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Díaz decepciona

Pedro Sánchez y Yolanda Díaz en la firma del acuerdo entre PSOE y Sumar — Eduardo Parra / Europa Press

Díaz decepciona una vez más

El acuerdo ha recibido numerosas críticas por parte de movimientos sociales, de activistas y de personalidades de la izquierda por sus carencias y su falta de ambición en general


Ayer martes, a primera hora de la mañana, el PSOE y Sumar filtraban a los medios de comunicación que habían alcanzado un acuerdo programático que serviría para garantizar el apoyo de los de Yolanda Díaz a la investidura de Pedro Sánchez y —aunque no paran de repetir en público que no están negociando carteras— su entrada en el próximo gobierno de coalición, suponiendo que éste llegue a formarse. La filtración se limitaba a una serie de titulares ambiguos que hacían referencia a unas cuantas medidas sin concretar detalles para situar todo el foco en la que, desde Sumar, habían pasado la última semana situando como el «escollo principal» para así poder vender como una victoria política su consecución: la reducción de la jornada laboral máxima de 40 horas semanales a 38,5 horas semanales en 2024 y a 37,5 horas semanales al final de la legislatura. La filtración inicial, además, no era exactamente igual desde el lado del PSOE que desde el lado de Sumar, como indicó en X la periodista Esther Palomera.

No sería hasta las 13:00 que la líder de Sumar y el secretario general del PSOE comparecerían en el museo Reina Sofía para celebrar y detallar un poco más el acuerdo en una mesa con el eslogan «España avanza» —utilizado por el PSOE en su propia campaña electoral del pasado 23 de julio—, y no sería hasta unos pocos minutos antes de esa hora que los periodistas —y alguno de los partidos de la coalición, como Podemos— recibirían el PDF con el acuerdo completo. Un documento de más de 40 páginas con más de 240 puntos, de los cuales, sin embargo, la inmensa mayoría no concretan ningún tipo de medidas, ni mucho menos plazos o cantidades, sino que se limitan a mencionar los significantes correspondientes utilizando verbos vacíos que no comprometen a nada, como «fomentar», «impulsar», «auspiciar», «consolidar» o «profundizar».

Además de la evidente falta de concreción, el envío por parte del PNV de fuentes del partido a los medios de comunicación diciendo que «debemos ser muy cuidadosos en los acuerdos y no imponer agendas propias» volvía a dejar claro que, como ya hemos recordado en Diario Red, no existe en esta legislatura la mayoría progresista y de izquierdas que sí existía en la anterior y, por lo tanto, cualquier medida que tenga que ser aprobada en el Congreso no podrá serlo si no cuenta con los votos a favor del PNV y de Junts; dos formaciones de derechas en lo económico que, como es natural, se van a oponer a cualquier política pública que suponga limitar el poder o los ingresos de las grandes fortunas y las grandes empresas para mejorar las condiciones materiales de vida de la mayoría social. Ante esta evidente situación de aritmética parlamentaria, cabe preguntarse qué sentido tiene prometer a la ciudadanía que se van a llevar a cabo determinadas medidas cuando no cuentan con los suficientes apoyos parlamentarios.

Cabe preguntarse qué sentido tiene prometer a la ciudadanía que se van a llevar a cabo determinadas medidas cuando no cuentan con los suficientes apoyos parlamentarios

El acuerdo, además, ha recibido numerosas críticas por parte de movimientos sociales, de activistas y de personalidades de la izquierda por sus carencias y su falta de ambición en general.

La Plataforma Trans lamentó en un comunicado «la falta de propuestas concretas para mejorar e incorporar en la Ley Trans y de Derechos LGTBI, aquellas realidades que quedaron fuera».

En la misma línea, el despacho de abogados Olympe, reconocido por su activismo y por su defensa de las personas LGTBI, escribía en X: «Por ahora, lo leído sobre derechos LGTBQI+ (3 puntos de 48 páginas) nos quita las ganas de seguir leyendo el resto.»

Javier Aroca, el conocido antropólogo, articulista y tertuliano en diferentes medios de comunicación, como la Cadena SER, escribía sobre el acuerdo en la misma red social: «Muy decepcionante, el Pacto PSOE-SUMAR es sólo pa tirá p’alante y para repartir competencias e influencias. Pobre.»

En materia de migraciones y derechos de las personas migrantes, el colectivo porCausa, con una larga trayectoria en el tema, publicaba un tuit en el que se podía leer: «El acuerdo programático de PSOE y Sumar no contiene propuestas ni pactos en materia migratoria y de asilo. Ningún interés por dotar de derechos fundamentales a cerca de medio millón de personas que viven en España en situación irregular.»

Por su parte, la reconocida investigadora Violeta Assiego Cruz publicaba un detallado hilo en X en el que argumentaba que el acuerdo entre PSOE y Sumar es un acuerdo «sin perspectiva feministas ni mirada de derechos de infancia, sin enfoque de derechos humanos ni comprensión de qué es la diversidad familiar».

El activista por los derechos de los consumidores y portavoz estatal de FACUA —la mayor organización de consumidores del país—, Rubén Sánchez, explicaba que «Afirmar que se fomentará el asociacionismo de los consumidores «renovando e impulsando» un órgano consultivo del Gobierno dice bastante poco del interés de PSOE y Sumar en fomentar el asociacionismo de los consumidores.»

El diputado autonómico de Más Madrid —formación que pasa por ser uno de los apoyos fundamentales de Yolanda Díaz—, Pablo Perpinyà, señalaba en X otra de las carencias del acuerdo en la que muchas personas habían reparado: «¿Me he saltado algo o el acuerdo entre Sumar y PSOE no dice ni una palabra sobre el Sáhara Occidental y giro dado por el Gobierno en la legislatura pasada?», escribía Perpinyà.

Por último, en el apartado de vivienda, uno de los más importantes políticamente para la izquierda, la propia Alejandra Jacinto —quien fuera elegida por Yolanda Díaz para ser la portavoz de vivienda de Sumar durante la reciente campaña—, era muy crítica en X, lamentando que el acuerdo solamente contiene «compromisos genéricos y poco ambiciosos» en esta materia.

A diferencia de lo ocurrido en 2019, cuando todo el mundo entendió que Pedro Sánchez se había visto obligado por las circunstancias a firmar con Podemos un acuerdo que no quería firmar, el acuerdo entre PSOE y Sumar firmado ayer no es otra cosa que la victoria aplastante del actual presidente en funciones sobre el espacio situado nominalmente a su izquierda. La cruel reacción irónica por parte del PP al conocer el acuerdo —»Sánchez ha logrado contra pronóstico el apoyo de Sumar»— no solamente causó risas en todas las redacciones periodísticas del país. Además, pone el dedo en la llaga de una realidad política enormemente decepcionante para la izquierda: que la estrategia de rechazo al combate político con el PSOE, de demonización del «ruido» y de arrinconamiento de todo lo que significa la praxis política de Podemos por parte de Yolanda Díaz solamente conduce a la subalternización de la izquierda bajo el rodillo de los socialistas y a la resultante amputación de toda capacidad transformadora.


Madrid –

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