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«La Vaquilla» de Luis G. Berlanga

Cuerpo a tierra que vienen los nuestros

Allí nos encontrarás, junto a Saramago, a Mafalda, a Stan Marsh y a Cantinflas. En Comala. Somos los que condenamos la idiotez. Para nosotras ETA ha muerto. Franco no tanto


Tenemos al enemigo metido en casa. Se ha hecho fuerte y no hay quien le eche del chaise longue (si es que tienes uno). Se nos ha metido hasta la cocina  el pesado de la peli “El hombre que vino a cenar” (1942).

Y encima estamos en el país de las puñaladas traperas, de la zancadilla al compañero como deporte nacional, de dar por saco al que destaca. La clave es desear que le vaya muy mal al que tienes más cerca para así brillar tú. Desearlo y poner toda la carne en el asador para conseguirlo, sin que parezca un accidente.

Ya lo dijo Otto Von Bismark: “España es la nación más fuerte del mundo. Siempre ha intentado auto destruirse y nunca lo ha conseguido”.

El PP prefiere que el país se vaya a la mierda antes de que el PSOE gobierne y lo haga medio bien (lo vimos durante la pandemia). Y el PSOE tiene a tanta gente que colocar que prefiere ganar la Moncloa a toda costa antes que darles explicaciones interminables y ver cómo el PP llena la cárcel del Soto del Real o se hace otro Blesa.

Además Europa prefiere al PSOE. El capital seguramente también, y los Borbones. Un servidor, un siervo, un esclavo.

Von Bismark se hubiera puesto las botas con la izquierda de este país. Los que van de progresistas y en el fondo son unos fachas de la vida, del día a día.

Jefes que se llenan la boca de “más periodismo” y que se rodean de hombres de paja en puestos clave para que nunca les hagan sombra. Tíos que no saben hacer la O con un canuto y que lo único que saben es figurar, ser un cero a la izquierda. Pero se dan unos aires, que parecen alguien o algo.

A estos esbirros les pasas el texto que tienen que leer y lo leen sin pestañear. En el futuro tendrán un puestito por los servicios prestados. Y así todo. La cadena de izquierdas. Tira de la cadena y cierre al salir.

En cualquier país menos civilizado (por la idiotez) serían bedeles de un canal local en Spokane (Estado de Washington). Porteros de un burdel de malos sentimientos en Marsella. Unos fracasados. Entendiendo por fracaso no avanzar ni dejar que nadie avance.

También se pueden apreciar estos comportamientos ancestrales y vomitivos en los partidos “de izquierdas” que se desintegran por momento cada día. Esos que mueren matando, matándose entre ellos.

Ahora que les han clavado la espada de Damocles en el esternón recuerdan con una sonrisa lo bien que les trataban en la coalición anterior. Que no era perfecta, pero no era este guirigay donde la lideresa se cepilla a su amiga a golpe de tenedor sobre una copa de vino en una cena. Chin, chin y a casita.

Lo dijo Valle Inclán, lo sabía José Luis Sampedro y nos lo puede confirmar Emilio Lledó.

Esto es un sin dios, un sin vivir.

La envidia, el ego, los complejos y la gilipollez permanente se cuela por todos los rincones.

No hay más que ver la hoja de servicios del exministro “comunista” durante sus cuatro años de tocamiento de higo sincronizado.

No sabemos qué ha hecho por esta sociedad. ¿El alcantarillado? ¿Los acueductos?

No hubiera llegado ni a chófer (con todos mis respetos) de Negrín.

El doctor se hubiera aburrido con él. Era más divertido tener a García Oliver en el consejo de ministros.

Metemos ahora en la ecuación de “cuerpo a tierra que vienen los nuestros” a ETA.

¿En qué momento se deja de felicitar el Año Nuevo? ¿En qué momento se puede dejar de tener que condenar a ETA todos los días?

Los que negociaron el cese del terrorismo son los que menos quieren que vuelva, está claro.

A los que la existencia de ETA les venía bien para generar terror en sus votantes y aumentar votos están llorando por las esquinas porque la banda terrorista o la banda armada o el movimiento de liberación no sé qué… no vuelve. Que te vote Txapote.

Del GAL ni pío. Ni está ni se le espera. De las torturas hasta 1979 en la DGS ni te cuento. Martín Villa sigue por ahí dando conferencias y charlas anodinas.

Las cunetas y cementerios a rebosar de republicanas y republicanos fusilados.

Y nadie mueve un dedo, ni los que supuestamente cogieron el testigo político de muchos de los fusilados.

Métete en la fosa otra vez que vienen los nuestros.

Lo que habría que condenar (entre otras muchas cosas) es que le hagas la vida imposible a compañeros tuyos que brillan más que tú (porque se lo curran más, ni más ni menos o porque tienen otro talento).

Porque eso influye en el país que estás destruyendo.

Feministas de boquilla.

Rojos de boquilla.

Progreso el que llevan ahí colgado.

Dame un ministerio que quiero morir y llevarme a gente por delante. Son osados, kamikazes de la carretera que dejan siempre libre el carril izquierdo.

