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Rubiales, la prensa y cómo se logra un cambio social

“No hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento”. Pero a las ideas, “el momento” no les llega porque caiga del cielo: les llega por el trabajo ideológico de grupos sociales que están dispuestos a dar la pelea cultural y a hacer mucho “ruido” durante años hasta conquistar un cambio social


ABC: “El abogado de confianza de Rubiales disparó sus ingresos hasta los 4 millones por los pagos de la RFEF”.

El Español: “La RFEF de Rocha pagó en enero 150.000€ a Gruconsa con mordida del 20% para Rubiales incluida”.

El Confidencial: “La mano derecha de Rubiales presionó al Gobierno para blindar a Rocha en la RFEF: «Sé bueno»”.

ABC: “La juez busca en Andorra comisiones de Piqué a Rubiales”.

Sport: “La Guardia Civil comprobará si Piqué pagó comisiones a Rubiales por la Supercopa”.

El País: “La jueza investiga si Piqué pagó “dádivas” a Rubiales desde cuentas en Andorra”.

El Español: “Rubiales intentó cobrar 400.000€ de la UEFA, pero Cueto, abogado de la RFEF, se negó a ser su testaferro”.

La Voz de Galicia: “Rubiales y la corrupción del fútbol”.

El País: “Rubiales montó una trama societaria con otros directivos de la RFEF, según la Guardia Civil”.

Vozpopuli: “La UCO halló más de 300.000 euros en dos cajas fuertes ocultas en un hotel del socio de Rubiales”.

La Razón: “La increíble cantidad de dinero que el amigo de Rubiales escondía en un hotel de Granada”.

Okdiario: “Rubiales pidió un 20% de comisión por un acuerdo con Corea cuando ya no era presidente de la RFEF”.

La Sexta: “Rubiales no ve agresión sexual en su beso a Jenni Hermoso: «No puedo llegar a entender que alguien piense eso»”.

La Vanguardia: “Duras declaraciones del tío y exjefe de gabinete de Rubiales: “Está obsesionado con el sexo””.

Os quería mostrar esta batería de titulares porque dan una visión general de cómo se retrata hoy —importante lo de ‘hoy’— a este personaje en la prensa: como una especie de depredador sexual y un hombre fuera de época que no entiende el consentimiento y el feminismo, y sobre todo, como un corrupto, un caradura, un comisionista que reclamaba mordidas millonarias de todo aquello que pasaba por sus manos (dicho sea de paso, pues como el hermano de Ayuso, el novio y compañía: gente habituada al poder, a la impunidad y a aprovecharse de los demás, que piensan que el mundo les debe algo y que creen que tiene derecho a llevarse comisiones de todo por su cara bonita. Lo que en el feudalismo era el diezmo para el rey o el señorito, hoy son las comisiones y las mordidas para los señores como Rubiales).

Estos son el tipo de titulares que se pueden encontrar ahora en la prensa tras la detención de Rubiales a su llegada a España y tras la entrevista promocionada a bombo y platillo que le hizo en La Sexta Ana Pastor y con la que al fin logró que alguien viera su programa.

Por cierto, dice muchas cosas el hecho de que, después de Piers Morgan y Alvise Pérez, dos conocidos intoxicadores, Rubiales haya elegido a la Sexta y a Ana Pastor para dar su tercera entrevista después de su agresión sexual a Jenni Hermoso. Que no está muy claro si esa evolución supone ir de menores intoxicadores a mayores o viceversa; no se sabe si sube o si baja, que dirían en Galicia.

Alvise Pérez, Ana Pastor y Piers Morgan.

Justamente hoy han seguido promocionando esa entrevista en Al Rojo Vivo, y Angélica Rubio ha remarcado precisamente esto: el hecho de que Rubiales hubiera elegido a Pastor. Ha pillado el corte el gran David Segovia que está siempre al quite: “La entrevista fue impresionante por la entrevistadora y el entrevistado; la pregunta es por qué Luis Rubiales elige a Ana Pastor para dar su entrevista”.

Angélica Rubio decía todo eso para pelotear a Ana Pastor y a Ferreras; pero no sé yo sí que Rubiales te elija para lanzar sus mensajes es motivo de elogio o más bien de todo lo contrario…

“La pregunta es por qué Luis Rubiales elige a este medio de comunicación”, decía Angelica Rubio. Efectivamente, esa es la pregunta. ¿Por qué un machista y un corrupto elige a La Sexta para defender su machismo y su corrupción? Suyas son las conclusiones.

Remarcaba antes, al principio, que ese retrato de Rubiales como un villano, un corrupto y un machista es el que se puede encontrar hoy en la mayoría de los medios de comunicación (hay un núcleo duro mediático machista y facha que lo sigue defendiendo —quedémonos también con este concepto del “núcleo duro” — pero la mayoría ya no se atreven).

