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Pedro Sánchez en la Fiesta de la Rosa

El presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez

Álvaro Ballesteros / Europa Press

10 veces en las que el PSOE ha dicho una cosa y ha hecho su contraria

La aprobación del uso de las lenguas oficiales en el Congreso es el último ejemplo de cómo el PSOE, en cuestión de meses, puede defender una cosa u otra en función de la coyuntura


Esta semana se ha aprobado el uso de las lenguas oficiales y propias en el Congreso de los Diputados, un hecho que se puede considerar histórico y que apenas hace un año parecía imposible que pudiera suceder. Y es que en 2022 el PSOE (junto a PP y VOX) se negó a aprobar esta iniciativa que plantearon los grupos independentistas y nacionalistas apoyados por Unidas Podemos. 

Sin embargo esta semana han votado a favor de esta propuesta ya que se trata de una de las condiciones de los grupos parlamentarios para que la socialista Francina Armengol sea la Presidenta del Congreso. 

Este cambio de posición política del PSOE, que a cualquiera le puede parecer extraño, responde al modus operandi habitual del partido de Sánchez: decir una cosa durante un tiempo y hacer su contraria si es necesario y la coyuntura lo requiere.

Veamos algunos ejemplos recientes que ilustran este comportamiento:

La amnistía.

Aunque todavía no se ha aprobado, es la condición de Junts para que Sánchez sea presidente. Hace menos de un año el propio Sánchez se mostraba contrario a ello y dijo lo siguiente: “el independentismo lo que pide, y lo saben ustedes y los telespectadores, es la amnistía. Algo que, desde luego, este gobierno no va a aceptar y que desde luego no entra en la legislación ni en la Constitución”. Sin embargo, a día de hoy, el PSOE está dispuesto a aceptar la amnistía para conseguir los votos de Junts en la investidura. 

El envío de armas a Ucrania.

El presidente Sánchez dijo el 28 de febrero de 2022 que España no enviaría armas a Ucrania. El 2 de marzo, dos días después, anunció que nuestro país sí enviaría armas. La líder de Podemos, Ione Belarra, se posicionó en contra del giro del PSOE y fue linchada en los medios de comunicación de la progresía mediática y de las derechas. Pero si uno lo piensa fríamente, Belarra y Podemos simplemente mantuvieron la misma posición política, la misma que hasta 4 días antes había tenido Pedro Sánchez.

La ley de eutanasia.

Este proyecto de ley fue presentado por Unidos Podemos en 2017, cuando todavía gobernaba Rajoy. PP y Ciudadanos votaron en contra y el PSOE se abstuvo impidiendo que la norma saliese adelante. Sin embargo, al partido de Sánchez sí le pareció bien aprobar la ley de eutanasia en 2021, cuando ya encabezaba el gobierno y lo podía capitalizar como éxito del PSOE.

La ley trans.

Aunque finalmente, y debido al clamor social, al PSOE no le quedó más remedio que llegar un acuerdo con el ministerio de Igualdad y aprobar la ley trans y LGTBI, muchos fueron los enfrentamientos por esta norma, que estuvo cerca de no ver la luz a raíz de las presiones del sector de Carmen Calvo. Pero lo más enrevesado de este asunto es que el PSOE y Calvo estaban años antes a favor del contenido de la ley y de la autodeterminación de género. De hecho, en 2017 habían impulsado una propuesta de ley casi idéntica a la que desarrolló el ministerio de Igualdad. Sin embargo, en esta legislatura en la que el ministerio de Igualdad dependía de Podemos, Carmen Calvo y otras históricas feministas del PSOE se opusieron firmemente a la ley.

La ley de libertad sexual.

El PSOE se mostró favorable a incorporar el consentimiento en la conocida como “ley solo sí es sí”. El esquema penal corrió a cargo del ministro de Justicia del PSOE, Juan Carlos Campo, hoy miembro del Tribunal Constitucional a propuesta de Sánchez. No obstante, tras las minoritarias rebajas de penas (en contra del espíritu de la ley y del criterio de la Fiscalía General del Estado) y la presión de la derecha mediática el  PSOE decidió modificar la ley junto al PP. Aprobaron volver a un esquema de penas similar al que había antes eliminando el consentimiento como eje central. De hecho, Pedro Sánchez dejó el feminismo fuera de la campaña electoral, llegando a afirmar en precampaña que algunos discursos feministas habían molestado a algunos amigos suyos de 40 y 50 años. Ahora, tras el caso Rubiales, el PSOE parece que ha vuelto a hacer gala del feminismo y del consentimiento.

