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Sesión de investidura — Dani Gago

Tejero ha salido del grupo

Me desvelé a las tres de la mañana y llegué una hora antes a nuestra cita. No todos los días acude uno a un golpe de Estado


No habían puesto las calles cuando salí de casa camino al golpe de Estado. En la tercera curva vi una pintada en el guardarraíl en color lila que decía: “Pedro Sánchez FEO”. Es lo más bonito que le han dicho últimamente, pensé. Y aunque al presidente del gobierno parece resbalarle todo el esperpento de Ferraz… que le acusen de ser feo es cosa mayor, como la cerámica de Talavera.

Recojo a mi compañero y poeta rosarino Sebastián Fiorilli en uno de esos centros de salud a los que Ayuso rocía con napalm cada día de su vida. Siempre nos picamos para ver quién ha llegado antes. Yo me desvelé a las tres de la mañana y llegué una hora antes a nuestra cita. No todos los días acude uno a un golpe de Estado. Por el camino hablamos de las pizzas fugazetta que deberíamos hacer para el domingo electoral argentino. Llegamos a la conclusión de que Massa es un Suárez Illana más.

Cerca del Palacio de la Moncloa, un coche oficial saca una sirena azul por la ventanilla y agita la mano para que me quite y poder llegar antes al Congreso.

Mi copiloto Fiorilli (ponga un poeta en su vida) me avisa con toda parsimonia: -Ponéte las gafas, es Félix Bolaños. Dudé si fiarme de alguien que pierde las llaves del coche y de casa dieciocho veces al día. Pero si él decía que era Bolaños era Bolaños. Un remolino de su pelo me lo confirmó, ese que siempre mira para Alta Gracia cuando se saca de la manga un “los fachas en cuatro días están en casa, no aguantan la calle” o un “Fortes es un muerto”. Cuando me dice “ponéte las gafas” es porque algo importante está por venir.

Exagerando un poco podría decir que si no fuera por mi pericia casi nos chocamos con el coche ministro de la Presidencia. Pienso en qué hubiera pasado si nos empotramos el día de la votación. Ya veo a Ferreras abriendo su “Matar al rojo vivo” con el titular: -Sánchez no sale en primera votación por un voto. Nuevo golpe de Estado de Pablo Iglesias.

-El del Ford Mondeo es Bolaños, el Opel Insignia es de los escoltas, aunque Bolaños es el buque insignia del PSOE, me dice Fiorilli para amenizar el trayecto.

Nadie sabe más de coches que Fiorilli. El Ford Falcon verde de los milicos. El Dodge Dart de Carrero Blanco. Su Toyota Avensis, un violín. Ahora le ha dado por decir “cuántos coches circulando con la M y la L en la matrícula, estamos rodeados de ricos, ¿A dónde va esta gente?.

-No sé, igual a Ferraz. Yo voy a un golpe de Estado y tú a la redacción, a salvar al mundo.

Ya en el Congreso me subo a la tribuna de prensa para observar de primera mano todo lo que ocurre en el hemiciclo y ver de cerca el dichoso golpe de Estado.

Ese anillo superior es un enjambre de pasillos estrechos, peldaños con alfombra de rizo gordo y butacas de cuero que recuerdan a un teatro de la época de Maricastaña. Es imposible acceder a una butaca libre sin pegarle una coz a algún MacBook Pro o meterle el codo en la nariz a algún cronista parlamentario con un cuaderno Centauro entre sus piernas.

Al fin logro un lugar privilegiado, primera fila, barandilla. Justo debajo de mí está la bancada del P.P y parte del gobierno (Escrivá, Pili y Mili…).

Tengo a Isabel Díaz Ayuso a tiro de mirada. Estaba situada a las 6:10 (en el argot de las personas que se aburren y se inventan maneras de geolocalizar gente a su alrededor). Puedo ver con detalle todos sus gestos. Observo bien y me doy cuenta de que tiene una de sus orejas al descubierto. Detecto sus auriculares inalámbricos. ¿Será eses el famoso pinganillo?. Isabel juguetea con la caja cargadora, se la restriega por los mofletes. Es su tesoro. Un pinganillo sin pilas no es pinganillo ni es nada. Igual es una leyenda urbana y M.A.R no le sopla todo al oído. Igual oye voces.

En mi cabeza todavía retumba la de mi tía, una de las 7291 víctimas de las residencias, víctima de su golpe de Estado al sentido común y a la humanidad. Allí no tuvo a nadie susurrándole por el pinganillo “derívalos a un hospital, sácales de allí por amor de Dios”.

