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El presidente del gobierno, Pedro Sánchez — Gustavo Valiente / Europa Press

El PSOE se puede permitir la amnistía porque tiene poder mediático

El mérito de tertulianos como Antonio Maestre, Estefanía Molina, Ramón Espinar, Daniel Bernabé o Elisabeth Duval no es su lucidez intelectual, sino que pueden ser usados como portavoces de lo que digan los socialistas


Esta semana me preguntaba un amigo cómo es posible que el PSOE pueda defender una cosa y la contraria con tres meses de diferencia y, lejos de tener coste político, reciba el apoyo unánime de la progresía mediática. El PSOE apoyó el 155 en el Senado junto con el PP contra la autonomía catalana, se paseó por las calles de Barcelona con PP, Ciudadanos y lo más granado del facherío en contra del procés, diabolizó todo lo que pudo y más a Unidas Podemos por tener una posición “equidistante” sobre el conflicto entre Cataluña y España y aplaudió al grito de “a por ellos” a los policías nacionales y guardias civiles que en 2017 salieron entre vítores de los cuarteles dirección a Cataluña, como si fueran a luchar contra una colonia.

Los militantes socialistas no se manifiestan estos días contra la amnistía junto con los del PP y Vox porque el 23J los resultados electorales dijeron que sin solucionar el conflicto catalán no hay gobernabilidad posible para los socialistas. El PSOE se puede permitir estos giros de guión porque tiene algo fundamental para hacer política y conseguir la hegemonía social: medios de comunicación. En 2017, cuando los fachas le pusieron letra al himno nacional con el “a por ellos”, las redes sociales del PSOE de mi pueblo y sus militantes eran indistinguibles de cualquier militante del PP o Vox. Banderas de España en apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y mensajes catalanófobos que ríete tú de los de Santiago Abascal. 

Estos días, esas mismas redes sociales y militantes parecen de Esquerra Republicana. Llamadas al diálogo, a la convivencia, al entendimiento y en defensa de la ley de amnistía. Tener medios de comunicación favorables permite que tus argumentarios sean repetidos por tertulianos de confianza en debates de radio y televisión, en columnas de opinión y marcar los enfoques de las informaciones. El PSOE lo sabe y por eso ha impedido que periodistas cercanos a lo que defiende Podemos participen en tertulias de RTVE o que haya continuado el Ágora de la Cadena SER donde participaban Carmen Calvo, José Manuel Margallo o Pablo Iglesias. No era lo que se decía en esa tertulia de los lunes por la noche, era que al día siguiente muchas tertulias abrían con lo que había dicho Iglesias. 

A las tertulias de la progresía mediática puedes ir, aunque no seas del PSOE, si criticas a Podemos cuando llegue la hora. El mérito de tertulianos como Antonio Maestre, Estefanía Molina, Ramón Espinar, Daniel Bernabé o Elisabeth Duval no es su lucidez intelectual ni su mirada plural, sino que pueden ser usados como portavoces progresistas de lo que diga el PSOE cuando llegue la hora. En otras palabras, son funcionales a la derecha cuando el PSOE lo necesita.

Ocurrió con la ley del sí es sí, con la ley trans o con el proceso de conformación de Sumar. Estos tertulianos han funcionado como militantes del PSOE, aunque no voten al PSOE y hasta tengan vínculos emocionales y/o orgánicos con Izquierda Unida, Más Madrid o Sumar. “Todo tuyo, Errejón”, escribió Manuel Cavanilles en sus redes sociales, asesor del gabinete de Pedro Sánchez en el verano de 2019, justo después de que se convocara la repetición electoral tras el PSOE negarse a conformar un gobierno de coalición con los morados. 

Dicho y hecho: en esas elecciones se presentó Más País para tratar de dividir el peso de los morados en una futura negociación con el PSOE. La operación se cerró en una comida con Iñigo Errejón, Ignacio Escolar y el sociólogo Narciso Michavila, quien le mostró una encuesta a Errejón que le daba hasta 19 diputados en adelante. La realidad fue que sólo obtuvo dos, pero evitó que Unidas Podemos sacara más escaños en otras provincias.

Circulan por la red social X dos vídeos del director de Eldiario.es, Ignacio Escolar, en el que con un año de diferencia defiende una cosa y la contraria sobre la ley de amnistía. La diferencia es que hace un año los argumentarios del PSOE no permitían defender la ley de amnistía y ahora lo necesitan para seguir gobernando. A lo largo de la legislatura pasada ocurrió idénticamente lo mismo con el tope a gas, con el ingreso mínimo vital, con el escudo social, con la ley del sólo sí es sí, con el impuesto a las ganancias de los bancos y las energéticas, con la excepción ibérica para limitar el precio de la luz y hasta con la ley trans. 

