Diario Red
Menu
Menu
Diario Red

Yo acuso (contra la corrupción y el acoso en la Universidad)

Señalar el alcance estructural de la corrupción en la universidad no significa tildar de corruptos a todos sus miembros, sino constatar que se han institucionalizado en su funcionamiento mecanismos contrarios a Derecho.


Decir “se acabó” es un requisito indispensable para comenzar a revertir realidades de injusticia. Lo han demostrado las campeonas del mundo de fútbol con su ejemplo de dignidad: se acabó, no solo el tipo de agresiones como la sufrida por Jenni Hermoso, sino también la “discriminación sistemática” que Alexia Putellas denunció con brillantez. Existen situaciones límites en las que la única salida digna es decir basta, hasta aquí, nunca más, se acabó.

La universidad española tiene un problema estructural de corrupción. Señalar el alcance estructural de la corrupción en la universidad no significa tildar de corruptos a todos sus miembros, sino constatar que se han institucionalizado en su funcionamiento mecanismos contrarios a Derecho. De manera destacada, la corrupción se manifiesta en la selección y promoción del profesorado. Las normas marcan el camino de los principios constitucionales de igualdad, mérito y capacidad, mientras que las universidades optan a conciencia por el sendero de la arbitrariedad. La palabra endogamia no da cuenta de la gravedad del problema. Digámoslo con claridad, sin ese cinismo que lo impregna todo: la universidad tiene un problema estructural de corrupción. Lamentablemente, las mejoras que contempla en este ámbito la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario son a todos luces insuficientes.

Los factores de la corrupción en la selección y promoción del profesorado son múltiples. La precariedad laboral, además del sufrimiento que ocasiona en las y los jóvenes profesores que la sufren, constituye una fuente de corrupción universitaria. La vulnerabilidad laboral del profesorado joven ―y no tan joven― crea las condiciones necesarias para que los catedráticos responsables de decidir quiénes superan los procesos selectivos impongan impunemente su imperio de arbitrariedad.

Las personas aspirantes que deciden oponerse al sistema de plazas “con bicho” y convocatorias amañadas se exponen a todo tipo de riesgos y represalias. Por eso el acoso, en sus múltiples modalidades, es un mal tan extendido en la universidad española. Por supuesto, la dominación masculina sistémica que todavía persiste en nuestras sociedades también se proyecta en el entorno del poder universitario. El excelente Estudio sobre la situación de las jóvenes investigadoras en España (Ministerio de Ciencia, 2021) concluye que la aparición del acoso “se puede ver favorecida por entornos sexistas” o “la relación jerárquica y de dependencia de los/as investigador/as con respecto al profesorado e investigadores principales”. Las mujeres que deciden cuestionar la corrupción universitaria son mucho más vulnerables que los hombres.

Solicito desde esta humilde tribuna que la Universidad aporte la grabación. Y a ti, compañera del alma, te digo que no estás sola, que nunca vas a estar sola, pase lo que pase, cueste lo que me cueste, cueste lo que nos cueste

El pasado viernes se celebró en Salamanca un juicio por acoso en el que una joven profesora demanda a la Universidad en la que trabaja y a varios catedráticos. En los lugares más difíciles también hay mujeres jóvenes y valientes diciendo “se acabó”. El origen de la situación de acoso es la decisión de esta profesora de presentarse a una plaza “con bicho” y reclamar frente a las advertencias previas de su Área de conocimiento. Como esta joven profesora estaba dispuesta a defender sus derechos y su recurso provocó la anómala renuncia del aspirante ganador, las conductas de acoso de los catedráticos en cuestión se multiplicaron.

Una de las cosas que más me llamó la atención del juicio fue constatar que, de manera extraordinaria, en el caso de esta plaza “con bicho” hay una grabación de las sesiones de la Comisión de Selección y que la custodia un vicerrector. Así lo confirmaron uno de los demandados y un testigo. Sin embargo, previamente el Juzgado había requerido la grabación a la Universidad y ésta había contestado que no estaba en el expediente.

Presenciar cómo tantos académicos y letrados titubeaban sobre la existencia de la grabación, así como la ocultación de la misma hasta el momento, me ha causado un impacto como nada antes en mi vida (y no es que no haya tenido experiencias profesionales impactantes). Como tantos jóvenes profesores, he tenido la tentación, y a veces he sucumbido, de callarme para no incomodar a quienes van a decidir sobre mi futuro profesional. Sí, confieso que he tenido miedo y que todavía lo tengo. Pero hay momentos en los que hay que vencer el miedo para poder avanzar en justicia y dignidad. Por eso yo también me sumo al “se acabó”. Por eso yo acuso. Solicito desde esta humilde tribuna que la Universidad aporte la grabación. Y a ti, compañera del alma, te digo que no estás sola, que nunca vas a estar sola, pase lo que pase, cueste lo que me cueste, cueste lo que nos cueste. Que estas lágrimas que gotean en mi teclado han escrito “se acabó”. Se acabó el miedo. Yo acuso.


Madrid –

Compartir

Editorial

  • Milei y el IBEX 35

    Muchas grandes empresas de Alemania, incluso varias de ellas con un pasado de colaboración con los nazis, decidieron intentar evitar el avance de la extrema derecha de AfD en aquel país. Todo indica que los grandes empresarios españoles están libres de ese tipo de escrúpulos