No pierdo de vista a Ayuso. Cuando Pedro Sánchez se refiere a Pablo Casado y saca a pasear el nombre de su hermano (el de Ayuso) la presidenta de la Comunidad de Madrid suelta un “hijo de puta” en toda regla. Se lo leo en los labios. Aviso a la periodista que está sentada a mi lado: -Le ha llamado hijo de puta.

Mi primer pensamiento es: ahora cómo explico yo que esta tía ha llamado hijo de puta a Pedro Sánchez. Por suerte una cámara del Congreso la ha pillado in fraganti.

Esa misma tarde algún iluminado de su partido aclarará (no aclarés que oscurece como dice siempre Fiorilli) que realmente dijo “Me gusta la fruta”. Pero todas sabemos que si eres tan irresponsable como para decir “que te vote Txapote” el “hijo de puta” a Pedro Sánchez fue un “hijo de puta” como la copa de un pino, o de un ciprés de un cementerio de gente abandonada a su muerte en residencias.

Mientras esperaba el inminente golpe de Estado, me fijé en el techo del hemiciclo, los disparos, los frescos, las estatuas, el reloj y sus señorías como hormiguitas consultando el móvil a todas horas.

Y aquí es cuando entra en juego mi desbordante imaginación.

Me imagino a Tejero mirando su Apple Watch desde el cercano Bar Manolo (el de las croquetas).

-No me dicen nada, me va a dar un parraque. Que no tengo edad, coño.

-¿Otro orujo Don Antonio? Como en el 81.

-Sí, que estos gilipollas del PSOE me han dejado en visto.

-Ya no se hacen golpes como los de antes, coronel.

-Se sienten coño, me comí la primera parte de la frase jeje. Si se fija no dije “que se sienten…” Había que ahorrar tiempo, estaba como un flan.

Realmente es o era teniente coronel pero supongo que es demasiado largo y en mi cabeza el camarero le dice “coronel”. No me queda claro si es más o menos que teniente coronel. Golpe a golpe.

Volviendo al hemiciclo… Ayuso no aplaude a Feijoó. Asiente con la cabeza cuando arremete contra Sánchez, pero no aplaude. Yo creo que no se soportan. Pero la derecha sabe guardar las formas, salvo para cortar Ferraz y tirar a gente por la escalera y hacer que parezca un accidente.

A las 6:20 veo a Begoña Gómez (entre otras muchas cosas esposa de Pedro Sánchez).

La miro desde la distancia para ver si logra verme. Soy fácil de ver.

Cuando por fin me divisa, me saluda. Yo le mando un beso con la palma de mi mano y ella me lo devuelve. Qué buen rollo. Todavía la recuerdo cantando La Internacional en IFEMA hace unos años cuando Pedro quemó el embrague de su Peugeot para recuperar lo que era suyo pese a tener en frente a ZP, Felipe, Guerra… Pedro ahora se toma su sándwich mixto con huevo en un Falcon y no en una gasolinera de Argamasilla de Tormes.

Me despido de Begoña con el pulgar hacia arriba. No sé lo que quise decir.

-Ánimo Begoña, cuatro años más de poder sentarte en la fuente donde se sentaban Machado y Guiomar.

-Venga Begoña, quítale la bujía a la tanqueta de Marlaska si la ves aparcada en Moncloa.

-Begoña dile a Pedro que venga un día al restaurante de Pablo Iglesias (cuando lo monte). Que venga a probar su Gazpachi López.

La veo muy tranquila para estar esperando el inminente golpe de Estado. Igual es su primer golpe de Estado, chispas.

Pedro Sánchez empieza a cantinflear en la cara de Feijoó. Saca de la chistera el ya famoso “No soy presidente porque no quiero” del líder gallego. Pedro se mea de risa. Begoña también.

Sobrevuela el hemiciclo Ismael Machado, Antonio Serrano… hoy es siempre todavía. Feijoó empieza a ser una caricatura de Hernández Mancha. Conoce Alberto, conoce.

Veo a Errejón con el cargador del móvil enchufado a la corriente. Por favor que no se enchufe él, que bastante acelerado está últimamente.

Yo creo que si entra Tejero el que hace de Gutiérrez Mellado sería Errejón. -¿Qué pasa neeen?