¿Pero quién quiere ser ministro? Además de Félix Bolaños… ¿Hay algo más tostón en la vida?

Que sí, que puedes cambiar cuatro cosas mal contadas. Pero es una trituradora de carne y además luego nadie te lo agradece. Hay gente incluso que vive en el ministerio, imagínate el delirio.

Pero recuerda que SOLO sí es sí, y que el violador eres tú.

Cuando peor mejor para usté beneficio propio. Los españoles hacen cosas.

A muchos y muchas les mueve la pasta, trepar, seguir escalando en la escalera de incendios que no conduce a ningún sitio.

Pasar al panteón de los hombres y las mujeres ilustres. Seguimos para bingo.

Allí donde nunca verán el nombre de Federica Montseny, o Rosario La Dinamitera o a la Doña Clotilde del Chavo del 8. Esa guerrillera madrileña que tuvo que emigrar como tantas para no acabar en una cuneta.

Entramos en la zona gris, de radar de tramo. ¿Qué estarán tramando los de siempre? ¿Una guerra mundial? Tramadol en vena. Nos quitarán la vida y se la quitarán a ellos mismos. Se la podrían quitar ahora y nos ahorraban el disgusto de ver como salta nuestro planeta por los aires por ese “a ver quién la tiene más larga”.

Volvamos a nuestra trinchera.

No se pasa de 72 diputados a 4 porque te tenga manía el profesor o las cloacas te ignoren (que te ignoran).

No se pasa de dar datos convincentes a ser un fantasma en una sábana diseñada por Amancio Ortega en un tugurio de Bangladesh.

Ya no vales ni para reunirte con Puchi.

Ahora a la que dejan sola en el escaño es a ti. El karma es una putada andante y tiene memoria. La afrenta del folio en blanco les salió cara.

El fuego amigo ha matado a más gente que el tabaco. Que se lo digan a Durruti. Que la tierra te fue leve, camarada, que lo sé.

Recoges lo que siembras. No lo digo yo, lo dice la naturaleza, que es sabia, sin tener un doctorado en Nebraska ni en Salamanca.

Valores, sentido común, compañerismo. Papá estado y su violencia vicaria.

Ceder el asiento a tus mayores, decir hola, adiós, gracias… Ya tú sabes.

No seas un imbécil con un máster en la Carlos III. No puedes tener de profe a los que salen en A la Cloaca Viva y estar bien de la azotea. Vamos no me fastidies.

Tiene más sabiduría un pastor de Soria. Y está en tu trinchera, leyendo a Miguel Hernández, sin pegar tiros a nadie.

Tenemos el partido conservador más ladrón de Europa. Que se puede ser conservador y ser legal, oiga.

Merkel parece Rosa Luxemburgo. Cospedal no es Federica Montseny, lo juro por Segundo Marey.

Tenemos el partido socialdemócrata más conservador y cateto de Europa también. El 23-F, el GAL, el 135, la consagración de la pinche Ley Mordaza, que no de la primavera.

Tenemos el partido ladilla del “socialdemócrata” más traidor y advenedizo de Europa. Con su mar y sus vetos se lo coman.

Y tenemos al partido más socialdemócrata y más suicida de Europa también.

El tiro en el pie como deporte nacional. Se ponen morados.

Allí donde llueven los cuchillos, las envidias, los jetas de la vida y los que ya están buscándose una puerta que gire correctamente. Con bien de 3 en 1 on the rocks, please. Marca España. Y dicen que el 15-M estaban en Cibeles…

Parece que el casting lo hizo Santiago Segura.

Que si la abuela fuma. La culpa siempre del empedrado.

Nos tienen manía. Que sí, pero no es oro de Moscú todo lo que reluce. Igual un poco de autocrítica…

Igual la culpa de la debacle es tuya porque os vino grande todo. Es normal, y no pasa nada por decirlo.

—Nos vino grande, nos vino demasiado pronto, no teníamos ni idea de todo lo que había detrás. No pusimos las luces largas.

Uno siempre llega tarde donde nunca pasa nada, decía Serrat.

¿Qué puede cambiar un vicepresidente segundo de EGB o cuarto de la ESO cuando tiene a medio planeta sociata y no tan sociata con un piolet apuntándole a la cabeza?

Faltó que le metieran en un autobús de línea camino a Benidorm con los del Imserso. Pero haciendo de anciano.

Luego se te meten en el partido mendrugos como Ramón Espinar o Jesús Santos. Este último nombre no anunciaba nada bueno. Jesús, Santo, santo es el señor, dios del universo, llenos están el cielo y la tierra de tu gloria, trincando en el cielo, cielo, cielo.

Pasamos de asaltar los cielos a ponerle una silla al picaporte del infierno para que no salga el Errejón de turno.

Eran cinco y ahora son cuatro. Por el camino se quedó una y no sabemos exactamente qué ha pasado. Yo ya ni pregunto.

De las cuatro que quedan hay una que va camino a Gaza en un barco, de nombre extranjero.

Hay que reconocer que ovarios no les faltan. Aunque la flotilla no salga del Bósforo porque el Mossad es mucho Mossad y te pone un cepo al ancla mientras dentro del barco escuchan a Aimar Bretos y se quedan tan panchos.

