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Congreso de Suresnes 1973

Arde Suresnes

Habría que volver a Suresnes, con una nota en el abrigo: “estos días azules, este sol de la  infancia”


Felipe González fumándose un puro carísimo en Suresnes en octubre de 1974 ante la atenta mirada de los enviados del SPD.

Sería un regalo de un Fidel despistado a Billy Brandt o vete a saber. El puro no cabía en el  teatro Jean Vilar. Nuestras ilusiones tampoco.

Ese Felipe al que nunca torturaron en la DGS pero tenía que ir a hacer el paripé para que sus camaradas (a los que sí torturaban) no sospecharan que era un elemento más del régimen.

A las 5 de la tarde venía Carmen Romero y le recogía para ir a Manila a tomarse una tostada, de las gordas, como el puro.

Rodolfo Llopis no se fumó el congreso de Suresnes pero mejor hubiera sido. Nos lo deberíamos haber fumado todas.

Estaba hasta François (joder qué dificil es encontrar la ç en el teclado) Mitterrand. Otro que tal bailaba. Ya apuntaba maneras.

Isidoro y sus secuaces cruzaron la frontera como Pedro por nuestra casa.

Dejaron el marxismo-leninismo en los baños de Suresnes. Tire de la cadena por favor. S´il vous plait.

Trajeron el Seat 124 Sport cargado de ilusiones made in Franco, Francisco. Les retuvieron en Sevilla unas horas, para hacer (una vez más) el paripé.

OTAN de entrada sí, Sáhara Occidental No, Bases in, trabajadores out. Amnistía en vena hasta para los genocidas.

Reconversión industrial Marca ACME, Marca General Armada. No sé si lo pilláis.

La carretera ya venía asfaltada de un año antes con el atentado del propio establishment contra el ogro Carrero Blanco. Que Arias Navarro y La Collares lo tengan en su gloria, que  no es la tuya.

Pintaron el logotipo de ETA en el sótano de Claudio Coello como podrían haber pintado el del GAL o la silueta de Celia Gámez. Ya hemos pasao’.

Pista libre para anestesiarnos los próximos 40 años.

En uno de los bolsillos del abrigo de Llopis se fueron Machado, su madre Ana Ruiz, Miguel Hernández, Rosario la Dinamitera, las 13 rosas y hasta las gafas de Federica Montseny.

De aquellos polvos estos lodos. PSOE, SUMAR y tiro porque me toca.

En Suresnes perdimos la virginidad, fuimos violados, en manada. Los que no dieron un palo al agua durante la clandestinidad nos dieron un tiro en el pie, izquierdo.

Luego vendría la reconversión industrial, la Expo, Curro, Cobi, las olimpíadas… Segundo Marey, Lasa, Zabala, Mikel Zabalza, Intxaurrondo, la bañera, más reconversión industrial.

Las no huelgas generales, la traición una vez más al pueblo saharaui. La OTAN, Yugoslavia, el rosario de su madre.

El trío de las Azores, las invisibles armas de destrucción masiva. La maquinaria estaba en marcha. Llopis no se levanta.

En Suresnes perdimos todo. Lo único que sobrevivió fue la peluca de Carrillo (aunque acabó mordiendo el polvo pocos meses después).

Adiós a la bandera tricolor, adiós a las armas (las nuestras). Siempre las nuestras. Que viene el lobo. Qué gran turrón.

Serrano Súñer paseando por el Retiro sujetado por una mujer racializada que le limpiaba también el culo (no sabemos si lo tenía blanco por lavarlo con Ariel, Sharon)

Y aquí seguimos… como Guiomar esperando a Machado en la fuente del Palacio de la Moncloa.

¿Qué hay de lo nuestro?

¿Podemos dejar de vender armas a Israel? ¿Y dejar de fabricarlas?

¿Podemos dejar de sacar partidos de la manga que perpetúen lo de Suresnes?

¿Podemos sacar ya de una vez por todas el busto de Pablo Iglesias de Ferraz 70 para que deje de llorar cada día?

Habría que volver a Suresnes, con una nota en el abrigo: “estos días azules, este sol de la  infancia”. Avanti popolo, alla riscossa, alla riscossa, bandiera rossa, bandiera rossa.

La infancia de abril del 31 o febrero del 36. Cuartel de la Montaña cómetelos a todos y escúpelos en El Pardo.

Invadir Suresnes por imperativo legal. Con los ovarios en la mano.

Retomar lo que siempre fue nuestro, la dignidad.

Columnas de conductores de autobuses, doctoras, maestras de escuelas laicas, fontaneros, nefrólogas, enfermeros, celadores, la vecina del quinto, el portero de la finca, la mexicana que prepara tacos al pastor en la Calle Mayor, tú.

Tomar Suresnes por asalto. Como Claudio Coello 104.

Apagar de una vez por todas el puro de Felipe y metérselo por donde amargan los pepinos que se lanzan sobre Gaza.

A Ferraz 70 hay que ir para limpiarla con zotal y llenarla de socialistas. De Largos, de Caballeros, de Margaritas, de Nelken…

Suresnes mon amour. Si me quieres escribir ya sabéis mi paradero… en el frente de Suresnes, primera línea de fuego.

Porque nada pueden bombas, ni puros, ni tiros en el techo del hemiciclo cuando sobra corazón. Igual debería arder Suresnes. Por estos días rojos, este sol de la vejez. Que se levanten, coño.

Puta reconversión industrial que nos puso en bandeja el 23-F y el único partido que podía ponerla en marcha con manu militari: el SUMAR de la época, el PSOE de siempre.


Madrid –

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