No me veo a Albares forcejeando con el teniente coronel. Más bien haría de Quintanilla (El de atraco a las tres): -Un admirador, un amigo, un siervo, un esclavo…” (por ese orden o por el que le dicte Biden)

Adriana Lastra ha venido al golpe de Estado con mascarilla, por si hay que sacar el cuerpo/fiambre de Abascal y colocar una capilla ardiente en el espacio reservado para la mesa de las taquígrafas y taquígrafos. Aquí huele a muerto.

Esa mesa que siempre tiene una lámpara encendida. Debe ser como el candelabro de Hanukah porque no entiendo a quién alumbra una lámpara cuando el hemiciclo tiene la misma iluminación que Wembley el día de la final de la Carabao Cup.

Abascal compara a Sánchez con Hitler. Me recuerda al carnicero de mi barrio de la infancia que siempre estaba buscando el lápiz y siempre lo tenía perfectamente colocado en su oreja. Me imagino a Hitler susurrándole cosas fachas a Abascal. Es un falso autónomo este Hitler: Abascal, Ayuso…. ¡El siguiente!

Aitor Esteban pilla un caramelo de una especie de pecera de cristal que hay a la entrada del hemiciclo. Se queda allí un rato, viendo la vida pasar. El golpe que no llega. No hay día que no me encuentre a algún rojo que me diga: -Si el P.P. lo liderara un tío como Aitor Esteban otro gallo cantaría, viviríamos más tranquilos”.

Un amigo de Bildu que vive en Bergara me dice siempre: “tenéis idealizado al PNV”.

Yo tengo idealizado a Aitor. Barkatu.

Ostras, ya sé quién podría inmovilizar a Tejero si llega a entrar: Jon Iñarritu. Aunque está sentado donde el txopo Iríbar perdió la boina.

A Yolanda Díaz le entra la sonrisa floja cada vez que Pedro Sánchez dice algo ocurrente o cada vez que Pedro respira, existe u orbita por el hemiciclo convertido en un Marcelo

Mastroiani de Chamberí. Me dan ganas de gritar: -Pedro Sánchez, feo. Que se mueran los feos, que den un golpe de Estado ya.

Menos mal que aparece en el púlpito o como se llame ese lugar… Gabriel Rufián. Tiene munición para todos. -Elija entre Page o ZP, señor Sánchez.

La duda ofende. Pedro era de Albert Rivera así que ahora se metería a Page en vena pero existe Cataluña y el País Vasco, menos mal.

Pedro es un socialdemócrata del siglo XXI. Amigo de sus amigos, amigo de las devoluciones en caliente, de los fondos buitre, de las bolas de goma (solo contra rojos, rojas), fanático de la OTAN, un Quintanilla más de Bush, Reagan y Nixon si me apuran. Pedro es el vecino al que no quieres abrir si llama al telefonillo y dice: “soy yo”. Sabes que te la va a liar. Sobre todo si eres de izquierdas.

Es nuestro Kennedy. John, no Ted. Un Kennedy que tiene en Yolanda Díaz a su Marilyn Monroe. Happy Birthday to you cantado con acento de Ferrol. Un Kennedy que quiere que sus hijas crezcan con una ministra de Igualdad decente pero prefiere plegarse a las que no hacen ruido ni en el baño. Atado y bien atado. Al final va a resultar que es feo.

El diputado socialista y tejedor del golpe de Estado Santos Cerdán tiene el muelle flojo. Conté que fue al baño en siete ocasiones. Igual iba al parking a abrirle el maletero a Carles Puigdemont para que respirara, no es descartable.

Cada vez que Errejón pasa por delante de Yoli se derrite. Le pasa lo mismo que a la amiga de Garamendi con Peter Sánchez.

En casa escucharéis a Abascal y a su pecho de palomo subido de decibelios y pensaréis que atemoriza al respetable, pero os diré que desde la tribuna de prensa Abascal parecía estar “muteado” (con el mute puesto). Aquí se siente todo mucho mejor, más real.

Es como si estuviese esperando al General Pavía para encenderse o ver entrar a Tejero para tener una erección democrática. “Abascal es un muerto”, diría mi estimado Fiorilli. Ponéte las gafas, Willy.

Vox se va del hemiciclo. No quieren escuchar al resto de formaciones políticas. Si se quedaran podrían aprender algo de Rufián, Aizpurua, Rego… o incluso de algún ujier como Emilio. Pero deciden “hacer pira” como dicen los vascos. La España que bosteza, que no madruga, que se pira en mitad de la clase. No dan ni golpe. Pero la culpa es siempre de los otros, del empedrao´.

