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Mediaset, la FOX, Milei y el Gobierno de La Nación+… ¿Qué nos depara 2024 en el terreno mediático?

El otro elemento al que habrá que prestar atención tiene que ver precisamente con esto último: la crisis total de audiencias de la televisión tradicional


Una de las incógnitas mediáticas de este año 2024 para España es cómo se va a resolver —porque en algún momento se tendrá que resolver— la situación de superpoblación insostenible de diarios fachas en este país, que ya adquiere unas dimensiones de verdadera plaga bíblica. Esto es algo sobre lo que escribió Pere Rusiñol este 31 de diciembre en El País, en un artículo titulado «Burbuja mediática y liberales con truco», en el que este editor describía ese paisaje hiper saturado que hay en la prensa de derechas en España. «En Madrid, el supuesto paraíso de la libertad, los medios de comunicación florecen: nacen, crecen y se reproducen a una velocidad sin parangón. No es fácil encontrar en Madrid un gran medio tradicional que no haya sufrido en este período una escisión a su derecha, con la participación al máximo nivel incluso de exdirectores, ante sus supuestas traiciones y contemporización excesiva con la izquierda, a pesar de que las posiciones de estos medios tradicionales siguen siendo, en líneas generales, las mismas de toda la vida. Abrió el fuego Federico Jiménez Losantos, que a finales de la década de 2000 rompió con la cadena Cope y construyó un universo de trinchera alrededor de Libertad Digital, EsDiario y EsRadio. Pero lo mismo ha sucedido en casi todas las casas: el grueso del consejo editorial de EL PAÍS con Antonio Caño se revuelve ahora desde The Objective contra “el golpe de Estado” y el penúltimo director de Abc, Bieito Rubido, comanda ahora El Debate, propulsado por la Asociación Católica de Propagandistas. El caso más impresionante de multiplicación es El Mundo, que fue durante años el mayor azote mediático de los gobiernos progresistas. Hoy, el periódico mantiene su misma beligerancia de siempre, pero tiene que competir nada menos que con cinco proyectos lanzados por sus exdirectivos que amplifican su tradición conservadora en todas sus tonalidades: la de diario de referencia promovida por su combo directivo histórico ahora en competencia ―El Español, de Pedro J. Ramírez, y El Independiente, de Casimiro García Abadillo―; la de vehículo amplificador de operaciones parapoliciales subterráneas —Okdiario, de Eduardo Inda o Periodista Digital, de Alfonso Rojo― y la de agitación como el universo alrededor de Eda, de Javier Negre».

Efectivamente, parece que ya no caben más diarios de derechas en el panorama mediático español, lo cual revela con claridad una de las claves políticas de esta época, que es toda la energía y los recursos que las derechas, no solo en España, han dedicado a construir poder mediático.

Sin embargo, hay señales para pensar que ahora podamos ver una dinámica contraria a la dispersión en la derecha mediática. Por un lado, por una razón, digamos, mercantil, de competencia: que no hay espacio para todos, sencillamente, y por lo tanto algunos deberían desaparecer. Ya está ahí, como muestra que apuntaría en esta dirección, la quiebra de 7NN, el canal de televisión que antes estaba en la frecuencia que ahora tiene Canal Red en la TDT madrileña. ¡Es el mercado, amigos!

La otra razón es política: a partir de 2016, vimos en España una dinámica de fragmentación de la derecha partidaria (de estar agrupada en un solo partido a dividirse en tres) que también tuvo un correlato en el campo mediático —se podría ver así— con toda esa dispersión y proliferación de medios de derechas que describía ese texto de El País. Ahora, la dinámica en el campo político, al menos en su ala derecha, parece que es la contraria: el reagrupamiento de fuerzas en torno al PP, tras la desaparición de Ciudadanos y el declive de VOX. Por lo tanto, sería lógico pensar que pudiera haber de nuevo un correlato de esta dinámica política de reagrupamiento de la derecha también en el campo mediático. Aunque, por mencionar un elemento contrafáctico, todos estos medios fachas madrileños, como explica también ese artículo de Pere Rusiñol, dependen de la publicidad institucional que les reparte Ayuso desde la Comunidad de Madrid. Así que, mientras Ayuso esté ahí y siga repartiendo pasta a todos ellos, igual los mantiene a flote, aunque sea artificialmente. Veremos lo que sucede.