Y remarcaba ese ‘hoy’ porque, con la figura y el caso de Rubiales, se ha producido un cambio muy muy evidente del discurso de los medios de comunicación. Me quiero centrar en esto y que reflexionemos un poco sobre cómo se produce un cambio de este tipo.

Siempre hablamos aquí sobre cómo los medios de comunicación influyen en la gente y cómo tienen capacidad de intervenir y modificar la opinión pública; pero hoy creo que tiene sentido hablar de lo contrario: de cómo la gente puede influir y hacer cambiar a los medios de comunicación. Siempre, mediante la movilización popular.

En “La espiral del silencio” —un libro que hemos citado aquí varias veces porque es de obligada lectura, en mi opinión, para cualquier persona interesada en entender los efectos políticos de los medios de comunicación— Elisabeth Noelle-Neumann estudió cómo se producen los cambios de opinión en una sociedad: cómo opiniones mayoritarias pasan a ser minoritarias; y viceversa: cómo ideas que a priori parten de posiciones subalternas se convierten en hegemónicas. Los últimos años de avance cultural del feminismo en países como España —donde, por ejemplo, el 8 de marzo pasó de ser una movilización pequeña similar a lo que se puede ver en un Primero de Mayo a ser una movilización de multitudes— constituyen un gran caso de estudio precisamente sobre esto: sobre cómo se produce un cambio de mentalidad de un grupo, que en el fondo es bastante parecido que decir cómo se produce un cambio social.

Uno de los conceptos que desarrolla Noelle-Neumann en ese libro es el de “clima de opinión” —que los poderes mediáticos tienen gran capacidad para definir—, y demuestra cómo los individuos siempre testean ese clima de opinión antes de posicionarse y expresar o no sus opiniones, antes de hablar o de quedarse callados, en función de si perciben que sus opiniones van a favor de la corriente mayoritaria o si van en contra y por lo tanto comportan la amenaza de aislamiento social.

Dándole una vuelta de tuerca a esa teoría, podríamos decir, sobre todo esto de Rubiales, que ese mecanismo de la espiral del silencio también opera sobre los medios de comunicación. Que los medios de comunicación también testean el clima de opinión y eso les influye a la hora de mantener unos discursos u otros.

El movimiento 15M, por ejemplo, impuso su agenda y giró el discurso de unos medios de comunicación que nunca enfocaban determinadas problemáticas, les dobló el brazo. Otro ejemplo es lo que ha sucedido con Mónica Oltra: los mismos medios que la machacaron y la hicieron dimitir, hoy dicen cosas muy diferentes sobre este caso de lawfare. De nuevo David Segovia se curró un vídeo que ilustra este cambio de discurso de Àngels Barceló en la cadena SER.

¿Y por qué sucede esto, por qué ese cambio de discurso? Porque el “lawfare”, tras un esfuerzo de años, se ha convertido finalmente en un concepto mayoritario. Gracias, diría Noelle-Neumann, a un núcleo duro, una minoría ruidosa, que enuncia y enuncia hasta convertir su idea en hegemónica.

Y esto es precisamente lo que ha pasado con el discurso mediático sobre Rubiales: que el movimiento feminista les ha doblado el brazo, ha conquistado un nuevo clima de opinión —en particular, quienes pelearon por instalar el concepto de consentimiento—. “El feminismo arrasa a Rubiales”, tituló El País en agosto de 2023… “arrasa a Rubiales y a los medios de comunicación”, habría que añadir.

“No olvidemos que quien lo tumbó, quien desnudó su impunidad y quien reveló al mundo la corruptela que se cocía ahí dentro, no fue ninguno de ellos, ni la jueza, ni fiscalía, ni el gobierno ni la oposición, ni la UCO: fueron, fuimos, las feministas”, dice nuestro editorial del 4 de abril de Diario Red.

Ese retrato mediático que veíamos antes, el del corrupto y el machista, no fue ni mucho menos el relato mediático inicial. Cuando sucedió todo, hubo una cacería mediática repugnante contra Jenni Hermoso para tratar de desacreditarla con lo que fuera, rebuscaron en sus redes sociales, hasta en sus tatuajes.

La Cadena SER, sin ir más lejos (ya que estábamos antes con Barceló): “»No hay verano sin beso»: la calcomanía que Jenni Hermoso luce en plena polémica por el beso de Rubiales”, publicó la SER —sí, la SER— a finales de agosto. Hoy Àngels Barceló estaba en la SER a las 8 dándole caña a Rubiales.

Y volvamos a La Sexta: anoche, incisivas preguntas de Ana Pastor (para su mayor gloria, como siempre, claro) y titulares de La Sexta como esos del principio. Pero recordemos cuál fue el discurso de La Sexta nada más producirse la agresión sexual de Rubiales a Hermoso: “Rubiales le ha plantado un beso a Jenni Hermoso, un gesto totalmente espontáneo, producto de la euforia del momento, que la jugadora se tomó con humor”.