Si no es por no ir. Si hay que ir…

Las pancartas del 15-M eran sabias:

“Esta revolución no es de derechas ni de izquierdas, es de sentido común”.

“Somos la generación más preparada y menos valorada”.

“364 días reflexionando… hoy descanso”.

“Violencia es cobrar 600€”.

“Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”.

“Generación NINI, ni PP, ni PSOE”.

“La barricada cierra la calle, pero abre el camino”.

Yo creo que los rojos de verdad no se deberían rodear de una corte (o cohorte) de amigos (que más parece un cotolengo que un grupo de trabajo) para sacarnos del atolladero en el que vivimos.

Los rojos auténticos ponen en secretarías de estado, ministerios y hasta en el puesto de pipas del barrio a los y a las mejores. Te caigan bien o no.

Si tienes a Messi pones a Messi, no a tu vecina del quinto. La simpática.

Hemos venido a la política a mejorar este puto planeta, digo yo. No a la fiesta de cumpleaños de una niña (o un niño) de 12 años con trastorno límite de la personalidad.

Hacerle la vida imposible a un compañero de partido es de ser un auténtico gilipollas. Pierde él, pierdes tú, perdemos todas. Mientras desde la otra trinchera se parten la caja. Nuestra caja de resistencia en números rojos, de tanto pagar multas de la Ley Mordaza.

Pensar en tu puerta giratoria sin mirar los cadáveres que vas dejando por el camino merece que te quemen en plaza pública, a poder ser un 15-M. En Wall Street, o dentro del Primark de Gran Vía (Madrid).

Tenemos al enemigo atado con un candado a nuestro sofá de no leer, y la llave la tiene Borrell, ese gran demócrata.

O Sabina. Vete a saber.

O José Coronado.

Si se hiciera un #MeToo en la política española nos faltaría cinta de cassette para grabar todos los testimonios.

—Me too he sido aniquilado políticamente por pensar diferente, por exponer mis ideas para mejorar las cosas de verdad.

—Me too no he sido un Errejón de la vida y así me ha ido.

—Me too no soy un Marlaska de manual y por eso no tengo donde caerme muerto.

No como los migrantes que se suben a una patera y terminan apaleados en Lavapiés.

Ese mismo ministro que, cuando las hordas de la Gestapillo de las muñecas hinchables en Ferraz estaban a punto de invadir la casa del vicepresidente segundo de España y cuarto de Alemania, se estaba descojonando de risa en su casa o en su despacho, según el día.

Hubiera enviado a la tanqueta de Cádiz para que se llevara la casa por delante. O hubiera puesto concertinas para que el vicepresidente y la ministra nunca pudieran salir ni a por el pan.

Pero se cortó. A él lo que le gustan son los coroneles, no los currantes. Los coroneles que no tienen quien les escriba porque son unos siesos.

El enemigo en casa, en el consejo de ministros.

Muy español. Nos mean y nos dicen que pensemos en modo Pedro Jota. Y así todo.

Al final el enemigo es siempre el mismo y es bicéfalo. Nos disparan de los dos lados.

El que piensa, el que cuestiona, el que no se traga ya más sapos.

Nadie les da bola en ningún grupo cerrado de esos donde se comen la genitalia y se relamen con gusto. Menos mal.

Que Bakunin los tenga en su gloria (a los nuestros).

No son de fiar porque no van de nada ni pretenden nada, aparte de ir al Golem al cine y comerse una pizza porteña con amigas.

No son de aquí, ni de allá. Porque son, somos.

RH no sé qué. ¿Y tú de quién eres?

Nuestra única trinchera es la que está al otro lado de toda esta gente que no nos deja dormir.

Allí nos encontrarás, junto a Saramago, a Mafalda, a Stan Marsh y a Cantinflas. En Comala.

Somos los que condenamos la idiotez.

Para nosotras ETA ha muerto. Franco no tanto.

El spray pimienta para el solomillo.

Ferri pírate a pastorear por ahí y deja la tele para quien se la merece.

Ay Antena 3, lo que fue y lo que es.

Sánchez, Feijoó, Rajoy, ZP, Aznar, Felipe… cogeos el primer billete de la flotilla de Gaza pero llegad a Gaza. O al menos a la Isla Peregil o Chafarinas. Y no volváis hasta que hayáis hecho los deberes que no hicisteis nunca en Moncloa.

No queremos estar más en galeras.

Ni fuego amigo ni enemigo.

La tortilla con cebolla.

En nuestra trinchera crecen las flores, intercambiamos tabaco por papel de liar, no se torean vaquillas pero tenemos buena música y bailamos hasta el amanecer el Bella Ciao.

Leemos a Cortázar, adoramos a la pizza fugazzetta (sí, he dicho ETA) y nos gusta Filmin, con permiso de la OTAN.

Dadle ya al botón rojo nuclear que tengo la espalda molida de tanto agacharme en la trinchera.

Harto de tu fuego, y del fuego de los míos.

¿Tienes fuego?

Tengo un Cohiba que me mandó hace años Camilo.

Hasta la derrota, siempre.


Madrid –

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