Diario Red
Menu
Menu
Diario Red

Rueda de prensa en el Congreso de los Diputados

A la atención del periódico ABC

Nosotros no le vamos a pedir al ABC que deje de hacer política a favor de la monarquía o de la derecha más dura. Les pedimos que ustedes tengan la misma consideración y solo les podemos recordar que si tanta molestia les generan nuestras ruedas de prensa, no vengan.


A las diputadas y diputados de Podemos se nos atribuyen a menudo intenciones oscuras. Si planteas propuestas políticas para revalidar el gobierno de coalición es que pones líneas rojas innegociables, si defiendes la continuidad de ministras de Podemos es que planteas imposibles y si das una rueda de prensa es que eres un pesado y haces ruido.  

Y para muestra, un botón. El pasado martes, como tantas otras veces, ofrecí una rueda de prensa en la sala de prensa del Congreso. El objetivo no era otro que dar a conocer los posicionamientos de Podemos, una fuerza política con una representación modesta en el Congreso pero que tiene derecho a utilizar esa sala como cualquier otra fuerza, grande o pequeña. En verdad, no creo que dijera nada del otro mundo: mostré mi apoyo a las futbolistas que estañan denunciando los chantajes de la federación, me congratulé por la reforma del reglamento del Congreso y expuse las propuestas que le hemos remitido al PSOE para negociar la investidura de Pedro Sánchez. Pero entre todas las piezas sobre dicha rueda de rueda, me ha llamado la atención la del periódico ABC, porque pareciera que para el periódico decano de la derecha española parece que la noticia es que Podemos siga dando ruedas de prensa en el Congreso, y así en la pieza se puede leer cosas como “Sánchez Serna no es portavoz adjunto parlamentario de Sumar. Díaz no les cedió ninguno de esos micrófonos” o “Sánchez Serna lleva dos semanas seguidas ofreciendo estas ruedas de prensa además de la que el partido convoca los lunes después de sus reuniones ejecutivas”.  

Supongo que entre líneas se puede leer cierto disgusto o molestia. Si el guión de la muerte de Podemos estaba escrito hace meses, ¿por qué siguen molestando con ruedas de prensa, declaraciones, documentos? ¿Por qué no dejan de hacer política una maldita vez? 

 Hay que decir que hay algo en lo que la pieza periodística tiene razón. No soy portavoz adjunto de Sumar. Pero tampoco lo necesito para hablar en la sala de prensa. Hay diputados que no tienen grupo propio, como Néstor Rego del BNG, que también ofrece rueda de prensa todos los martes. Pero supongo que lo que se está deslizando aquí es una decepción. Supongo que alguien esperaba que, dejando a Podemos sin portavocías en el Congreso, se nos iba a ver y a escuchar mucho menos. Y algo de sentido tenía. 

Pero, ¿por qué son importantes las portavocías en el Congreso? No mucha gente conoce cómo se organiza internamente un grupo parlamentario. Los grupos parlamentarios en el Congreso están formados por un Portavoz, un Secretario/a y hasta tres portavoces adjuntos. El Portavoz ostenta la máxima representación del grupo, al Secretario general le corresponde la organización interna del grupo, mientras que a los portavoces adjuntos pareciera que fueran simples sustitutos del portavoz principal. Sin embargo, los portavoces adjuntos tienen también un rol específico, al tener visibilidad propia y sobre todo, tener autoridad específica para firmar las diferentes iniciativas legislativas, desde enmiendas a una determinada legislación a la presentación de una proposición de ley. 

Sumar, por supuesto, se ha reservado la portavocía del Congreso, que ejercerá Marta Lois, y la secretaría general del mismo, que recaerá en Txema Guijarro, quien fuera dirigente de Podemos y del que se dio de baja motu propio hace un año para enrolarse en el proyecto de Yolanda Díaz.  

Ahora bien, si el partido Movimiento Sumar (no confundir con lo que fue la coalición electoral) se había reservado para sí los dos principales puestos de mando del grupo, lo previsible era que las portavocías adjuntas le correspondieran a las organizaciones con más peso dentro de la coalición. Pero no ha sido así. 

