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Eduardo Parra / Europa Press

Claves para entender el veto de Yolanda Díaz a Podemos en el Gobierno (Parte 1)

Los morados, que hicieron ministra y vicepresidenta a Díaz, han sido vetados por la dirigente gallega


Hace apenas cuatro años, Yolanda Díaz aceptaba ser ministra de Trabajo en el Gobierno de coalición que rubricaron PSOE y Unidas Podemos con la firma de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Un año y medio más tarde, el líder morado abandonaba el Gobierno para competir con Ayuso en Madrid, nombrando a Díaz vicepresidenta y a Ione Belarra ministra de Derechos Sociales, y proponiendo que la gallega fuera la candidata en las siguientes elecciones generales si así lo decidían las militancias de los partidos que componían Unidas Podemos. Durante la campaña de Madrid, los elogios de la dirigente gallega a éste y a los morados fueron constantes. Pero el día que Iglesias dimitió de todos sus cargos y dejó la política, Díaz viró el rumbo a nivel discursivo y político.

Ya antes de ser nombrada vicepresidenta, como ministra había tenido diferencias con el entonces vicepresidente. Ella abogaba por aprobar los primeros presupuestos del Gobierno con el apoyo de Inés Arrimadas y Ciudadanos, tal y como quería Sánchez. De hecho, presionó en privado a Podemos para que esto sucediera. Sin embargo, Iglesias consiguió amarrar el bloque plurinacional y progresista con Bildu y ERC, apartando de la ecuación a la formación de derechas.

No obstante, y a pesar de aquella diferencia, la relación de Díaz con la formación morada era buena, o al menos parecía serlo mientras Iglesias era el líder y ella una diputada de En Marea, después de Galicia en común y, posteriormente, ministra. Es más, la política gallega abandonó Izquierda Unida por diferencias con Alberto Garzón en 2019, que siempre la miró con recelo porque la consideraba una rival en la interna de IU. Es más, en las negociaciones de cuotas entre los morados e IU, los de Garzón contaban a Díaz como cuota de Podemos.

Sin embargo, la relación con la formación comenzó a girar en cuanto Pablo Iglesias dimitió. Ya en su último Consejo Ciudadano Estatal del partido, que tuvo lugar en marzo de 2021, expresó a los miembros de la dirección que Díaz “si apoyaba a Podemos, los medios no la tratarían muy bien, pero que si por el contrario intentaba ‘matar’ a los morados como intentó Errejón, entonces contaría con muchos apoyos mediáticos”, asegura un miembro de la dirección de Belarra.

Parece que la vicepresidenta eligió un camino más parecido al segundo que describió el entonces líder de UP que al primero. Mucha gente se pregunta cómo alguien que fue muy cercana a Podemos, Iglesias y Montero, tanto a nivel político como personal, haya terminado por vetar a la ministra de Igualdad de las listas al Congreso y a los morados de tener presencia en el futuro Gobierno, tal y como apuntan varios medios, e incluso de negarles cualquier portavocía en las comisiones parlamentarias o la posibilidad de registrar iniciativas parlamentarias en el Congreso.

Cabe recordar que en 2019, cuando Sánchez convocó elecciones, Yolanda Díaz iba de número dos por la provincia de A Coruña, un escaño complicado de conseguir a tenor de las encuestas de aquel momento. “Ella iba diciendo que abandonaría la política para volver a la abogacía, que no quería ir en las listas sin posibilidad de ser electa. Fue entonces cuando Podemos decidió que, al ser Díaz un activo bastante importante de Unidas Podemos, fuera de número uno por Pontevedra, un puesto que iba a encabezar Ángela Rodríguez ‘Pam’, que se lo cedió “con generosidad”, recalcan desde la formación morada.

Yolanda vicepresidenta, Belarra ministra

Cuando Yolanda Díaz es nombrada vicepresidenta, rehace su equipo ministerial. Desplaza a Amparo Ballester de la jefatura de gabinete y ficha a dos hombres: Josep Vendrell y Rodrigo Amírola. Vendrell es un dirigente político de 55 años con una dilatada trayectoria en política. Formó parte del tripartito catalán de 2003 con Joan Saura (ICV). Por su parte Rodrigo Amírola había sido mano derecha de Errejón en Podemos. Se alejó de él en la primavera de 2018 y, “tras quedarse a las puertas de trabajar en una consultoría de un exministro socialista”, como afirman desde Podemos, marchó a Catalunya a trabajar como asesor de la diputada autonómica Jéssica Albiach, que luego sería la candidata de En Comú Podém a la Generalitat. Por su parte, Ione Belarra, que pasó a ocupar la cartera de Derechos Sociales, antes en manos de Iglesias, nombró a Enrique Santiago, secretario general del Partido Comunista de España y amigo de Yolanda Díaz, como secretario de Estado de Agenda 2030.

