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El periódico de la guerra

No es casualidad que el principal accionista del grupo PRISA —dueño de El País, pero también de la SER—, Joseph Oughourlian, sea, al mismo tiempo, el segundo mayor accionista de Indra, una de las principales empresas españolas del sector de la defensa


«Estamos en una época de preguerra. No exagero». Con estas dos frases, titulaba el pasado viernes El País su entrevista al nuevo primer ministro polaco, Donald Tusk. La ominosa advertencia del líder del partido homólogo al PP en el país más grande de Europa del Este ocupaba la mayor parte de la portada en papel de la cabecera referente del progresismo español, pero todavía dejaba un poco de espacio a su derecha para que pudiésemos leer otro titular algo más pequeño: «Defensa ofrece Menorca como tercera base de la OTAN en España». Y la portada digital del periódico de PRISA ese mismo día era todavía peor. A esos dos titulares, había que añadir otros dos —todos ellos en la posición más destacada de la página web—: «Jersón se defiende de las bombas mientras lucha contra los colaboradores y los bulos de Moscú» y «Las maniobras militares de Marruecos frente al Sáhara inquietan al Gobierno de Canarias».

Este desmedido furor bélico por parte de El País no es ni algo nuevo ni algo que se circunscriba al pasado viernes santo. Por el contrario, hablamos de un posicionamiento político constante que se lleva repitiendo —semana tras semana, día tras día— al menos desde el inicio de la invasión de Ucrania. Sin ir más lejos y hace tan sólo unos pocos días, el periódico dirigido por Pepa Bueno publicaba un claro editorial en el que abrazaba sin matices la necesidad de aumentar el gasto en armamento y proponía el endeudamiento mancomunado de la Unión Europea mediante eurobonos para financiarlo.

Es absolutamente evidente para cualquiera que tenga ojos en la cara que la élite económica, política y mediática europea —desde la «izquierda» sistémica y el ecologismo capitalista de Sumar en España o los Verdes en Alemania hasta el sector de la extrema derecha alineado con la OTAN, pasando por la derecha conservadora tradicional y el progresismo socioliberal— apuestan unánimemente por la inyección de ingentes cantidades de dinero público en la industria armamentística y, seguramente, el entusiasmo de El País —superior incluso al de las cabeceras de la derecha mediática— tenga en parte que ver con que es más difícil convencer al electorado progresista de la necesidad de prepararse para la guerra.

Seguramente, el entusiasmo de El País —superior incluso al de las cabeceras de la derecha mediática— tenga en parte que ver con que es más difícil convencer al electorado progresista de la necesidad de prepararse para la guerra

Al mismo tiempo, no es casualidad que el principal accionista del grupo PRISA —dueño de El País, pero también de la Cadena SER o del Huffington Post—, el fondo de inversión Amber Capital del francés Joseph Oughourlian, sea, al mismo tiempo, el segundo mayor accionista de Indra, una de las principales empresas españolas del sector de la defensa y seguramente una de las más beneficiadas por la escalada bélica.

En cualquier caso, lo que es un hecho incontestable es que el periódico que Gregorio Morán llegó a definir como «el intelectual orgánico de la Transición española» se ha sumado, también en el asunto de la guerra, al consenso de régimen, configurando así —junto a los medios de la derecha y la extrema derecha— un frente mediático unificado con una potencia de fuego atronadora. Por ello, a la movilización social masiva que se tiene que producir para evitar que las élites europeas nos lleven a la catástrofe y a la movilización electoral que se tiene que dirigir a los pocos partidos que se oponen a la escalada bélica, es indispensable añadir el fortalecimiento de aquellos activos mediáticos verdaderamente de izquierdas que apuestan por la lucha de clases y por la paz entre los pueblos. Nos va la vida en ello y, esta vez, ni siquiera es una metáfora.


Madrid –

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