¿Y qué podemos esperar de este año en lo que respecta a la televisión? Se podrían comentar muchas cosas sobre eso, claro, pero veamos un par. Por un lado, habrá que estar pendientes de lo que pasa con Mediaset tras la salida de Borja Prado. Desde el día 1 de enero de 2024, el ex presidente de Endesa es también oficialmente ex presidente de Mediaset España. Recordemos que Borja Prado se puso al frente de la compañía por deseo del finado Silvio Berlusconi con dos objetivos más o menos declarados: mejorar la audiencia del grupo y contribuir a que la derecha ganara las elecciones en España. No logró ninguno de los dos objetivos: la derecha perdió las elecciones y Telecinco cerró 2023 con los peores datos de toda su historia, arrasado por Antena 3. Así que chau Borja Prado y ahora habrá que ver qué rumbo sigue Mediaset en España.

El otro elemento al que habrá que prestar atención tiene que ver precisamente con esto último: la crisis total de audiencias de la televisión tradicional. Según datos de Kantar Media, 2023 ha sido el año con menor consumo de televisión tradicional desde que comenzaron a medirse las audiencias en 1992. El consumo de televisión durante el último año fue de 181 minutos por persona y día, lo que supone una media de nueve minutos diario menos que en 2022. Además, la edad promedio de los espectadores de televisión fue de 57 años, la más alta de toda la secuencia histórica.

¿Y el panorama a nivel internacional? Habrá que estar muy pendientes, lógicamente, de cómo siguen las cosas en Palestina también en lo que respecta a los medios de comunicación (105 periodistas asesinados ya por Israel desde el 7 de octubre). Habrá que ver también cómo se comporta la FOX News, ya sin Rupert Murdoch a la cabeza, de cara a las elecciones presidenciales de este año en Estados Unidos (recordemos que, tras las anteriores elecciones, la FOX tuvo que pagar 700 millones de dólares de multa por mentir para reforzar el relato de Trump poniendo en duda la fiabilidad del sistema de conteo de votos, así que veremos si esta vez les siguen quedando ganas o qué hacen). Y habrá que tener un ojo puesto permanentemente en el país que se ha convertido en el gran laboratorio político mundial del neoliberalismo autoritario: la Argentina de Milei. Y aquí ya hay algunos elementos que se pueden anticipar en lo que respecta al poder mediático. Por un lado, tal y como se ha anunciado repetidamente, la más que probable privatización de los medios de comunicación públicos en Argentina: Agencia Télam, Radio Nacional y la TV Pública. Que habrá quien diga: “por un lado esto es coherente en general con la ideología y el proyecto ultraliberal de Milei: privatizar todo lo privatizable. Pero por otro lado, ¿Qué gobierno no quiere tener una televisión pública bien alineada con su relato y sus objetivos?”. Y es verdad. Lo que pasa es que, en el caso de Milei, hay un pequeño detalle: no necesita para eso a ningún medio público, porque ―además de los apoyos recibidos durante su ascenso como figura políticas― su gobierno ya tiene detrás a un gran medio de comunicación privado. O bueno, más que detrás, podríamos decir que lo tiene adentro. Se trata de La Nación+, una de las principales televisiones de la derecha mediática argentina. Es literal. Si en España se decía que Podemos pescó muchos cuadros de los movimientos sociales, ahora habría que decir que Milei pesca sus cuadros de los poderes mediáticos, y en particular de La Nación+. El nuevo flamante secretario de Medios del Gobierno Milei es Eduardo Serenellini, presentador de La Nación+. Para quien no lo ubique, es el mismo que hace unos días defendió en ese canal de televisión que había que normalizar comer una sola vez al día en Argentina. Bueno, pues ya hay premio para este gran profesional por su obscena colaboración con la propaganda de Milei: nuevo Secretario de Medios del Gobierno argentino. Y seguro que el sueldo no le llega más que para comer una vez al día, claro…

Pero Eduardo Serenellini no es el único premiado: el portavoz del Gobierno es Manuel Adorni y el nuevo subsecretario de Prensa de Milei es Javier Lanari, ambos también provenientes de La Nación+.

Pues, ya puestos, que se cambien el nombre: en lugar de La Nación+, se podrían llamar directamente Gobierno de La Nación+. Se decía que Milei no tenía partido, pero no es del todo cierto: sí que tiene un partido político, pero con la forma que tienen los principales actores políticos de esta época: con forma de medio de comunicación.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí:

Madrid –

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