Desplantes de Díaz a Podemos tras la marcha de Iglesias

Vayamos ahora al día 13 de junio de 2021. Ese día se celebraba la asamblea ciudadana de Podemos para elegir a la nueva dirección y a su nueva secretaria general, Ione Belarra. Yolanda Díaz no acudió a esta asamblea a pesar de que había sido invitada. Sí lo hicieron Alberto Garzón (IU), Enrique Santiago (PCE) y López de Uralde (Alianza Verde). También asistieron miembros de otras formaciones del mapa político español. Pero Yolanda Díaz no, como tampoco Ada Colau, que mandó un vídeo. En Podemos la decisión de Díaz de no acudir chirrió. Les pareció un gesto feo y bastante innecesario. La gallega tampoco asistió a la Uni de Otoño de Podemos, un evento celebrado en octubre de ese año. Sin embargo, sí que participó en las Fiestas del PCE de septiembre.

Además de esto, los morados consideraban entonces que el discurso de Díaz en los medios, a la hora de hablar de la nueva etapa, parecía querer hacer borrón y cuenta nueva, con críticas a los partidos y hablando de que su estilo era no hacer “ruido”, en clara alusión a Iglesias. Si estos gestos no eran muy halagüeños, durante los primeros meses hubo más ingredientes que señalaban el giro de la gallega. Para entonces, lo que en el espacio de Unidas Podemos se conoce como mesa confederal estaba empezando a ver su fin. La mesa confederal era un espacio de debate político semanal/quincenal en el que estaban Podemos, IU, PCE, En Comú Podem y Alianza Verde. Ese espacio lo convocaba Pablo Iglesias y acudían miembros de los diferentes partidos para hablar de la actualidad política y definir la táctica y estrategia a seguir.

Esa mesa confederal, a pesar de que en ella había diferentes puntos de vista e incluso a veces discrepancias, tejía las relaciones políticas y personales de los diferentes partidos.
En julio de 2021, Yolanda Díaz daba a entender a los partidos que esa mesa no se reuniría ya tanto como antes. La última mesa confederal se hizo en octubre de 2021 y no volvió a haber más. 
En una de aquellas mesas para hablar sobre las posibles elecciones andaluzas, que podrían ser convocadas en cualquier momento, Díaz señaló que ella tenía muy buena relación con Ferreras, algo que en Podemos sonó raro.

La foto de Valencia

En octubre de 2021, El Periódico de España, a través de Ana Cabanillas, anunció que Yolanda Díaz celebraría un acto junto a Mónica Oltra y Mónica García (rivales de Unidas Podemos en las elecciones generales y autonómicas). En ese acto también estaría Ada Colau. Los de Belarra no sabían nada del acto cuando lo vieron en prensa. Al preguntar al equipo de Díaz si eso era verdad, éste hizo un ejercicio de contorsionismo y vino a decir que no. “Ya sabéis, cosas de Cabanillas”, vinieron a decir, según los morados. Cabanillas tenía mala fama en Unidas Podemos porque, tanto en El Independiente como en las tertulias donde participa, su labor periodística fue siempre encaminada a desgastar a Iglesias y aupar al errejonismo.

Finalmente, el acto de Valencia sí tuvo lugar, pero sin la presencia de Podemos. En esa época desde la facción de Errejón (que no es la misma que la de Mónica García) se miraba a Yolanda Díaz con recelo ya que siempre han visto con malos ojos al PCE. Algunos miembros del antiguo errejonismo, que ahora habitan Sumar, defendían “que los comunistas tenían que haber disuelto el partido allá por el año 89”, que fue justo lo que hizo ICV con el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), el partido de los comunistas catalanes.

Cabe recordar que, cuando la persecución a Oltra por parte de judicatura y medios de comunicación llegó a su punto álgido, Yolanda Díaz no la apoyó. Es más, el propio día de la dimisión de la entonces vicepresidenta del pacto del Botànic, Yolanda Díaz comparecía en rueda de prensa del Consejo de Ministros. Tras la rueda de prensa, en el clásico “off” con periodistas, le preguntaron sobre las implicaciones negativas que podría tener la posible dimisión de la valenciana en su proyecto. “Vino a decir que lo de que Oltra iba a ser parte del proyecto que ella encabezara era cosa de los periodistas”, contaron los propios informadores que cubren las ruedas de prensa de los martes en Moncloa.