La España que busca un golpe de Estado en cada esquina y resulta que lo lleva en la oreja, derecha. La España que tenía ya colocada a la prima y a la sobrina de su cuñado en el Ministerio de Andares Tontos (Silly Walks, Monty Python) y hasta en el estanco del barrio. Han perdido miles de millones de euros. Puto Puigdemont.

La España del todo por la pasta, todo por la Gürtel, todo por lo que llevo aquí colgado. Dios salve a M punto Rajoy. Todavía no han entendido que hay otra España (que incluye a gente que no se siente española) que también vota. Y otros muchos que se quedan en casa el día de las elecciones pero no les tragan.

Sus amnistías valen más que las nuestras. Sus Tejeros y Serrano Súñers también.

Para ellos Marcelino Camacho tiene nombre de dos futbolistas, poco más.

Abrir fosas es reabrir heridas. Pero solo si las fosas son nuestras. Los dos bandos dicen. Uno ya enterró a los suyos, a las suyas. Nosotras seguimos aquí esperando, verso a verso.

Perdonen que me desvíe del golpe de Estado pero es que me enciendo con la España que no pega un palo al agua y levanta muñecas hinchables que solo ellos tienen. Gente que saca a pasear al Cid Campeador, no son horas. Que te vote el Cid. Rodrigo Díaz de Vivar era podemita. No se enteran.

Me doy cuenta desde mi barandilla que Yolanda Díaz es la única que se va al baño y se lleva el bolso. ¿Qué llevará dentro que no quiere que nadie lo vea? ¿Un mando vetador de ministras con coco? ¿Un muñeco vudú de Xose Manuel Beiras? ¿Un trozo de la coleta de Pablo Iglesias? ¿El brazo incorrupto de Leopoldo Calvo Sotelo? ¿La peluca de Carrillo?

Abascal dice que Marlaska gasea niños. Yo escucho la palabra “niños” y pienso en Gaza o en la iglesia, no en Marlaska. El ministro del Interior es más de concertinas y de joderle la vida a gente que viene medio muerta en una patera o ha recorrido dos mil kilómetros descalza, puto huyendo de una guerra.

Gasear niños dice. Si Marcelino Camacho o Marcos Ana hubieran ido a un Ferraz de su época (o de esta) les hubieran molido a palos de verdad, marca DGS, marca ACME. Gasear niños dice.

Nunca les vi defendiendo lo público, lo de todas. Solo defienden lo suyo. Golpe a golpe. Han perdido millones. Son ricos y quieren más.

Abascal cita a Chesterton. Por favor que llegue el golpe de Estado ya. Ya solo falta que diga que a Vidal Cuadras le ha pegado un tiro Mateo Morral. Su España se rompe. Hace aguas. Se mea en los pantalones de la democracia. Al menos no ha citado a Miguel Hernández.

Marlaska le trae un café con una tapa de plástico a María Jesús Montero. Tan caliente como las devoluciones. Estoy obsesionado lo sé. Con Marlaska, Calviño, Margarita Robles… vaya elenco de tecnócratas. Dame tanqueta que quiero morir. Ni Suárez los hubiera escogido mejor.

Yolanda Díaz dice que Sumar dijo no al 155 y a la DUI. Que alguien le diga a esta señora que si quiere bolsa y de paso que Sumar (sea lo que sea eso) NO existía entonces. Como dice un amigo mío argentino (puede que sea Fiorilli, o no): “Sumar no existe más”.

Se coloca detrás de mí Mónica García. Suena como ministra de Sanidad. ¿Quién se quedaría a cargo de Más Madrid? Dime que no va a ser ella (omito el nombre, es mufa), júramelo.

Esa señora que cuando le ofrecieron un coach de comunicación para la campaña de Sumar dijo que prefería un coach de “trapitos”. Ese es el nivel, Maribel. Urtasun suena como ministro de Cultura. No es Máxim Huerta pero vamos, tampoco es Jon Fosse ni Hirokazu Koreeda. Hola Guillermo, ke ase.

Pili y Mili (Irene Montero e Ione Belarra) están sentadas justo debajo de mi. No han soltado ningún “hija de puta” y razones tendrían. Están escuchándolo todo, no están (como la mayoría de los diputados) ensimismados con el móvil.

Irene Montero termina hoy una etapa. Fusible quemado. Por momentos me la imagino en un futuro imposible, regordeta ella (como Federica Montseny), peinando muchas canas, con un pañuelo tejido por las madres y padres del colectivo Trans… yendo al estrado a agradecer sus 40 años en nuestro ministerio (el de todas), las metas logradas, el torpedo que le metieron a la desigualdad en toda la línea de flotación. Un aplauso unánime y ensordecedor. Ay Federica, ay Irene.