Pedro Sánchez dejó el feminismo fuera de la campaña electoral, llegando a afirmar en precampaña que algunos discursos feministas habían molestado a algunos amigos suyos de 40 y 50 años. Ahora, tras el caso Rubiales, el PSOE parece que ha vuelto a hacer gala del feminismo y del consentimiento.

El tope al gas.

Cuando Podemos, a través de Ione Belarra y Pablo Echenique, propuso en 2021 poner un tope al precio de las energías inframarginales para reducir los beneficios caídos del cielo de las eléctricas y bajar la factura de la luz, fue calificado de «demagogo» por la vicepresidenta Teresa Ribera. Sin embargo, apenas unos meses más tarde el gobierno llevó a cabo la aprobación del conocido “tope al gas”, del que el PSOE y Pedro Sánchez han hecho bandera.

La renovación del CGPJ.

Los socialistas, tras la insistencia de Podemos, se mostró a favor de modificar el sistema de mayorías para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Es más, los de Sánchez llegaron a firmar una ley en ese sentido junto a Unidas Podemos. Finalmente, el PSOE se echó atrás con el pretexto de no tener luz verde por parte de la Comisión Europea. A día de hoy el CGPJ lleva bloqueado casi cinco años.

La ley de Salud Mental.

En este caso estamos ante otra táctica del PSOE para evitar hacer algo que en teoría defiende. Unidas Podemos presentó una ley para abordar el problema de la salud mental y el PSOE votó a favor de la toma en consideración de la ley para no pagar el coste mediático que habría tenido hacerla caer. Pese a votar a favor de la toma en consideración, los socialistas mantuvieron la ley congelada durante toda la legislatura en el trámite de enmiendas parciales. Con el adelanto electoral obviamente la ley no vio la luz.

Gobierno de coalición con Podemos (una larga historia entre 2015 y 2019).

El PSOE rechazó esta opción tras el resultado del 2015. Pedro Sánchez intentó un acuerdo con Ciudadanos que no obtuvo apoyos y se repitieron elecciones en 2016. Entonces el PSOE le dio el gobierno al PP. Uno de los argumentos esgrimidos fue “que no había números”, ya que pactar con Podemos y los independentistas no era una opción viable. No obstante, en 2018 parece que sí que había números, aunque fueran los mismos números que en 2016, y el PSOE formó gobierno (en solitario, claro) tras la moción de censura de Sánchez a Rajoy (un año antes el PSOE no apoyó la moción de censura de Unidos Podemos). En 2019 Sánchez intentó gobernar con Albert Rivera de nuevo pero Rivera soñaba con adelantar al PP de Casado en una repetición electoral. Aunque Unidas Podemos había ofrecido un gobierno de coalición al PSOE, Sánchez dijo que con Pablo Iglesias no y que sin Pablo Iglesias tampoco. Se repitieron las elecciones de nuevo, Ciudadanos quedó muy debilitado y entonces Sánchez aceptó formar gobierno con Unidas Podemos.

Estos son tan solo algunos de los ejemplos más sonados de todas esas veces en las que que el PSOE ha cambiado de posición política en los últimos años. A veces ese cambio de postura se ha producido al cabo de meses, otras al cabo de años y algunas al cabo de días. Se podría decir de manera objetiva que este comportamiento está en el ADN de los dirigentes del PSOE. Desde “la OTAN, de entrada no”, han sido muchos los episodios en los que el PSOE ha abrazado diferentes postulados políticos en función de la coyuntura. En casi todos estos episodios, los socialistas han contado con el apoyo de los medios de comunicación afines a Ferraz, que han jugado un papel clave para que esos giros políticos no sean leídos como incoherencias o falta de principios.

Este ejercicio de contorsionismo político e ideológico para algunos revela la capacidad de adaptación y supone la clave de la supervivencia del PSOE. Para otros, es la causa del desgaste de las siglas socialistas, pues tantos bandazos políticos en función de la coyuntura han contribuido a profundizar en la crisis de representación y fomentar la aparición de nuevos actores políticos a su izquierda. 

Más allá de estas consideraciones, si algo queda completamente claro es que el PSOE solo suele actuar cuando se ve obligado por las circunstancias, casi nunca por voluntad propia.


Madrid –

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