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Dietmar Bartsch, presidente del grupo parlamentario de Die Linke

La izquierda alemana de Die Linke defiende a Israel

El canciller alemán socialdemócrata Olaf Scholz apoya con armamento a Israel mientras recorta la ayuda humanitaria a Palestina, prohíbe las protestas y aumenta el presupuesto del Consejo Central Judío


El jueves pasado, el canciller alemán Olaf Scholz, del partido socialdemócrata SPD, pronunció un discurso en el Bundestag sobre el conflicto entre Israel y Palestina y expresó una serie de ideas con las que, al parecer, todos los partidos presentes en la cámara están de acuerdo: «Israel tiene el derecho, respaldado por el derecho internacional, de defenderse contra estos ataques bárbaros». Durante el debate, incluso el partido de izquierda Die Linke defendió a Israel en este aspecto, sin tematizar las violaciones del derecho internacional realizadas asimismo por el propio Estado de Israel en respuesta a los ataques del grupo armado Hamás. El embajador de Israel, Ron Prosor, asistió al discurso y al debate posterior, y recibió el aplauso de todos los presentes, que se pusieron de pie para saludarle.

Scholz aseguró que su gobierno revisará la ayuda humanitaria que el país envía a Gaza, de modo que se garantice que esta financiación no beneficie a Hamás. El canciller criticó que la autoridad palestina y su presidente, Mahmud Abbas, no condenasen los atentados. Agregó: «Su silencio es vergonzoso». Por otro lado, el gobierno del semáforo recordó que en abril prometió al Consejo Central Judío aumentar su dotación anual estatal de 13 a 22 millones de euros para garantizar la seguridad de los judíos que viven en el país, debido al aumento de los ataques contra esta comunidad. El Consejo Central emitió a su vez un comunicado el jueves en el que advertía de que “desde ayer, circulan en las redes sociales y a través de aplicaciones de mensajería llamados a la violencia contra instituciones judías para el próximo viernes”. A nivel nacional, las autoridades alemanas han intensificado las medidas de seguridad en torno a las instituciones judías, en especial los colegios.

Tras del debate, el Bundestag aprobó una resolución de los partidos SPD, la Unión, Die Grüne y el FDP, en la que pedían a la Unión Europea que catalogara a la Guardia Revolucionaria Iraní como organización terrorista. También se anunció que las organizaciones que promuevan actividades de Hamás o justifiquen las acciones de dicha organización serán prohibidas y perseguidas, según explicó el canciller. Esta misma semana se prohibieron varias manifestaciones de solidaridad con Palestina, y cientos de personas fueron detenidas. La justificación para ello fue que en algunas de estas concentraciones, grupos de personas gritaron al parecer consignas antisemitas en árabe.

Alemania y su nuevo rol beligerante del “Zeitenwende”

Scholz subrayó que Alemania tiene una responsabilidad especial derivada del Holocausto para con Israel y afirmó: «En este momento, Alemania solo puede estar en un lugar: del lado de Israel». También destacó que la seguridad de Israel es una «razón de estado alemana». El canciller explicó que es crucial restablecer la seguridad en Israel y sus alrededores. El martes, ya había firmado un comunicado conjunto con los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia e Italia en el que declararon su apoyo «inquebrantable y conjunto» al Estado de Israel «en sus esfuerzos de autodefensa y en defensa de su pueblo contra tales atrocidades».

Mientras el canciller Scholz se reunía con el emir de Catar, que por casualidad el jueves realizó una visita oficial a Berlín, el Ministro de Finanzas liberal del FDP, Christian Lindner, mandaba un comunicado en el que pedía el fin del acuerdo de gas con Catar y el inicio de la extracción de gas en el Mar del Norte

Este apoyo se tradujo en apoyo militar por parte de Alemania: al parecer, Israel había solicitado a Alemania la cesión de drones de combate tipo Heron, y el miércoles el Ministro de Defensa, Boris Pistorius, dio luz verde para su uso. Scholz enfatizó que la solidaridad no se limita a las palabras y señaló que había pedido al Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que informara a Alemania sobre cualquier necesidad de apoyo en cualquier momento, ya sea en el tratamiento de los heridos o bien con el suministro de armamento. Israel ha pedido munición para buques de guerra, explicó el Ministro de Defensa Pistorius el jueves desde Bruselas, “lo cual se discutirá en detalle”, aseguró.