Pero no, estamos en España, año 2023. Aquí con 35 ya estás quemada porque… patatas. Un país donde hay que sacar un nuevo nombre de partido cada vez que a alguien se le ocurre que nada de lo de antes cuenta y que lo suyo es lo mejor. Yo, yo, yo. Coach de trapitos.

Adiós Irene, tanta paz lleves como igualdad dejas.

Tejero sigue sin aparecer. Siempre quise saber si ese “Que se sienten, coño” llevaba coma en la mente de Tejero. Si le viera se lo preguntaría. Estoy delirando. Necesito un golpe de suerte. Que esto termine ya. 179 votos a favor y nos vamos.

De repente me doy cuenta de un detalle que no es menor, como tampoco lo es la cerámica de Talavera. Gabriel Rufián es de los que ponen el móvil hacia abajo cuando no lo está usando. ¿Qué sabe este tío que yo no sé?

Albares anda como un playmobil por la alfombra del hemiciclo. Esos andares de los playmobil (si anduvieran, claro). Este playmobil tiene a un periodista vasco en una cárcel polaca. Es un playmobil que no mueve ni un dedo por Pablo González. Me diréis que los playmobil no tienen dedos, vale… os lo concedo. Albares vete ya.

Calviño lleva una mariposa verde en la solapa de la chaqueta. Supongo que está emulando a Esperanza Aguirre, la cortacarriles.

Un ujier le trae un termo de café a Pedro Sánchez. ¡Cómo son los guapos! El presidente da a entender que el café estaba frío. Necesita café para no dormirse. Imagínate que se despierta y tiene en la cama a un ministro de Podemos. Con Podemos no pega uno ojo. Mucho ruido y muchas nueces. Café para todos, incluso para Puchi.

Como dijo Machado (cita Rufián): -Acepte del resultado y espere su turno. Mensaje envenenado para Feijoó, que no levanta cabeza. Otro muerto.

Rufián sigue a lo suyo: “España, ese país con 4,000 suicidios al año y donde el litro de aceite de oliva de marca blanca sube cuesta ya ocho lereles (realmente dijo euros)”.

Abascal dice que se rompe, que se rompe su España, again. Nunca entendí que significa eso exactamente. Que alguien me explique qué es España. Golpe a golpe. La que te hiela el corazón, sobre todo esa.

Rufián se solidariza con Montero y Belarra. Otro gancho de izquierda sobre la mandíbula de doña Garamendi de todos los Santos.

No veo a Tejero, tampoco a Girauta ni a Arrimadas o Rivera. Cuántos muertos por el camino y él sigue ahí. Pedro Sánchez, guapo.

El marido de Begoña no sabe decir bien “rodalíes” (cercanías) ni en la intimidad. Tan listo no será.

Enrique Santiago ha colocado su pañuelo palestino en el respaldo de su sillón, parece el típico ganchillo que decoraba e invadía nuestra infancia. No digo que Enrique sea un antiguo, no.

¿Pero Enrique Santiago existe?, se preguntaría mi amigo argentino. Podría ser Fiorilli, o no. Lo que sé es que es seguidor de San Lorenzo de Almagro. Como Viggo Mortensen, ese sí que es guapo.

Enrique Santiago va a terminar siendo como Yoko Ono. La culpa de todo la tiene…

179 votos a favor, investidura a la buchaca. Tenemos golpe de Estado sin necesidad de Tejeros. Este golpe de Estado permitirá que este país sea más habitable que el que habían diseñado entre gint onics Génova 13 y Bambú 12. Hasta en el número de la calle gana el P.P.

Cuando por fin salí de la tribuna de prensa para irme a… sí, lo han adivinado… tomar mi pincho de tortilla poca hecha y con cebolla… me topé con Abascal en el patio.

No sabía dónde meterse. Se le había desinflado un poco el pecho palomo. Le temblaban un poco las canillas a la altura de la calle Millán Astray con Caídos de la División Azul.

Sin noticias del golpe. Como del lápiz de mi carnicero de la infancia.

-¿Habéis visto mi lápiz?

-Lo tienes en la oreja, pareces tonto Santiago.

Pues eso, el golpe lo llevan ellos, en la cabeza, cual pedrada.

Tejero ha dejado el grupo. No es para menos.

Ya no hay golpes como los de antes.

Y sí Fiorilli, hay que ponerse las gafas porque vienen curvas, de golpe.


Madrid –

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