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Ione Belarra e Irene Montero en la sesión de Investidura — Dani Gago

¿Qué hay detrás del veto a Podemos?

Renunciar a señalar la brecha abierta tras el 15M, renunciar a impugnar este régimen, renunciar a defender ese horizonte republicano o renunciar a señalar el lawfare, es un grave error que pagaremos muy caro en el futuro


Decía Giovanni Sartori que los partidos políticos son elementos imprescindibles dentro de cualquier régimen democrático, al constituir el instrumento que mediatiza la relación de los ciudadanos con el poder, permitiendo que éstos, —al incorporarse a ellos libremente o eligiendo a sus representantes de entre sus miembros— puedan participar en la formación de la voluntad estatal. Pero, por otra parte, también son unas organizaciones cuya esencia y finalidad radica en la consecución del poder político, a través de elecciones dentro de un marco legal e institucional, de manera pacífica sin el uso de la violencia. 

En 2014, con la fundación de Podemos se inaugura una etapa que entre otras cosas supone la profundización en los mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y de democracia interna de los partidos políticos cuyo expresión sería la celebración de primarias para la elección de los candidatos así como para conocer la opinión y la voluntad de la militancia en determinados asuntos de interés. En las primarias de Podemos en 2014 para la europeas participaron algo más de 30.000 personas. De ahí se eligieron a los 5 eurodiputados que luego entrarían a formar parte de la primera delegación de Podemos en el Parlamento Europeo. 

En apenas unos meses se volverá a hablar de Europa y Podemos se enfrentará al dilema de decidir cómo se presentará a esas elecciones. Lo que es incuestionable es que todo se decidirá a través de unas primarias con su militancia. Las últimas elecciones del 23J fueron una excepción, como todo el mundo sabe, empujados por la decisión de Yolanda Díaz de impedir la celebración de esas primarias. Las prisas, decían algunos. Pero en realidad esa decisión escondía argumentos bastantes importantes que tienen que ver con la estrategia política de la cabeza de lista de la coalición de Sumar, impulsada entre otras cosas por Podemos. De esa estrategia poco se ha hablado, y se resume básicamente en arrinconar a Podemos para que deje de ser el actor hegemónico dentro del espacio de la izquierda transformadora. En ese anhelo por desplazar a Podemos, encontró aliados estructurales y otros coyunturales. No hace falta entrar en detalle de quiénes son, basta decir que ambos hoy sí entrarán a formar parte de esa nueva configuración gubernamental de la mano del PSOE, mientras Podemos, vetado por Yolanda Díaz con la connivencia de Sánchez, no. 

Más allá de las cuestiones personales que pudiera haber, de odios y rencores de unos u otros, lo cierto es que la decisión de vetar a Podemos entierra —al menos de momento— la posibilidad de influir desde dentro en las decisiones políticas y en las leyes que se vayan a desplegar en esta nueva legislatura. Quienes si presionaran para conseguir sus objetivos serán Junts y PNV, ambos partidos de derechas que han sabido bien jugar sus cartas. Al final los que aluden al “ruido” como elemento disruptor de los cambios y transformaciones políticas y sociales, lo que en realidad les perturba es tener a alguien que esté constantemente desafiando y cuestionando las políticas cosméticas llevadas a cabo por el socio mayoritario y verdaderamente hegemónico dentro de la coalición de gobierno —bisagra del régimen del 78— que no es otro que el PSOE. Todo ello con tal de seguir manteniendo cuotas de poder superfluas que lo único que consiguen es mantener a determinados individuos trabajando en la política institucional u orgánica. Sino por qué creéis que se produjo la escisión de Más País-Más Madrid, claro ejemplo que vino acompañado de una “rebaja” ideológica para no incomodar al poder. 

Con todo, lo que conseguirá Sumar es una asimilación dentro del propio sistema, convirtiéndose en un actor útil para que la maquinaria que comenzó a echar a andar en el 78 siga en funcionamiento con las mismas dinámicas a costa de los de siempre

Se equivocan quienes piensan que siendo amables, hablando bajito y sonriendo, se podrán conseguir sacar grandes leyes basadas en la justicia social, la libertad o la igualdad. Y mas sabiendo que por el otro lado habrá grandes presiones por parte de las derechas para que esas leyes no salgan adelante. Con todo, lo que conseguirá Sumar es una asimilación dentro del propio sistema, convirtiéndose en un actor útil para que la maquinaria que comenzó a echar a andar en el 78 siga en funcionamiento con las mismas dinámicas a costa de los de siempre. 

Renunciar a señalar la brecha abierta tras el 15M, renunciar a impugnar este régimen, renunciar a defender ese horizonte republicano o renunciar a señalar los graves déficit democráticos que sufre nuestro país que se traducen entre otras cosas en los casos de lawfare, es un grave error que pagaremos muy caro en el futuro. El problema no es haber renunciado de facto a la democracia interna como partido – algunos dirán que Sumar no existe porque no tiene militancia, pero todos sabemos que la militancia de Sumar existe mientras existan los partidos de su coalición y podría votar si hubiese verdadera voluntad de poner en marcha ese proceso-, problema es que entierra todo aquello que nació en 2014, y que hoy sólo sigue representando con valentía y orgullo Podemos. En el tema de Palestina encontraréis un buen ejemplo de esa valentía. 

Del error de la coalición de Sumar habrá que tomar buena nota para el futuro, y quizás sea hora de reflexionar no solo sobre la unidad de partidos expresada en eso que llaman algunos “frente amplio” sino sobre todo en la utilidad de esa unidad. A quien representa y para qué se hace. Si nos olvidamos de responder a esas preguntas volveremos a caer en la misma trampa de una coalición vacía en términos ideológicos, subalterna y funcional al propio régimen, ese que veníamos a impugnar.


Madrid –

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