Scholz también criticó a Irán y acusó al gobierno de los mulás de compartir la responsabilidad de la guerra actual. «Aunque aún no tenemos pruebas de que Irán haya apoyado de manera concreta y operativa este cobarde ataque de Hamás, todos sabemos que sin el apoyo iraní en los últimos años, Hamas no habría sido capaz de llevar a cabo estos ataques sin precedentes en el territorio israelí». Scholz mostró el jueves que Alemania asume el rol beligerante que él pidió que adoptase con su famoso discurso de lo que él mismo ha denominado “Zeitenwende” (cambio de tiempos, en alemán) en febrero de 2022, que dio paso al rearme sin precedentes tras la segunda guerra mundial de la República Federal.

Mientras el canciller Scholz se reunía con el emir de Catar, que por casualidad el jueves realizó una visita oficial a Berlín, el Ministro de Finanzas liberal del FDP, Christian Lindner, mandaba un comunicado en el que pedía el fin del acuerdo de gas con Catar y el inicio de la extracción de gas en el Mar del Norte. “Con motivo de la visita del Tamim bin Hamad Al Thani, emir de Catar, a Berlín, el FDP exige al Canciller Federal Olaf Scholz (SPD) que ponga fin a la importación de gas alemán procedente de este país”, escribía el FDP. “El bloqueo verde a la producción de gas y petróleo en Alemania nos sume aún más en la dependencia de Estados que luchan contra nuestros amigos en Israel», escribía el partido a favor del fracking. A nadie asombraría un gobierno verde que acabe por aprobarlo.

Esta situación de cierre de filas tras Israel, que tras los ataques terroristas comete, por su lado, en estos momentos otra carnicería en Gaza, no fue contestada o rebatida en el parlamento más que por un diputado, que tampoco se refirió a ésto, sino que quiso advertir de una guerra mayor. El único que pidió “no enviar armas a ningún territorio en conflicto armado» fue Robert Farle, un político que hasta los ´80 formó parte del partido comunista DKP y desde 2015 pasó a formar parte de la extrema derecha de AfD. En 2022 abandonó el partido y este jueves, casi llorando, pidió al canciller “que hable con todas las fuerzas posibles para evitar una nueva guerra en esa región, que pueda extenderse como un incendio” y que “detenga los envíos de armas a Ucrania también”. 

Die Linke, en sintonía con el resto y sin alternativa

El presidente del grupo parlamentario de Die Linke, Dietmar Bartsch, participó en el debate tras la declaración institucional de Scholz con un discurso en defensa del Estado israelí. «El 7 de octubre marca un nuevo y preocupante cambio cualitativo del terrorismo contra Israel», explicó. “La única responsable de lo que ha ocurrido, y lo quiero dejar muy claro, es, sin peros que valgan, Hamás”, aseguró. «Desde el Holocausto, no se había asesinado a tantos judíos», constató Bartsch, que culpó únicamente al grupo armado de la situación en Israel. Bartsch destacó que asesinar a mujeres y menores “no es una lucha por la liberación, sino simplemente barbarie”. Además, según él, “a los terroristas les daba igual que fueran de derecha, laicos u ortodoxos, Hamás simplemente busca matar judíos. Eso es barbarie», recalcó. 

“No podemos hacernos ilusiones, este conflicto no se puede separar del peor antisemitismo”, advirtió y aseguró que “el hecho de que personas judías por todo el mundo tengan que tener ahora miedo de ser atacadas muestra que no se trata de un conflicto únicamente entre israelíes y palestinos”. El odio al judío estaría muy extendido por países como Catar, Túnez y otros países, pero también en la propia Alemania. “Habrá un gobierno de excepción y leyes de emergencia, así como una ofensiva terrestre”, dijo sin mencionar los numerosos bombardeos de la franja. “No podemos olvidar que Hamás no solo ha asesinado a 1.200 personas judías, sino que también reprime a las personas en la franja de Gaza”, dijo. La población allí sería “utilizada como escudo humano” y pidió al resto de países árabes que permitan que “las personas puedan salir de la franja de Gaza”. 