Menudo cambio de discurso… de héroe a villano. Pero no por propia voluntad de La Sexta. No, digamos, porque hayan hecho una reflexión genuina y hayan decidido que lo que estaban diciendo al principio era una barbaridad: lo pelearon pero lo perdieron; ha sido por la presión social. Es una victoria del feminismo, de un movimiento social que empuja y empuja hasta convertir su visión en mayoritaria e imponerla, finalmente, en el discurso mediático oficial. Así es como cambian las cosas.

Otro ejemplo muy evidente de esto respecto al caso de Rubiales: el de Juanma Castaño, estrella del periodismo deportivo. Esto dijo Juanma Castaño, y también Manolo Lama, inmediatamente después del beso sin consentimiento de Rubiales a Hermoso en la final del Mundial de Fútbol. «Las mujeres que se han enfadado es porque a ellas no les dan besos», dijo Lama. «No, si yo pienso igual, si me parece muy bien», le decía Juanma Castaño al propio Rubiales. Este era el discurso inicial.

Juanma Castaño dijo horas después: “yo no había caído en la diferencia de poder entre Jennifer Hermoso y Luis Rubiales (…) empecé a ver en redes como se hablaba del gesto como violencia sexual, abuso sexual, acoso… términos que me parecen muy graves y que pensé ¿pero estamos locos? Pasan las horas, y te das cuenta de que muchas personas piensan así y no es lo que diga yo, es lo que diga la ley”.

Recogiendo cable. Este contraste, en mi opinión, no dice tanto sobre Juanma Castaño (que además después de esto ha ido dando una de cal y una de arena), sino sobre cómo se produce una victoria cultural de un movimiento social (ojo, hay también seguramente otros motivos que explican que quienes antes defendieron a Rubiales ahora lo ataquen: hay, por supuesto, una interna en la Federación de fútbol, Rubiales ya es un cadáver y las lealtades se reordenan para que cada cual pueda salvar su culo, porque nadie quiere estar en el bando perdedor. Pero esos factores no nos deben hacer perder de vista lo fundamental, que es la victoria cultural del feminismo y entender cómo se ha producido).

Sigamos escuchando a Juanma Castaño explicando muy claramente el concepto y el papel del «núcleo duro» de Noelle-Neumann: «Primero salieron Montero y Echenique, y entonces fue cuando se sumaron todos los demás». Eso es lo que se consigue con el «ruido»…

Va quedando clara la idea, ¿no? Otro corte de Juanma Castaño, que luego ha dado una de cal y una de arena: “todas estas posturas de las jugadoras de estos días son presiones que están recibiendo para decir que esto no se puede perdonar”.

Lo que dice ahí Juanma Castaño de que las propias jugadoras se posicionaron así por la presión social es profundamente hipócrita y falso, porque estas reivindicaciones han sido una lucha de ese grupo de futbolistas no de ahora, sino desde hace muchos años. Pero, dicho eso, lo que hacía ahí Castaño no deja de ser señalar lo que él percibe como la presión que ejerce un discurso que se vuelve mayoritario. La presión del nuevo clima de opinión.

Él dice que eso es lo que les pasa a las jugadoras —mentira— porque en realidad es lo que le ha pasado a él; no hay más que oír lo que dijo al principio y lo que ha ido diciendo después. Y lo que están diciendo ahora mismo, a raíz de la detención y las últimas novedades del caso Rubiales. En la COPE han vuelto a hablar de todo esto, otra vez Manolo Lama pero haciéndole ahora un traje a Rubiales y de nuevo conectando con la tesis de la sección de hoy.

Si se ha abierto la veda con la corrupción y el golferío de Rubiales, es porque previamente se ganó el debate del consentimiento a raíz de la agresión sexual, dice el propio Manolo Lama, que lo sabe perfectamente.

Se suele decir aquello de que “no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su momento”. Pero a las ideas, “el momento” no les llega porque caiga del cielo: les llega por el trabajo ideológico de grupos sociales que están dispuestos a dar la pelea cultural y a hacer mucho “ruido” durante años hasta conquistar un cambio social.

Eso es lo que han hecho en este país las mujeres feministas y por eso un montón de hipócritas con escaño fijo en tertulia han tenido que girar su discurso sobre Rubiales. No por decir siempre lo que la gente quiere oír en cada momento, sino por estar dispuestas a confrontar unas ideas y una cultura machistas arraigadas hasta lograr transformarlas. Con presión y con ruido.

Y precisamente por eso, una izquierda que renuncie a dar las batallas ideológicas para limitarse a poner al mal tiempo buena cara y su mejor sonrisa, nunca servirá para cambiar absolutamente nada.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí:

Madrid –

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