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Eduardo Parra / Europa Press

José Luis Ábalos y la progresía mediática

No parece que la operativa de disparos sincronizados de los medios afines al PSOE contra Ábalos busque luchar contra la corrupción. Más bien parece un acompañamiento de la operación ‘cortafuegos’ para proteger a Sánchez


Ayer el HuffPost (del grupo PRISA) titulaba que Ábalos «rompe con Sánchez» —y no al revés—. «Ábalos eleva el órdago al PSOE» titulaba otra pieza el mismo periódico digital —y no al revés—, ilustrando la noticia con una foto de el ex diputado socialista en medio de una carcajada. En la misma portada, podríamos encontrar un análisis de cuánto va a cobrar Ábalos en el Grupo Mixto y hasta una encuesta: «¿Qué crees que debería haber hecho Ábalos tras el ‘caso Koldo’? ¡Vota!».

«Ábalos desafía a Sánchez» —y no al revés— titulaba la correspondiente empieza la periodista Marta Monforte en InfoLibre. En el mismo medio, el periodista Fernando Varela comparaba en otra pieza a Ábalos con Ayuso y celebraba que el PSOE haya decidido «marcar la diferencia»; «Así funciona el doble rasero ante la corrupción: el nuevo PP cerró filas con Ayuso y el PSOE cerca a Ábalos» era el titular. El conocido periodista y tertuliano, Jesús Maraña, exigía responsabilidades políticas a Ábalos unos días antes en un contundente artículo de opinión.

En eldiario.es, era el propio director, Ignacio Escolar, el que se encargaba directamente de exigirle el acta al ex ministro de Sánchez; «Ábalos tiene que dejar el escaño. Y si no lo hace él, por iniciativa propia, tendría que ser su partido quien públicamente se lo pida», escribía —contundente— Escolar ya el pasado sábado. En el mismo digital, eran de la misma opinión la adjunta al director, Esther Palomera, o el habitual tertuliano de la Cadena SER, Antón Losada. El subdirector de eldiario.es, Íñigo Sáenz de Ugarte, afirmaba que Ábalos se había convertido en «el último ariete del PP» y añadía que «se puso chulo el fin de semana en dos entrevistas en las que no se le veía con muchas ganas de asumir su responsabilidad política por el ‘caso Koldo’ con su dimisión como diputado», así que tampoco es de extrañar que le dedicaran no una, sino dos viñetas a que fuera hasta hace un par de años mano derecha del presidente del Gobierno.

Por su parte, el principal periódico del grupo Godó, La Vanguardia, llevaba al lugar más destacado de su portada digital una foto de la cara de José Luis Ábalos en un gesto completamente desencajado y torcido junto a un titular que destacaba su «desacato al mandato del PSOE». Ya en el interior de la pieza, el periodista Juan Carlos Merino, hablaba del «pulso» que está manteniendo Ábalos —y no al revés— y de «insólito desafío a Pedro Sánchez, que en el plano político solo ha servido para cuestionar la autoridad del presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, además de surtir de munición de alto calibre a la ofensiva del Partido Popular después de revalidar su mayoría absoluta en Galicia, y mientras el curso de la legislatura sigue en riesgo ante el bloqueo de la ley de Amnistía y los primeros presupuestos generales del mandato permanecen en el aire».

El buque insignia del grupo PRISA y periódico en papel más leído de España no quería quedarse atrás y publicaba, a su vez, una pieza firmada por Carlos Cué, cuyo titular arrancaba «Ábalos desafía a Sánchez» —y no al revés— y en cuyo interior el periodista directamente contrargumentaba desde posiciones del PSOE a lo dicho por Ábalos en la rueda de prensa. El País encargaba también, ayer, un perfil de urgencia —con caricatura de Sciamarella incluida— que arrancaba afirmando que Ábalos había «roto abiertamente con la dirección del partido» —y no al revés—. Ayer también, Víctor Lapuente quería dejar claro en el periódico de PRISA que «el ‘caso Koldo’ no es culpa del PSOE». Del PSOE no, pero de Ábalos sí.

Uno podría pensar que, a lo mejor, lo que está ocurriendo es que la progresía mediática tiene un gran compromiso con la lucha contra la corrupción y por eso están siendo tan contundentes

Más allá de lo que uno piense sobre la asunción de responsabilidades políticas por parte del todavía diputado por Valencia a causa del deplorable caso de corrupción en el que claramente se ha visto implicado, lo que es un hecho absolutamente indiscutible es que la totalidad de los cañones mediáticos afines al PSOE han decidido durante estos días —y muy especialmente ayer— abrir fuego a discreción contra él —y únicamente contra él—; y lo han hecho incluso utilizando tácticas, como la selección de fotografías con la peor y más envilecedora expresión, que se reservan únicamente para los peores enemigos.

Uno podría pensar que, a lo mejor, lo que está ocurriendo es que la progresía mediática tiene un gran compromiso con la lucha contra la corrupción y por eso están siendo tan contundentes. Lo que pasa es que, si esta fuera la explicación de su modo de proceder, entonces habría piezas publicadas en estos medios preguntándose —al menos, desde una duda laica y razonable— si no habría también responsabilidades políticas en Francina Armengol, que estaba al frente del gobierno balear cuando éste compró mascarillas a la empresa que pagaba las mordidas de Koldo, o en Ángel Víctor Torres, que hizo lo propio desde el gobierno de Canarias, o en Fernando Grande-Marlaska y Salvador Illa, que también adquirieron mascarillas a la trama desde sus ministerios, o en el actual Secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, que fue quien trajo a Koldo de Navarra y lo puso en contacto con Ábalos, o incluso en el propio Pedro Sánchez, que habló elogiosamente de Koldo en su libro ‘Manual de resistencia’ y que cesó fulminantemente a Ábalos en 2021 ocultando el motivo (que bien podría tener algo que ver con lo que estamos conociendo ahora).

Si los disparos sincronizados de la progresía mediática contra Ábalos buscasen producir las condiciones políticas para una regeneración democrática de las instituciones que investigue a fondo y castigue apropiadamente los casos de corrupción —algo muy loable—, entonces no se entiende que callen respecto del resto de dirigentes del PSOE que se han visto salpicados por el ‘caso Koldo’. La operativa de estos medios, sin embargo, es perfectamente compatible con un acompañamiento decidido a la estrategia que ha decidido poner en marcha el propio PSOE para intentar proteger a Pedro Sánchez: la vieja táctica del chivo expiatorio, del cabeza de turco, del cortafuegos. Y esto es una muy mala noticia para la democracia.


Madrid –

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Editorial

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