Los mismos periodistas que escribían piezas indistinguibles de ABC, cuando El País lo dirigía Antonio Caño, publican ahora artículos indistinguibles del Ara para defender la ley de amnistía.

La hegemonía del PSOE no se debe como se dice habitualmente a su implantación territorial ni a que tenga sedes abiertas en casi todos los pueblos de España. Ese es el argumentario cómodo que garantiza que te llamen a las tertulias. La hegemonía del PSOE se sustenta en un ecosistema mediático que le permite defender una cosa y la contraria, pero decir esto no es rentable y por eso yo nunca seré invitado a una tertulia de RTVE, de la Cadena SER o de La Sexta. No es casualidad que los peores resultados electorales que ha obtenido el PSOE tuvieron lugar cuando El País y la Cadena SER, ante la amenaza de Podemos, usaban los marcos de la derecha para evitar que los morados accedieran al Consejo de Ministros. Los mismos periodistas que escribían piezas indistinguibles de ABC, cuando El País lo dirigía Antonio Caño, publican ahora artículos indistinguibles del Ara para defender la ley de amnistía.

Tampoco es casualidad que cueste trabajo encontrar un discurso crítico contra la monarquía, a pesar de los casos de corrupción del rey fugado en Abu Dabi, o que ningún medio de la progresía denuncie que el Centro de Investigaciones Sociológicas no pregunte por la Casa Real desde 2015 y que en 2018, cuando llegó el PSOE al Gobierno, siguiera intacta esta medida impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy. 

Los medios de comunicación afines al PSOE (Eldiario.es, RTVE, Cadena SER o El País) sitúan todos los días los marcos que le interesan al PSOE y consiguen darle la vuelta a un calcetín y que parezca una prenda nueva en lugar de una prenda equivocada. Así, cuando la derecha tira todo su arsenal contra el PSOE, como estos días por la ley de amnistía, todo el progresismo mediático y político sale al unísono a defender al PSOE. Sin embargo, cuando la derecha amplía su arsenal para disparar contra Podemos, el PSOE y la progresía mediática se apuntan al marco de la derecha. 

Ocurrió cuando la caída de Mónica Oltra, que cayó en dos tertulias de ‘Al Rojo Vivo’ y en un Hoy por Hoy. Esto explica que Yolanda Díaz dejara tirada a Mónica Oltra o vetara a Irene Montero tras la campaña de los Rubiales con toga contra la ley del sí es sí. También explica esto que los amigos de Pedro Sánchez entre 40 y 50 años se sintieran incómodos con el feminismo en plena campaña electoral o el “chuletón al punto” con el que zanjó la polémica alimentada por la ultraderecha contra el ministro Alberto Garzón por las macrogranjas. Ir a contracorriente del poder mediático, que no es más que el brazo armado del poder económico, se paga si no eres del PSOE.

Existe una progresía que es funcional a la derecha, del mismo modo que existe una derecha funcional a la progresía. Frente a Vox, es muy sencillo parecer progresista. Lo difícil es parecerlo y serlo cuando la progresía mediática tira con bombas o crea bulos y desinformación para inhabilitar a líderes progresistas que le disputan territorio al PSOE. Más allá de las conclusiones morales que se puedan sacar sobre esta realidad, la política no es un ring de moral y ética. 

No ganan ni los más éticos ni los más decentes, sino los que mejor usan las armas disponibles para disputar el poder a los que no lo quieren soltar. No hay hegemonía sin medios de comunicación que sitúen en el espacio publicado los discursos progresistas, sin una agenda setting que sea capaz de colocar los temas que se debaten en las tertulias de radio y televisión. En Psicología Social de la Comunicación, que se estudia en el primer curso de Periodismo, se habla de que los discursos que no se publican consiguen hacer creer a quienes lo piensan que están enajenados o que son bichos raros, provocando su aislamiento por miedo al señalamiento de lo socialmente considerado aceptable. Por eso es tan importante hablar de violencia de género o de problemas para pagar el alquiler en los medios de comunicación.

La derecha sabe muy bien la importancia del discurso publicado, por eso se gasta una millonada en financiar con dinero público a medios de comunicación que les son afines y controla desde el minuto uno los medios públicos en cuanto llega a los gobiernos. El PSOE también lo sabe, por eso canceló a Jesús Cintora en TVE, levantó el teléfono para que la SER acabara con un espacio donde participaba Pablo Iglesias, le pasa por Whatsapp a Antonio García Ferreras el último argumentario sobre la ley de amnistía para que lo lea  o llaman por teléfono para que se destruya la imagen pública de Mónica Oltra, de Irene Montero o de quien aspire a llegar más lejos de lo que permite el PSOE.


Madrid –

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