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Gabriel Rufián hablando con Ione Belarra e Irene Montero en el hemiciclo

Dani Gago / Podemos

La nueva correlación de fuerzas parlamentaria

Si el Gobierno deja de ser un terreno de disputa y se convierte en un espacio mucho más cómodo para el PSOE, será necesario que Podemos, junto a ERC, Bildu, el BNG y las fuerzas de izquierdas excluidas del gobierno, formen un bloque parlamentario que presione para obligar de nuevo al PSOE a hacer lo que nunca quiere hacer; políticas de izquierdas


Hace cuatro meses, antes de las elecciones generales del 23 de julio de este año, el PSOE afirmaba de forma contundente que la amnistía a los represaliados por el procés era inconstitucional y estaba, por ello, fuera de la mesa. Hoy, el presidente del gobierno, hasta el último diputado del grupo socialista y —por supuesto— toda la progresía mediática al unísono dicen exactamente lo contrario: la amnistía no solamente es perfectamente constitucional, sino además muy necesaria para avanzar en la resolución del conflicto político en Catalunya. La nueva posición es la correcta y toda la dirigencia del PSOE lo sabía perfectamente hace cuatro meses cuando la negaban. Lo que ocurría entonces es que, hace cuatro meses, Pedro Sánchez no necesitaba los siete escaños de Junts para ser presidente y prefería defender la misma posición que la derecha —sabiendo que era falsa— para no perder votantes por el flanco rojigualdo.

Si finalmente hay investidura, y esperamos que la haya, volverá a quedar completamente demostrado que el único lenguaje que entiende el PSOE no es el de la persuasión y los argumentos racionales, sino el lenguaje de la correlación de fuerzas parlamentaria. Y lo mismo que vale para hacer aceptar al PSOE la amnistía de los represaliados catalanes por el procés es lo que valió en noviembre de 2019 para obligar a Sánchez a formar el primer gobierno de coalición desde la recuperación de la democracia. Lo mismo que vale para avanzar en la resolución del conflicto político en Catalunya es también lo que valió durante toda la legislatura pasada para forzar al PSOE a aceptar avances sociales que no quería aceptar. Si hoy tenemos ley trans, un salario mínimo a 1080€, la primera ley de vivienda estatal de la historia, el derecho a la eutanasia, más inversión pública en dependencia que nunca, la ley solo sí es sí, el ingreso mínimo vital —con todos sus defectos—, el tope al gas o el impuesto a las grandes fortunas, no es porque, de repente, el PSOE se convenciese a sí mismo de que estas medidas —que rechazó durante años— eran ahora aceptables. Si todo esto se pudo conseguir es porque Pedro Sánchez necesitaba los 35 escaños de Unidas Podemos en el Congreso, y también los 13 de ERC y los 5 de Bildu. Es por la correlación de fuerzas parlamentaria.

Si finalmente hay investidura, y esperamos que la haya, volverá a quedar completamente demostrado que el único lenguaje que entiende el PSOE no es el de la persuasión y los argumentos racionales, sino el lenguaje de la correlación de fuerzas parlamentaria

Por eso, renovada la vigencia de esta ley de hierro de la política mediante el giro de 180° del PSOE y sus empresas de comunicación afines con el tema de la amnistía, hay que saber utilizarla una vez más en la nueva legislatura para que los avances sociales en favor de la gente trabajadora y la limitación de los privilegios económicos de la clase parasitaria se sigan produciendo.

Si, como todo apunta, vamos a una legislatura en la cual la centralidad del eje territorial va a servir al PSOE para descafeinar al máximo cualquier acuerdo programático de gobierno en los ámbitos social, económico, de avances feministas y de regeneración democrática, si vamos además hacia un nuevo gobierno de coalición en el que, además del PSOE, solamente Sumar, ICV-Comunes y Más Madrid tengan carteras ministeriales —vetando a Irene Montero en Igualdad como ha propuesto Podemos—, entonces no va a quedar más remedio que volver a utilizar la correlación de fuerzas parlamentaria para poder seguir obteniendo avances en esas materias y para evitar un giro de la acción política del gobierno de coalición hacia el centro-derecha.

En esa situación, si el Gobierno deja de ser un terreno de disputa y se convierte en un espacio mucho más cómodo para el PSOE, será necesario que Podemos, junto a ERC, Bildu, el BNG y las fuerzas de izquierdas excluidas del gobierno, formen un bloque parlamentario que presione para obligar de nuevo al PSOE a hacer lo que nunca quiere hacer; políticas de izquierdas. Frente la arrogancia de Ortuzar, que se presenta como moderador de derechas del Gobierno, y ante la comodidad del PSOE ante esa presión derechista de los jeltzales y Junts, la izquierda parlamentaria debe organizarse y actuar de forma unitaria.


Madrid –

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