En esta combinación —una denuncia de los desmanes del capitalismo combinada con un llamamiento a la resignación—, reside el principal pecado —o crimen, si entendemos que hay dolo— del socioliberalismo…
El PSOE utiliza la participación pública en determinadas empresas no para garantizar el interés general, como obliga el artículo 128, sino para aceitar el funcionamiento de un capitalismo de amiguetes…
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