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Cartel de La Unión de Hermanos Proletarios

El aprendizaje de la Revolución de 1934

La Revolución de 1934 no es el inicio de la Guerra de España, es parte de la crisis de la II República como lo sería la Sanjurjada o Casa Viejas. De una etapa convulsa en una época de auge del fascismo y donde la Revolución era una alternativa real para las organizaciones de izquierdas


Desde la Revolución Francesa entendemos el término Revolución como “el cambio radical en las instituciones políticas de una sociedad”. En 1934 en España, con su epicentro en Asturias, tuvo lugar la última Revolución en Europa occidental. Después habría guerras, revueltas, revoluciones de nombre, como el mayo francés. Pero la última vez que en Europa los trabajadores tomaron los medios de producción y disolvieron el estado existente para formar una sociedad nueva fue en Asturias durante aquellos días de la Revolución de Ochobre. Breve pero al mismo nivel de objetivo que la Revolución Rusa o la Comuna de París. El dinero, las instituciones burguesas, el ejército, … una nueva realidad revolucionaria bajo la dirección de comités revolucionarios. 

Desde la derecha política y mediática, el Octubre del 34 es el recurso fácil para atacar al PSOE como partido golpista y a Largo Caballero como su máximo dirigente. Cuando realmente el “generalísimo de la Revolución” fue Ramón González Peña, dirigente socialista enfrentado con Largo Caballero y Prieto. Quizás quien más habla de aquella Revolución para tergiversarla es Jiménez Losantos, desde su púlpito radiofónico diario, su mención es habitual. Incluso Vox organizó el año pasado unas jornadas sobre el tema. No les interesa realmente la Revolución de 1934 en Asturias, como un acontecimiento histórico a analizar, se trata de usarla como justificación del golpe que dio lugar a la Dictadura Franquista. Es un uso simple e interesado de su argumento, de que los mismos socialistas, anarquistas y comunistas, que hicieron la revolución contra la II República, son los que después ganan las elecciones como Frente Popular en 1936. Se olvidan de que, en el 34, las organizaciones de izquierdas se unieron en una Alianza Obrera, sin la participación de los republicanos moderados o los nacionalistas vascos y catalanes. Cataluña tuvo su propio octubre pero no revolucionario.

Pero de igual forma que las izquierdas aprenderán de la derrota, la confrontación militar de aquellos días será fundamental en el aprendizaje de los golpistas de 1936

La Revolución de 1934 no es el inicio de la Guerra de España, es parte de la crisis de la II República como lo sería la Sanjurjada o Casas Viejas. De una etapa convulsa en una época de auge del fascismo y donde la Revolución era una alternativa real para las organizaciones de izquierdas. Tras la derrota revolucionaria de 1934, llenas las cárceles y la represión, se genera un movimiento, ya no de carácter revolucionario si no vuelta a las instituciones republicanas. En una idea de frente unitario, incluido los republicanos progresistas y que tendrá como bandera la amnistía de los presos, incluidos los catalanistas y parar el riesgo de una involución fascista en España. Ni el PSOE ni el PCE, volverá a plantear una alternativa revolucionaria en España y la CNT aceptará participar en las elecciones y las instituciones. No es el inicio de la Guerra Civil, es parte de aquella República en crisis.

Pero de igual forma que las izquierdas aprenderán de la derrota, la confrontación militar de aquellos días será fundamental en el aprendizaje de los golpistas de 1936. Por primera vez en la España peninsular, se bombardeó a población, se realizó fotografía aérea de las grandes ciudades e infraestructuras. La implicación de militares que después serían golpistas nos hace olvidar que otros muchos, militares leales a la República en 1934 que también siguieron siéndolo en 1936 y fueron asesinados por sus compañeros.  Por poner dos ejemplos, el abuelo de Zapatero, Rodríguez Lozano o el comandante Alfonso Ros, persona de derechas pero leal a su juramento de fidelidad.Cuestión que también rompe el argumento sobre el 34, de izquierda y derecha, ya que oficiales republicanos lucharon contra la revolución en 1934 y contra el golpe militar en 1936. Porque eso es otra cuestión, el poner al mismo nivel una revolución y un golpe de estado, la Historia de España en rica en ejemplos de alzamientos militares, asonadas y golpes de estado por el poder, para que en la actualidad todo sea considerado golpe de estado y se simplifique hasta tal punto. Nuevamente la Historia es usada para justificar el presente desde un interés partidista o ideológico y no para conocer el origen de nuestro presente.

sería pues el principal analista militar, no por dirigir las tropas sobre el terreno si no como asesor en Madrid del ministro de la Guerra, al que incluso acompañaría en su viaje a Asturias tras el fracaso revolucionario. Franco conocía bien Asturias por razones personales y ya había participado en la represión a la huelga general de 1917 en Asturias. Del 34 pudo analizar los errores de la fuerza pública y ejército , errores  que no cometería en el 36. Así como la importancia de la represión, como parte de la acción militar. El entonces teniente coronel Juan Yagüe, presumía que ninguno de sus soldados había actuado en Oviedo sin su conocimiento, lo que incluía asumir ejecuciones y mutilaciones.

La Revolución de 1934 sería la primera gran experiencia unitaria de socialistas, anarquistas y comunistas, tras décadas de enfrentamientos y desconfianzas. Un fracaso pero un acontecimiento histórico de primer nivel que sigue siendo objeto de estudio e interés. Por poner un ejemplo en la Noche Blanca de Oviedo, aún con gobierno el PP, se organiza cada año la Ruta de la Revolución de 1934 en Oviedo como una actividad cultural y pedagógica, necesaria e interesante para vecinos y visitantes, que se mantiene desde hace casi una década, gobierne quien gobierne.


Madrid –

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