Diario Red
Menu
Menu
Diario Red

YouTube y Eduardo Parra / Europa Press

Imágenes para un tiempo nuevo

La foto de Pedro Sánchez con Mertxe Aizpurua no es aquella de la reina de Inglaterra con Martin McGuinness, pero tampoco es una imagen cualquiera


La foto de Pedro Sánchez con Mertxe Aizpurua y Gorka Elejabarrieta no es aquella de Isabel II con Martin McGuinness, pero sí es la primera de un presidente del Gobierno español reunido con dirigentes de la izquierda abertzale, que no es poco.

La imagen ha llegado nada menos que 12 años después de que ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada; basta recordar que cuando la reina de Inglaterra y el antiguo comandante del IRA estrecharon sus manos en algún lugar del Ulster, hacía ya ocho meses que ETA había dejado las armas. Ya ha llovido.

No es la primera vez que representantes del PSOE posan en el Congreso con representantes de EH Bildu —Adriana Lastra y Rafael Simancas ya lo hicieron al principio de la pasada legislatura, aunque con mayor frialdad en el ambiente—, pero en esta ocasión es Sánchez, secretario general del partido, quien ha decidido encabezar, y ha encabezado, la delegación del PSOE, con todo lo que eso significa.

En cuanto a la delegación de EH Bildu, Aizpurua y Elejabarrieta no son Arnaldo Otegi —coordinador general de la coalición—, pero sí son, respectivamente, los portavoces de EH Bildu en el Congreso y en el Senado —el segundo es además el responsable de Relaciones Internacionales de la coalición— y, como el propio Otegi, ambos son militantes del partido Sortu, con todo lo que eso significa también.

Sería injusto no recordar también la incansable labor de Pablo Iglesias por incorporar a la gobernabilidad del Estado a las izquierdas independentistas en general y a EH Bildu en particular

No ha sido fácil llegar hasta aquí. La primera etapa del camino que ha permitido esta foto la protagonizaron el propio Otegi y el histórico del PSE-EE Jesús Eguiguren cuando comenzaron a trabajar codo con codo por la paz con una doble receta: confianza mutua y diálogo infatigable. La última la protagonizó el expresidente del Gobierno español y ex secretario general del PSOE José Luis Rodríguez Zapatero en la precampaña de las pasadas elecciones generales, cuando insistió públicamente —y además ante los micrófonos del inefable Carlos Herrera en la COPE— en la contribución decisiva y definitiva de Otegi a la paz. Entremedias, sería injusto no recordar también la incansable labor de Pablo Iglesias por incorporar a la gobernabilidad del Estado a las izquierdas independentistas en general y a EH Bildu en particular.

Es probable que ni los militantes del PSOE ni los de EH Bildu hayan celebrado la foto de Sánchez y Aizpurua dando saltos de alegría —ni falta que hace—, pero seguramente la mayoría de ellos —mayoría entre la que no se encuentran Felipe González y Alfonso Guerra; ni falta que hace tampoco— sí la habrán acogido conscientes de lo que está en juego, que es lo más importante.

En el Estado donde los franquistas, declarados y sin declarar, tienen el tupé de ponerse a dar lecciones de ‘democracia’ día sí y día también a quien haga falta, el PP y su escisión ultraderechista, Vox, rabian por la foto y porque ha llegado acompañada de otro movimiento del siempre hábil Sánchez: dejar a Vox fuera de los contactos para su investidura y hacerlo precisamente porque es un partido ultraderechista (al que, por cierto, el PP está atado de pies y manos tras las pasadas autonómicas y municipales).

No, la imagen de Sánchez con Aizpurua no es aquella de Isabel II con McGuinness —de hecho, una imagen de Felipe VI y Otegi estrechando sus manos en algún lugar de Euskal Herria ni está ni se la espera—, pero tampoco es una foto cualquiera y probablemente también acabará abriendo un tiempo nuevo. De hecho, hasta el PNV la mira de reojo.


Madrid –

Compartir

Editorial

  • Ana Pastor y sus satélites señalan al «putinismo»

    Los que están acusando de «putinistas» a sus adversarios políticos, simplemente porque éstos están en contra de la escalada bélica y a favor de la solución diplomática, están desviando la atención de los verdaderos aliados de Putin en España: la ultraderecha de VOX