo porque la gente prefiere sobrevivir con 500 euros al mes (si es que tal cosa es posible) en lugar de tener un trabajo. ¡Vagos!

Por último, El País se refiere en concreto a la negación-defensa del recorte por parte de Sumar: «Desde el Ministerio de Trabajo, sin embargo, defienden que no existe recorte porque los supuestos incrementos futuros del SMI —en un entorno del 4,5% anual según sus cálculos— harían que, aunque se redujera el porcentaje a aplicar sobre la base al 100%, dicha base mínima se mantendría en el entorno de los 1.575 millones actuales». Pero dice El País que «Incluso si el salario mínimo subiera por encima de la inflación, dicha base mínima por la que cotizarían estos beneficiarios del subsidio sería mayor en términos reales, pero matemáticamente la pensión que se generaría en este caso nunca sería mayor que la que se conseguiría si se aplicara el 125%. Además, la ley no garantiza a futuro que las subidas del salario mínimo experimenten los incrementos que baraja Trabajo».

Fernando Garea en Twitter: «Podemos tumba el decreto de Yolanda Díaz sobre subsidio de paro que recortaba algunos supuestos». Y escuchen a Berna González Harbour este miércoles en El Abierto de la Cadena SER con Àngels Barceló (minuto 39): «Podemos tiene razón en lo del recorte, todavía hay margen para negociar». La tertuliana de la SER decía esto antes de la votación en la que decayó el decreto. Finalmente no se negoció nada con Podemos y en su lugar llamaron al PP para pedirle su apoyo. Cuando el PP dijo que no, entonces pasaron a la estrategia de la presión mediática (como hicieron en su momento con la reforma laboral, que no fue apoyada por Bildu ni ERC ni BNG y que salió gracias a un voto de un diputado del PP).

Sobre esto último, la técnica legislativa y la estrategia de negociación que ha aplicado el Gobierno, también hay cosas en las últimas horas en los medios que merece la pena escuchar. Primer elemento de esa estrategia sobre el que se está hablando: la técnica ómnibus. Esto es: mezclo en un mismo decreto avances y recortes, y si te opones al recorte, te digo que te opones también a todo lo demás. Meto en el mismo decreto salvar a las ballenas y bajar las pensiones y si votas en contra de bajar las pensiones te digo que por tu culpa ya no se podrá salvar a las ballenas. De nuevo Berna González Harbour en la Cadena SER (alrededor del min 37): «El gobierno va a tener que sacar lecciones y cambiar de estrategia radicalmente. Se ha equivocado al plantear este formato de decretos ómnibus, al juntar tantas cosas. Ese es el problema». Y escuchen también a Enric Juliana en Hora 25: «El Gobierno se ha equivocado, mezcla muchas cosas en un decreto omnibus y dice a los grupos: ‘¿a que no te atreves a votar en contra?’»

Lo que definen ahí tanto esa colaboradora de la SER como el director adjunto de La Vanguardia es una estrategia de «trágala», la misma que ya hizo que casi decayera la reforma laboral. No parece, a la vista de los hechos, que la arrogancia sea la estrategia más adecuada por parte de un Gobierno que no tiene a priori la mayoría en el parlamento y que por lo tanto necesita negociar con los grupos.

Siguiente elemento de la estrategia de presión mediática: si no votas el recorte, vendrán los fachas. Un ejemplo: Ana Pardo de Vera en Twitter: «Igual soy uno de los de más de 52 años sin trabajo ni perspectivas de tenerlo, y no quiero que reduzcan mi cotización. Agradezco que haya un partido que me defienda, no sé cuántos somos, pero sí que no queremos perder derechos. Es un recorte», escribió un usuario. «Cuando gobiernen PP y VOX, me cuentas qué tal», le responió Pardo de Vera. Se podrían decir muchas cosas sobre esto pero basta con las palabras de Raúl Sánchez Cedillo: «No hay recortes. Decir lo contrario es favorecer la vuelta del fascismo por mezquinos intereses de partido. Así está el nivel de chantaje del centro izquierda en el régimen de guerra «progresista»”.

Siguiente elemento de la estrategia de presión mediática: votar en contra de este recorte es aliarse con la derecha, que también votó en contra de los decretos, porque vota en contra de todo lo que traiga el gobierno, básicamente. La historia no se repite pero rima: vuelve la famosa «pinza» con la derecha que el PSOE siempre acusaba de practicar a Anguita. Lo cierto es que este es un «argumento» que no tiene mucho recorrido. En la votación de la reforma laboral, por ejemplo, Bildu y ERC votaron que NO al igual que el PP o VOX, pero por motivos diametralmente opuestos, evidentemente. Y lo mismo pasa en muchas otras ocasiones. Pero en fin, si alguien pretende convencer a la gente de que hay una coincidencia entre los planteamientos de Podemos y de las derechas, pues «suerte en la vida», como diría aquella.

El planteamiento también ha causado extrañeza en algunas voces en los medios, porque el hecho es que fue el Gobierno el que llamó al PP para intentar sacar con ellos el decreto. La propia Yolanda Díaz telefoneó a Borja Sémper del PP para pedirle sus votos. De nuevo, se podrían decir muchas cosas sobre esto, pero basta con las palabras del periodista de esta casa Javier Lezaola: ¿Lo de telefonear al PP para que vote contigo y cuando te dice que no, acusar a otros de «votar con el PP» cómo lo calificais vosotros? Porque a mí se me acaban ya los calificativos.

Último elemento de la estrategia del gobierno sobre el que hay reflexiones interesantes en los medios: negociar con Junts, sí; llamar al PP, sí; negociar con Podemos, no. Sobre ello argumentaron largamente Cristina de la Hoz y Javier Aroca este jueves, también en la SER.

Ojalá en el PSOE y en Sumar recapaciten, demuestren al menos la misma disposición para negociar con la izquierda parlamentaria que la que tienen para negociar con Junts o con el PP, y vuelvan a presentar el decreto eliminando ese recorte.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí:

Madrid –

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