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Pedro Sánchez, sesión de investidura — Dani Gago

Superglú plurinacional

Las reglas del juego y los números son constituyentes de la democracia parlamentaria. La soberanía popular descansa en el congreso, ni en el rey ni en los jueces


Hoy se inviste Pedro Sánchez Castejón con el apoyo de ocho fuerzas con representación en el congreso. Los votos del electorado del propio PSOE más, por orden cuantitativo, los de Sumar con Podemos, ERC, JxCat, EH Bildu, PNV, BNG y Coalición Canaria suponen doce millones quinientos seis mil seiscientos ochenta y dos (12.506.682). El Partido Popular y Vox votarán en contra, los votos de su electorado suponen once millones ciento veinticinco mil quinientos ochenta y cuatro (11.125.584). El bloque democrático obtuvo el pasado 23 de julio un millón trescientos ochenta y un mil noventa y ocho (1.381.098) votos más que el bloque reaccionario. Estos son los números.

Alberto Núñez Feijóo no fue investido en la farsa de sesión de investidura del 26 de septiembre pasado auspiciada por Felipe VI, clave de bóveda del bloque reaccionario, porque aún siendo primero en votos, trecientos cincuenta mil seiscientos ocho (350.608) más que el PSOE, no dispone de mayoría parlamentaria. Y no podrá disponer mientras Vox y el trumpismo ayusista de su propio partido le marque el paso y sea imprescindible para conformarla. Estos son los números.

El referéndum, consulta sin consecuencia jurídica alguna, del uno de octubre de 2017, se promovió tras las elecciones catalanas del 27 de septiembre de 2015. Elecciones planteadas como plesbicitarias por la coalición formada por ERC y la antigua Convergencia pujolista, Junts per Sí, con la propuesta de celebración de un referéndum unilateral. Los ecos del 15M de 2011 empujaban el crecimiento de Podemos, la mayoría absolutísima de M. Rajoy gobernaba sin escrúpulos entregando miles de millones a la banca. Las elecciones plesbicitarias las perdió el bloque de la unilateralidad por catorce mil setecientos nueve votos (14.709), formado por JxSí y CUP, frente al bloque que sumaba el apoyo a un referéndum pactado, Cataluña sí que es Pot (actual En Cumú Podem), con la oposición frontal al mismo, Ciutadans, PSC y PP. La mayoría parlamentaria que pudo formar gobierno y avanzar (JxSí más CUP) no fue mayoría electoral. Esos también son números.

Las reglas del juego y los números son constituyentes de la democracia parlamentaria. La soberanía popular descansa en el congreso, ni en el rey ni en los jueces. Estos días los líderes del bloque reaccionario, con sus jarrones chinos, su judicatura, sus medios de comunicación, sus presidencias de comunidades autónomas, sus juciles y sus jusapoles, participan de un proceso insurgente. La barbarie fascista que se concentra a diario delante de Ferraz.

Las consecuencias políticas de señalar al futuro gobierno de Pedro Sánchez y sus apoyos parlamentarios como golpistas, a pesar de los números, serán duraderas.

Las consecuencias políticas de señalar al futuro gobierno de Pedro Sánchez y sus apoyos parlamentarios como golpistas, a pesar de los números, serán duraderas. Como duraderas son las consecuencias para la monarquía del discurso de Felipe VI del tres de octubre de 2017 en el que legitimó el “a por ellos” legitimando a Vox y al ayusismo como dirección ideológica del bloque reaccionario.

La investidura de Sánchez está ensamblada con superglú plurinacional. El PSOE no ha querido nunca depender de la plurinacionalidad de España, pero para gobernar ya no tiene más remedio, son los números. Además está siendo arrojado fuera del consenso del 78 por las ultra derechas judicial, mediática y política. El bloque democrático entra con el PSOE en un punto de no retorno. O avanza en la profundización democrática o entrega España al fascio.

La primera tarea debería ser convertir RTVE en un verdadero medio de información público democrático, la segunda renovar el Consejo General del Poder Judicial cambiando la ley con el apoyo del bloque plurinacional, la tercera liquidar la ley mordaza, la cuarta abrir un debate sobre financiación de las comunidades autónomas que compense las intenciones del pacto bilateral entre elites de las burguesías vasca y catalana para evitar que renazca un nuevo “a por ellos” con más fuerza, basado en la demanda de igualdad de quienes siempre votan y actúan contra la igualdad.


Madrid –

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