Hay que recordar, nuevamente, que el 23-J, Podemos obtuvo cinco escaños al igual que IU y los comunes, mientras que organizaciones territoriales más pequeñas como Más Madrid, Compromís, la Chunta o Més se quedaron con uno o dos escaños.

Sin embargo, los máximos responsables de Sumar han ideado un reparto de las portavocías que pareciera expresamente diseñado para que Podemos no tuviera ninguna portavocía adjunta, aunque por el camino hubiera algunos damnificados colaterales, como es el caso de Izquierda Unida y el PCE.

Sin embargo, los máximos responsables de Sumar han ideado un reparto de las portavocías que pareciera expresamente diseñado para que Podemos no tuviera ninguna portavocía adjunta, aunque por el camino hubiera algunos damnificados colaterales, como es el caso de Izquierda Unida y el PCE. En concreto, los dirigentes de Sumar, antes incluso de que se reuniera formalmente algún órgano democrático del grupo, plantearon unas autodenominadas “portavocías plurinacionales” que solo podrían asumir partidos de “carácter territorial”: específicamente, los Comuns, Compromís y Chunta Aragonesista. Alguien podría preguntar, en efecto, si un partido como Podemos que tiene implantación en todo el país es menos territorial que un partido que solo tiene representantes en una comunidad. 

Aunque desde Podemos e Izquierda Unida se plantearon alternativas para corregir lo que es claramente una desigualdad de partida, la negativa fue rotunda. No se aceptó siquiera que las portavocías adjuntas fueran rotatorias, no ya entre los partido, sino entre los diputados de los diferentes territorios. Se llega así, a mi juicio, a una situación manifiestamente absurda donde se pretende representar la plurinacionalidad pero se niega la representatividad a diputadas canarias o andaluzas, solo por pertenecer a un proyecto de ámbito estatal, como es el caso de Podemos. Y lo que es más grave, se cortocircuita la autononía parlamentaria de los partidos de una coalición al no disponer de firma propia para presentar iniciativas parlamentarias, teniendo que pedir a organizaciones más pequeñas que les hagan el “favor” de firmar una proposición contra el aumento del gasto armamentístico o en solidaridad con unos sindicalistas en lucha.  

Quizá no sea vano recordar que nunca habíamos funcionado de esta manera. Cuando Podemos lideraba el grupo parlamentario todos los partidos tuvieron portavocía adjunta y firma propia, e incluso el portavoz dividía sus tiempos de intervención para que todos los partidos de la coalición Unidas Podemos pudieran representar a su organización en los plenos importantes. Todo esto se ha perdido. 

Y en este contexto es, precisamente, donde surge una cuestión importante, si Podemos ha sido excluido de la Mesa de la Congreso, si Podemos no cuenta con ninguna portavocía adjunta, si Podemos no tiene asegurada su participación en plenos, ¿qué debe hacer Podemos? Se entiende que nuestros más furibundos críticos o adversarios más o menos declarados, nos proscriban el silencio y, es más, casi que nos exijan la rendición. Sin embargo, esas cosas en política casi nunca salen bien.  

Una organización política lo es porque tiene un proyecto propio y lo despliega política, social y comunicativamente sin cortapisas. Y una organización que concurre a unas elecciones en una coalición electoral tiene toda la legitimidad para ejercer su autonomía y eso, señores del ABC, implica, sí, hacer política y fijar posiciones en la sala de prensa del Congreso de los Diputados. Y por eso lo vamos a seguir haciendo durante toda la legislatura.  

Nosotros no le vamos a pedir al ABC que deje de hacer política a favor de la monarquía o de la derecha más dura. Les pedimos que ustedes tengan la misma consideración y solo les podemos recordar que si tanta molestia les generan nuestras ruedas de prensa, no vengan.


Madrid –

Compartir

Editorial

  • Sánchez nos mete en la guerra de Ucrania

    En pocos días y si nadie consigue evitarlo, Pedro Sánchez estampará la firma de la presidencia del gobierno de España en un contrato que mete a nuestro país en una guerra entre dos potencias nucleares por delegación y que, de nuevo, pretende puentear al Parlamento