Algunos miembros del equipo de Errejón venían a decir que Yolanda Díaz era IU y no tenían reparos en hacer críticas en redes sociales a la vicepresidenta. Por ejemplo, Pedro de Palacio, que es el número 2 de Más País, escribía en septiembre de 2021 lo siguiente sobre unas declaraciones de Yolanda Díaz en Radio Euskadi en las que la gallega sacaba pecho sobre unos datos de paro juvenil

Críticas de Más País a Yolanda Díaz

Algunos miembros del equipo de Errejón venían a decir que Yolanda Díaz era IU y no tenían reparos en hacer críticas en redes sociales a la vicepresidenta. Por ejemplo, Pedro de Palacio, que es el número 2 de Más País, escribía en septiembre de 2021 lo siguiente sobre unas declaraciones de Yolanda Díaz en Radio Euskadi en las que la gallega sacaba pecho sobre unos datos de paro juvenil: “Tremenda pereza escuchar el contenido. Cada día es más excepcional escuchar algo al margen de la ‘normalidad’. Esa normalidad que encubre la precarización social, el que nunca se toque a los ricos mientras a los débiles se les diga que va bien la cosa”. Varios usuarios de lo que entonces era Twitter contestaron a Palacio, reprochando sus palabras. Él no dudo en responder y en calificar la entrada de Unidas Podemos en el Gobierno como un hecho “que sacrificó todo” y que “dió la oportunidad a VOX de hacerse grande”.

Palacio escribía entonces que “en el Gobierno ya pequeños, no hay iniciativa posible sino subordinación” y afirmaba que defendería “alternativas lejanas a estas mediocridades”. “Tienes compañeros de sobra a los que dirigirte. A los que firman alargar la jubilación, a quienes no derogan la ley mordaza, a quien depende del ‘diálogo social’, afirmaba en un tuit respondiendo a otra cuenta, a la vez que decía que los historiadores hablarían de esa época como similar a la del “carrillismo”.

Ahora mismo, dos años después, Errejón ya ha disuelto Más País en Sumar y a Pedro de Palacio, a tenor de sus publicaciones en redes, el acuerdo de gobierno firmado entre Sánchez y Díaz le parece muy ambicioso y necesario. Y es que, en 2021, en cuestión de semanas, Errejón empezó también a aproximarse a Díaz. Según cuenta un exdiputado de Podemos, “Errejón tras la foto de Valencia estaba arrinconado por Mónica García. No tenía de facto casi ningún poder en Madrid y en el resto del país tampoco tenía nada. Él mismo, posiblemente, si no fuera por el apoyo y protección que le dan los medios, habría tenido que dimitir hace tiempo. De hecho, Yolanda ha asegurado muchas veces en privado que no le gustaba contar con Íñigo para las listas al Congreso pero que se lo tenía que comer”.

El escaño de Alberto Rodríguez

A finales de octubre de 2021 tuvo lugar también la condena a Alberto Rodríguez, que entonces era diputado de Podemos. La sentencia, basada en un montaje judicial, no implicaba según los letrados la retirada de escaño. Pero la presión de la judicatura sobre la expresidenta del Congreso, Meritxell Batet, y su poco coraje hizo que ésta le retirara el escaño al diputado canario tras un segundo informe. Este hecho supuso una crisis muy importante en el Gobierno y en Unidas Podemos. Ione Belarra y Enrique Santiago, durante esos días previos a la condena, intercambiaron muchas llamadas y mensajes con Alberto Rodríguez.

Valoraron junto a él qué hacer y qué estrategia seguir, incluso se llegó a poner encima de la mesa la opción de interponer una querella contra Batet. Durante esos días el canario era partidario incluso de que se rompiera el Gobierno, a raíz de lo que previsiblemente iba a ocurrir, algo que jamás hubiera aceptado Díaz. 
Justo el día en el que le retiraron el escaño, Yolanda Díaz le había pedido a Belarra que presionara en redes sociales a Calviño para acelerar la aprobación de la reforma laboral. La secretaria general de Podemos puso un tuit que tuvo bastante repercusión en los medios, tal y como le había pedido la vicepresidenta. Esa tarde, cuando se conoció la noticia de que a Alberto Rodríguez le quitaban el escaño, Belarra le pidió a Díaz que se pronunciase sobre el tema. La gallega no lo hizo a pesar de que Enrique Santiago le insistió. La falta de reciprocidad sentó muy mal en la cúpula morada ya que “robar” el acta a un diputado electo debido a una persecución judicial era demasiado importante como para que Díaz optara por el silencio.

