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Palco de autoridades en el desfile del 12 de octubre de 2022 — Eduardo Parra / Europa Press

Una fiesta nacional minoritaria

La singularidad española estriba en que los fastos de hoy solamente interpelan a una parte minoritaria de la población. Con el paso de los años, el desfile militar del 12 de octubre —como el rey— se ha convertido en algo que ya solamente representa a la derecha y a la extrema derecha


Hoy es 12 de octubre. Hoy se cumplen 541 años desde que la expedición liderada por Cristóbal Colón tocase suelo americano y, con ello, se diese comienzo a siglos de expolio, exterminio y colonización de los pueblos originarios del nuevo continente. Aquí en España, hoy es el día en el que un reducido pero bullicioso grupo de personas asiste al desfile militar en Madrid para pitar, gritar e insultar al gobierno democráticamente constituido al tiempo que dan encendidos vivas al rey.

Más allá del gran tamaño y gran número de banderas de España y más allá del espectáculo castrense y la exhibición de armamento —algo que ocurre en las fiestas nacionales de prácticamente todos los países—, la singularidad española estriba en que los fastos de hoy, a pesar de constituir oficialmente los festejos más importantes del país, solamente interpelan a una parte minoritaria de la población. Con el paso de los años, el desfile militar del 12 de octubre —como el rey— se ha convertido en algo que ya solamente representa a la derecha y a la extrema derecha.

Aunque el PSOE se haya dedicado estos días, por un lado, a filtrar que Pedro Sánchez ha echado en cara a Feijóo el abucheo y los insultos que hoy se van a producir y, por otro lado, a lanzar encendidos elogios al papel de la monarquía, lo cierto es que la identificación de los más patrioteros símbolos nacionales con el espacio sociológico de la derecha y la extrema derecha es un hecho fáctico que no parece que se vaya a revertir en el futuro sino más bien todo lo contrario. Si Felipe VI pudo ser en algún momento el rey de todos, él mismo hizo estallar por los aires esa posibilidad al alinearse con el movimiento reaccionario del “a por ellos” en su discurso del 3 de octubre de 2017. El haber elegido, en fechas más recientes, que la heredera al trono jurase la bandera antes de jurar la Constitución —y no al revés—, en un acto militar en el cual su padre le recordó que la corona simboliza la unidad de la nación y ella afirmó su voluntad de “dar la vida por España”, revela que la casa Borbón tiene muy claro cuál es la base electoral en la que sustentan su apoyo y su continuidad, aunque el PSOE ande despistado.

La casa Borbón tiene muy claro cuál es la base electoral en la que sustentan su apoyo y su continuidad, aunque el PSOE ande despistado

El desfile de hoy y los corrillos posteriores podrán servir para palpar la actitud de la cúpula del ejército ante una más que previsible ley de amnistía para los represaliados catalanes del procés. Pero lo que es seguro que no va a ocurrir es que el acto del 12 de octubre se convierta, de repente, en una manifestación de calmado y cívico orgullo patriótico por parte de ciudadanos y ciudadanas de todas las ideologías contemplando con tranquilidad, respeto y solemnidad el marchar de unas fuerzas armadas bajo control democrático y aplaudiendo tanto a los soldados como al gobierno de su país. Lo que sí que va a ocurrir es que las mismas gentes que marcharon junto a Ayuso y Feijóo hace unas semanas en Madrid y junto a Ayuso, Feijóo y Abascal este domingo en Barcelona son las que hoy se van a congregar en el Paseo del Prado/Recoletos y al comienzo del Paseo de la Castellana para gritar las mismas consignas llenas de rabia y de odio contra más de la mitad de España.

Porque hoy —12 de octubre— es el día que faltamos el respeto a los países hermanos de América Latina al situar como hito fundacional de la nación española el inicio de su expolio y violenta colonización; hoy es el día del PP y de VOX, es el día de la cúpula del ejército y de la Conferencia Episcopal, del sector más reaccionario de la judicatura y de la mayoría de los medios de comunicación —como veremos en las ya tradicionales y muy engoladas coberturas— y, por supuesto, hoy es el día de la monarquía hereditaria instaurada por el dictador. Pero hoy no es ni de lejos el día de la mayoría de las gentes y los pueblos de España y nunca lo va a ser.

Para que una mayoría social pueda celebrar junta un proyecto de convivencia común —en una fecha que no sea efeméride del inicio del genocidio indígena—, será necesaria una refundación republicana de este hermoso país de países que construya nuevos símbolos e instituciones capaces de acoger sin violencia toda nuestra diversidad ideológica y territorial. No hay, sencillamente, otro camino.


Madrid –

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