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Estatua «El Estibador», en Ámsterdam — Eduardo Poch

83 años de la huelga de Ámsterdam contra el terror nazi

Este 25 de febrero (a las 16:45, hora local) se recordará, como cada año, en la estatua del estibador a los huelguistas que se enfrentaron a Hitler. Que no se pierda la memoria


Cuando se piensa en Ámsterdam y la Segunda Guerra Mundial es inevitable que nos venga a la mente Ana Frank. Sus padres, siguiendo el ejemplo de otras familias judías, dejó Alemania y se instaló en la capital de los Países Bajos para huir de la persecución nazi. La ciudad, sin embargo, se convirtió en una trampa cuando las tropas de Hitler la ocuparon en mayo de 1940. Unos meses más tarde Ana, su familia y otras cuatro personas se trasladaron a una parte de la casa que habían acondicionado como escondite y donde la adolescente escribió su diario que ha adquirido fama mundial. En agosto de 1944 fueron finalmente descubiertos y arrestados. Ana falleció al año siguiente en el campo de concentración de Bergen-Belsen con tan solo 15 años. Su casa es hoy un museo que en el año 2023 visitaron más de 1.2 millones de personas.

En Amsterdam existe, no obstante, otro lugar dedicado a la memoria de aquellos años que muchos turistas pasan por alto. En el centro del barrio judío, junto a la Sinagoga Portuguesa de Ámsterdam, se encuentra la estatua De Dokwerker (El Estibador). Fue inaugurada en 1952 y en la placa puede leerse “25 de febrero de 1941. Huelga de Febrero. Acción de resistencia de los ciudadanos contra la persecución de los judíos por los ocupantes alemanes”.

Los nazis, desde el momento de la ocupación de los Países Bajos, fueron imponiendo restricciones a la población judía y dieron carta blanca a los miembros del Movimiento Nacionalsocialista en los Países Bajos (creado en 1931 y único partido legal tras la invasión) para que cometiesen todo tipo de tropelías que, en ocasiones, dieron lugar a enfrentamientos con grupos de autodefensa formados por militantes de izquierdas y jóvenes judíos. La situación se fue degradando paulatinamente hasta que, durante el fin de semana del 22 y 23 de febrero, los alemanes arrestaron a 425 ciudadanos judíos de entre 20 y 35 años que terminarían por ser enviados a los campos de concentración de Buchenwald and Mauthausen y de los que solamente dos sobrevivirían a la guerra.

En una asamblea popular celebrada el día 24 se decidió llevar a cabo una huelga general en rechazo a la persecución que sufría la población judía, contra el trabajo forzado en Alemania y a favor de la soberanía de los Países Bajos. La gente se puso en marcha y, con un papel destacado de los comunistas, se distribuyó durante la noche un manifiesto llamando al paro. Los primeros en sumarse masivamente a la huelga el día 25 fueron los trabajadores de los tranvías, lo que sin duda ayudó a difundir la iniciativa y paralizar la ciudad. Los trabajadores portuarios constituyeron otro importante frente del paro, al que se sumaron funcionarios, metalúrgicos, comerciantes y todo tipo de trabajadores. El movimiento se extendió a otra poblaciones como Zaanstad, Kennemerland, Bussum, Hilversum y Utrecht mientras los ocupantes, pillados por sorpresa, no sabían cómo reaccionar.

El día 26 la huelga siguió adelante, pero la maquinaria nazi se puso en marcha declarando un toque de queda y movilizando a dos regimientos de las SS y un batallón de la policía alemana. Las protestas fueron reprimidas sin miramientos, en ocasiones con disparos. Cuatro huelguistas serían fusilados y 22 condenados a penas de cárcel como venganza por la huelga, mientras que la ciudad fue obligada a pagar una “compensación” a los alemanes. El día 27 la ciudad de Ámsterdam regresó al trabajo, pero ni los ciudadanos, orgullosos de haber plantado cara al nazismo, ni los propios nazis olvidaron la fuerza colectiva de un pueblo solidario que movilizó a cientos de miles de personas.

La historia que nos ha vendido Hollywood en la que una Europa más bien pasiva se deja rescatar por Roosevelt y Churchill no solo olvida la huelga de Ámsterdam sino también las de Grecia (1942), Luxemburgo (1942), Bélgica (1941) o Noruega (1941) al tiempo que pasa de puntillas por la resistencia armada en Italia, Francia (con amplia presencia de anarquistas y comunistas españoles exiliados) o en los propios Países Bajos.

Este 25 de febrero (a las 16:45, hora local) se recordará, como cada año, en la estatua del estibador a los huelguistas que se enfrentaron a Hitler. Que no se pierda la memoria.


Madrid –

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