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Acto por la firma del acuerdo — Eduardo Parra / Europa Press

España avanza

Si las formas son el fondo, en la nueva coalición de gobierno no se intuye voluntad alguna de transformación. El ruido ha transmutado en la solemne marcha nupcial de España avanza


Las formas son el fondo. España avanza fue uno de los lemas que el PSOE usó en la campaña electoral del 23 de julio. España avanza recuerda el España va bien de José María Aznar. España avanza figuraba en grande en el retablo del museo Reina Sofía delante del cual se ofició el martes la boda entre “querido Pedro” y “la vice”. No hubo preguntas de periodistas, se tachó del guion “quien tenga algo que decir que lo diga ahora o calle para siempre.”

Sigamos con las formas. En la portada del documento de acuerdo “España avanza” en grande, seguido de “Una nueva coalición de gobierno” en pequeñito. Las siglas PSOE en rojo y el nombre Sumar en rojo degradé, rosa. La unidad de la izquierda en comunión con el PSOE. Si las formas son el fondo, en la nueva coalición de gobierno no se intuye voluntad alguna de transformación. El ruido ha transmutado en la solemne marcha nupcial de España avanza.

España avanza es como un guiso sin aliños, lleno de ausencias y futuribles. Un acuerdo de izquierdas sin feminismo popular, con ecologismo greenwashing y plurinacionalidad ignorada. Hay antecedentes. Izquierda Unida firmó un acuerdo de gobierno con el PSOE de Susana Díaz tras las elecciones andaluzas de 2012. En el aparecían hasta la banca pública o el banco de tierras. Fue el gobierno andaluz de la obediencia debida a los recortes de Mariano Rajoy y del ministro Cristóbal Montoro bajo el designio de la “lealtad institucional”. En marzo de 2015, Díaz arrojó a una IU suplicante por la borda y convocó elecciones anticipadas.

Sumar se ha casado con el PSOE. La fiesta espera la investidura. Las burguesías catalana y vasca no quieren repetición electoral. La amnistía está a falta de afinar la letra de los pagarés. PNV y Junts buscan un pacto entre elites territoriales con el poder económico central. España avanza sin plurinacionalidad ni diversidad territorial. Salvo la mención a la financiación de la Comunitat Valenciana, para satisfacer a Compromís, el acuerdo no expresa intención alguna de reducir las desigualdades estructurales que afectan a comunidades como la Andaluza que podría ser por población el miembro dieciséis de la UE.

España avanza es como un guiso sin aliños, lleno de ausencias y futuribles. Un acuerdo de izquierdas sin feminismo popular, con ecologismo greenwashing y plurinacionalidad ignorada

España avanza pero no sabemos cuánto ni hacia dónde. CC.OO y UGT le han dado los parabienes, CEOE y PNV los paramales. Yolanda Díaz ha negociado con Sánchez sin previo acuerdo interno en su coalición, al menos Podemos ha sido ignorado. Pero sus cinco votos cuentan. Si hay investidura, la legislatura estará marcada por la cuestión territorial y la virulencia del bloque reaccionario.

Una vez que se cierre el acuerdo de investidura con las fuerzas nacionalistas e independentistas, la decisión de Podemos será muy difícil. Sus activos más importantes, Irene Montero y Ione Belarra, están vetados por Sánchez y Díaz. Pretenden acorralar a Podemos bajo la amenaza de culpa de una repetición electoral en la que el bloque reaccionario puede ganar posiciones. Ante esa amenaza la de Ada Colau es calderilla.


Madrid –

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Editorial

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