A partir del día siguiente de que Batet anunciara que retiraba el escaño a Alberto Rodríguez, el canario ya nunca más cogió el teléfono a Belarra y tampoco a Enrique Santiago. Ante los medios, anunció que se iba de Podemos ante un centenar de militantes del partido que fueron a darle apoyo al aeropuerto de Tenerife. Esos días, alguien de Unidas Podemos (lo más probable es que desde el entorno de IU o Comuns) filtró a Ignacio Escolar mensajes de Enrique Santiago en el chat de UP sobre el posible anuncio de la querella. Las relaciones dentro del espacio se empezaban a tensar.

Meses después, Alberto Rodríguez impulsó Proyecto Drago, con el pretexto de que hacía falta una fuerza de “obediencia canaria”, sin influencia de Madrid. Rodríguez, que había sido secretario de Organización estatal en Podemos hasta cuatro meses antes de que le quitaran ilegalmente el acta, giró su discurso y dijo que los morados no salían de la M-30 y que lo que hacía falta era «un proyecto archipielágico centrado», cercano al independentismo. La intención era clara. Su partido político terminó aliándose con alguien al que había detestado, Errejón. Cabe destacar que en Más Canarias, filial de Errejón allí, no apoyaron esa alianza ya que la consideraban contraria a los intereses de los y las canarias porque dividía el voto y dificultaba la reedición del Gobierno progresista, tal y como ocurrió. Ahora en las islas gobiernan Coalición Canaria y el PP, y la división del voto que promovió Rodríguez dejó sin representación tanto a Podemos como a él mismo.

Su proyecto ha contado desde el inicio con la colaboración de uno de los hombres de Díaz en el Ministerio de Trabajo, Héctor Morán, que anteriormente estuvo en Podemos. Díaz también apadrinó a Proyecto Drago, con una foto a pocas semanas de las elecciones de mayo. En Podemos obviamente nunca entendieron bien este juego de Yolanda, ya que Canarias, según las encuestas, era un sitio proclive para que se repitiese el Gobierno, y la división podía suponer perderlo. Además, las posiciones de Rodríguez desde que el inicio giraron en torno a criticar al gobierno de coalición de las islas, incluso desplegando posiciones antigobierno. Ese discurso contrasta de forma completa con el de la vicepresidenta, que es cada vez más afín al PSOE. Pero había algo que unía a Rodríguez y Yolanda Díaz: debilitar a Podemos.

Elecciones en Castilla y León y Reforma Laboral

A finales de 2021, Alfonso Fernández Mañueco, presidente de Castilla y León, anunció elecciones anticipadas en la comunidad autónoma, dentro de la estrategia que habían trazado Casado y García Egea para ir desgastando a Sánchez en una gymkana electoral. La vicepresidenta Díaz no hizo apenas campaña por Unidas Podemos ni por el candidato Pablo Fernández en esas elecciones. Tan solo hizo una visita a un pueblo de 150 habitantes. Unidas Podemos se quedó a 500 votos en Burgos de sacar el diputado de IU. En Podemos creen que si Díaz se hubiera involucrado más posiblemente se hubiese logrado ese escaño.

Por su parte, la gallega esgrimió que no podía hacer campaña en Castilla y León porque estaba centrada en sacar adelante los apoyos para aprobar la reforma laboral pactada con los sindicatos y la patronal. Respecto a la reforma laboral, las ministras de Podemos le habían sugerido a ella y al presidente que lo mejor era buscar los apoyos de ERC y Bildu, cediendo en algunas de las peticiones de estas formaciones. Sin embargo, Sánchez y Díaz se empeñaron en que la ley tenía que salir, así como estaba, con el apoyo de la patronal y los sindicatos. Al final, la reforma laboral salió adelante con el apoyo de Ciudadanos y por un solo voto de diferencia, porque un diputado del PP, Alberto Casero, se equivocó al votar. “Antes de la navidad, Yolanda le había asegurado a Ione Belarra que ella iba a convencer a ERC y que no se preocupara de nada”, recalcan desde el equipo de Belarra.

(Aquí puedes leer la segunda parte de este análisis.)


Madrid –

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