Economista de profesión y representante del partido más a la izquierda del arco parlamentario, que atraviesa sus peores momentos desde su fundación, Bartsch aseguraba que el estado alemán debe replantear su «política con respecto a Irán». La exportación de «conocimiento y tecnología a Irán» es, en parte, responsable de las bombas de Hamás, aseguró. «La relación de occidente con el fascismo islamista, que es como hemos de llamarlo, ha sido ambivalente durante décadas», sentenciaba. «Si queremos solidarizarnos con Israel, debemos dejar de utilizar, en caso de duda, a grupos y gobiernos islamistas en base a intereses geopolíticos occidentales». Bartsch ve una contradicción en esta forma de actuar: «No podemos proclamar solidaridad y luego exportar tecnología a los mayores enemigos de Israel». Recordó a modo de ejemplo que también se da el caso en el conflicto entre Azerbaiyán y Armenia, así como “en el norte de Siria, donde Turquía actúa brutalmente contra las kurdas y los kurdos”. Y terminó su discurso con una frase lapidaria: «Porque Israel no tiene alternativa».

La «izquierda antialemana», una corriente política marcada por la culpa histórica

La web trotskista World Socialist Web Site escribía que “el 12 de octubre será recordado como el día en que todos los partidos, desde Die Linke a la AfD, cerraron filas para llevar a cabo una política militarista sin tabúes y de represión política”. La idea de identificar el estado de Israel solo con el judaísmo y entender su razón de ser como «razón de estado» de Alemania es algo que, dentro de la izquierda, hasta ahora defendía la llamada «izquierda antialemana», una corriente política marcada por la culpa histórica. Éstos se oponen al nacionalismo alemán y lo relacionan con el pasado nazi del país. Al mismo tiempo, ven el sionismo como algo legítimo y lo consideran el movimiento de autodeterminación del pueblo judío que condujo a la creación del estado de Israel. Dentro de Die Linke, en el pasado hubo numerosas discusiones en el pasado sobre esta cuestión. Resulta por ello muy llamativo que sea precisamente Dietmar Bartsch quien realizase esta declaración en un momento tan importante para Alemania, ya que en agosto aseguró que no se volverá a presentar para la reelección como jefe de la fracción parlamentaria. Para el tiempo que le queda en el convento, dirá. Ya que no todos comparten esa visión, ni siquiera en la directiva de Die Linke. 

A pesar del discurso de Bartsch y de la votación parlamentaria, en una resolución del pasado 11 de octubre la directiva de Die Linke hablaba de que “el dominio de Hamás y su apoyo en la población palestina se basan en gran medida en las condiciones precarias creadas por la política de ocupación”.  Y acusa a Israel de “la construcción de asentamientos y la privación de derechos, la infraestructura deficiente y la falta de perspectivas, junto con el hostigamiento y la violencia no sancionada por parte de las autoridades de seguridad”, que “contribuyen a que Hamas se presente a sí misma como un liberador, mientras sus actores se enriquecen a expensas de la población palestina”. Además, recalcaban que “el gobierno ultraderechista actual de Benjamin Netanyahu ha impulsado esta evolución, promoviendo la construcción de asentamientos y prometiendo la anexión completa de Cisjordania”. Algo que el jefe del grupo parlamentario saliente no mencionó pero también está ahí recogido es que “el anuncio por parte de Israel de un bloqueo total, que incluye el suministro de agua, energía y alimentos, para más de dos millones de palestinos en la Franja de Gaza, constituye una clara violación del derecho internacional humanitario”. 

Más adelante el documento es aún más claro: “DIE LINKE defiende el derecho a la existencia de Israel y una solución de dos estados pacífica en las fronteras de 1967, con Jerusalén Oriental como capital, un Israel soberano y seguro junto a un Palestina soberano y seguro, incluyendo la posibilidad de un intercambio de territorios acordado basado en las resoluciones de las Naciones Unidas”. Otra cuestión en desacuerdo, o que al menos Bartsch no mencionaba y que es diametralmente opuesta a lo que se decidió en el Bundestag: “Rechazamos la reducción de la ayuda humanitaria y la asistencia al desarrollo en las áreas palestinas”, escribían. “Estos fondos se destinan principalmente a garantizar la infraestructura más básica y lo esencial para la vida”, sigue el texto. “La asignación se revisa y se realiza en función de proyectos específicos”. Por lo que concluye que “la eliminación de estos fondos afectaría principalmente a la población civil y no debilitaría a Hamas”.


Berlín-

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