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Pedro Sánchez en el debate de investidura — Alejandro Martínez Vélez / Europa Press

Un nuevo gobierno sin Podemos, sin grandes novedades en el ala PSOE y bajo control absoluto de Sánchez

A falta de la publicación en el BOE, la filtración mediática es una forma de nombramiento tan definitiva como la oficial y, por lo tanto, ya se pueden llevar a cabo análisis políticos sobre la composición del nuevo Ejecutivo con todos los datos en la mano


A lo largo de esta mañana, el PSOE ha ido filtrando a modo de goteo a los medios de comunicación afines la composición del nuevo gobierno de Sánchez. A falta de la publicación en el BOE, la filtración mediática es una forma de nombramiento tan definitiva como la oficial y, por lo tanto , ya se pueden llevar a cabo análisis políticos sobre la composición del nuevo Ejecutivo con todos los datos en la mano.

La principal novedad, por supuesto, es la expulsión —ya confirmada, pero largamente anunciada— de Podemos del Consejo de Ministros y la entrega del ministerio de Igualdad al PSOE. Después de la desastrosa maniobra que intentó llevar a cabo Yolanda Díaz mediante la utilización de Nacho Álvarez para construir un relato mediático desfavorable contra los morados, la composición de la cuota de Sumar en el Gobierno ha demostrado finalmente ser la que los de Díaz venían filtrando desde hace ya días a sus periodistas de confianza antes del breve paréntesis abierto para ejecutar la fallida escaramuza con Álvarez:

  • La propia Yolanda Díaz —por supuesto—, como vicepresidenta segunda y en la misma cartera que ostentaba antes: Trabajo y Economía Social
  • Ernest Urtasun (ICV), en la cartera de Cultura (sin Deportes)
  • Mónica García (Más Madrid), en la cartera de Sanidad
  • Sira Rego (IU), en la cartera de nueva creación de Juventud e Infancia, desgajada del Ministerio de Derechos Sociales
  • Pablo Bustinduy (Sumar), en la cartera de Derechos Sociales y Consumo (sin Juventud e Infancia)

Con respecto a lo obtenido por Unidas Podemos en el ya disuelto gobierno de coalición, vemos que Yolanda Díaz ha perdido Igualdad —donde el PSOE ha nombrado a una desconocida ex segunda teniente de alcalde de Valladolid, Ana Redondo— y Universidades para obtener a cambio Sanidad y Cultura y ha aceptado dividir en dos el Ministerio de Derechos Sociales para seguir contando con cinco carteras. En cuanto a los nombres —que ya habían sido filtrados con anterioridad a los medios—, presentan todos un perfil amable en lo que tiene que ver con su relación con el PSOE.

Con respecto al ala mayoritaria socialista, el nivel de continuidad es muy alto, al repetir la práctica totalidad de los pesos pesados del anterior gobierno de Sánchez y haber incorporado únicamente a algunos perfiles desconocidos para el gran público.

  • Vicepresidenta primera y ministra de Economía: Nadia Calviño
  • Vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico: Teresa Ribera
  • Vicepresidenta cuarta y ministra de Hacienda y Función Pública: María Jesús Montero
  • Presidencia y Justicia: Félix Bolaños
  • Igualdad: Ana Redondo
  • Industria: Jordi Hereu
  • Política Territorial y Memoria Democrática: Ángel Víctor Torres
  • Transportes: Óscar Puente
  • Educación y Deportes y ministra Portavoz: Pilar Alegría
  • Vivienda y Agenda Urbana: Isabel Rodríguez
  • Interior: Fernando Grande-Marlaska
  • Exteriores: José Manuel Albares
  • Agricultura: Luis Planas
  • Defensa: Margarita Robles
  • Transformación Digital: José Luis Escrivá
  • Seguridad Social: Elma Saiz
  • Ciencia y Universidades: Diana Morant

En definitiva, un gobierno que presenta pocas novedades más allá de la confirmación oficial de la expulsión de Podemos del mismo y un aumento significativo del control por parte de Pedro Sánchez que se hace con más competencias de las que pierde y consigue sustituir a la parte más combativa de la coalición por un bloque más heterogéneo pero también mucho más afín al PSOE.


Madrid –

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Editorial

  • Y después del lunes, ¿qué?

    Tanto si Sánchez dimite como si no, nuestro país se embarcaría en una trayectoria suicida si la mayoría que ha hecho posible su investidura no acepta de una vez por todas que las reformas que partidos como Podemos llevan años poniendo encima de la mesa se han vuelto inevitables