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La ministra de sanidad Mónica García (Sumar/Más Madrid) — A. Pérez Meca / Europa Press

La autobaja no es la solución

La realidad es que no siempre podemos discernir lo que nos está ocurriendo o si podría complicarse, es el facultativo quien tiene que tomar esa decisión


Voy a empezar este texto diciendo de antemano que ojalá me equivoque con lo que expongo a continuación. Nadie más que yo, que usa la sanidad pública por encima de mis deseos quiere que las medidas propuestas por Sanidad sean acertadas.

Sin embargo tengo serias dudas sobre la medida de autobajas que presenta el Ministerio de Sanidad como una forma de frenar el colapso sanitario. Lo que yo percibo es que es una forma de quitar el foco de lo importante que es la contratación de más personal, algo que llevamos pidiendo a gritos la sociedad civil desde hace años. Entiendo también que desde Sanidad no se puede llevar a cabo dicha contratación, pero sí presionar para que la misma se lleve a cabo. Como paciente de varias enfermedades crónicas que va más de lo que le gustaría tanto a atención primaria como a los hospitales conozco de cerca cómo funciona la sanidad tras pasar por inmensos recortes y privatizaciones varias. Por todo ello creo que esta medida pasa por poner tiritas cuando estamos en una situación de extrema gravedad que requiere de medidas valientes y estructurales. Hay una infra cobertura de los servicios sanitarios que solo se solucionará invirtiendo más en sanidad y no depositando la responsabilidad de las deficiencias del sistema sanitario en la ciudadanía.

CC.OO. tampoco lo ve claro y ha emitido un comunicado en el que se posiciona en contra de la medida. En ese sentido, el sindicato ha señalado que la mayor garantía para que esa ausencia quede justificada es que una persona profesional de la salud establezca “que el estado de salud de una persona es incompatible con el trabajo que desempeña”, es decir, que sean las y los médicos quienes prescriban las bajas y no las personas trabajadoras con un autodiagnóstico que además podría ser erróneo, suponiendo un riesgo para el trabajador y para el sistema sanitario a la larga. En opinión de los representantes sindicales, esta autobaja laboral podría limitar la atención médica de trabajadores que por su enfermedad la fueran a necesitar.

Sabemos que la medida se plantea desde Sanidad con buena voluntad, pero es necesario plantear otras reformas laborales con la misma, ya que de no ser así podría ser una medida perjudicial para trabajadores y trabajadoras. Los sindicatos se han mostrado contrarios a esta medida porque no soluciona el problema del colapso. La forma de descolapsar la atención primaria no es poner el foco y la responsabilidad en el paciente con el autodiagnóstico. Quizá lo ideal pasaría por aumentar el ratio de médicos y médicas, forzar a las comunidades autónomas a que cumplan con estándares estatales, proporcionar más recursos e invertir en la pública aunque eso pase por asustar a la privada. 

También percibo en la propuesta de Sanidad una distorsión de la realidad y del contacto con la calle y el mundo laboral. Muy poca gente trabajadora va a hacer uso de esos autodiagnósticos por enfermedades leves. Por ello y tal y como ha afirmado Isa Serra, «el problema de apostarlo todo a las autobajas es que los y las trabajadoras más precarias no se pueden acoger a ellas de forma segura, sin riesgo, sin miedo a perder el empleo. El foco (y los recursos) hay que ponerlos en reforzar la atención primaria con más personal». Por su parte, Jacinto Morano, abogado laboralista, ha añadido que desde el punto de vista laboralista eliminar la garantía que supone un diagnóstico médico en una baja es desproteger al trabajador.

En mi opinión, la mejor manera para restar burocracia a la sanidad es proponer la derogación de la ley 15/97 y contratar más sanitarias, no la automedicación ni el autodiagnóstico. Con este tipo de medidas- parchequitaremos el foco de lo verdaderamente importante que es la cada vez mayor inversión en sanidad privada en detrimento de la pública.

Los facultativos deberían estar para diagnosticar y certificar que la persona trabajadora no puede asistir a su puesto de trabajo durante el tiempo necesario para su recuperación. Las bajas forman parte de las funciones de un facultativo, por lo que los y las pacientes no deberían hacerse cargo de un trabajo que no les corresponde.

Este autodiagnóstico es una declaración responsable en la que el trabajador manifiesta que está enfermo y que tiene pruebas para demostrarlo, pero si no es así puede ser un peligro para el mismo. Tal y como recomienda Jacinto Morano, siendo trabajador es mejor no pedir una autobaja sino un diagnóstico médico para no sufrir despidos.

La realidad es que no siempre podemos discernir lo que nos está ocurriendo o si podría complicarse, es el facultativo quien tiene que tomar esa decisión. El problema es que la atención primaria está desmantelada y vamos a urgencias hospitalarias a colapsar también las mismas. Es la pescadilla que se muerde la cola de la mala gestión sanitaria y del desvío de recursos a la privada que lleva sucediendo tiempo. Solo si ponemos ahí el foco, seremos capaces de recuperar una sanidad pública de calidad y universal.


Madrid –

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