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Foto de Dani Gago

El voto del diputado Santos Maraver

Lo que pareció en un primer momento ser una ruptura unilateral de la disciplina de voto del grupo parlamentario de Sumar, a lo largo del día se reveló como un acto político de mucha mayor profundidad


Ayer, jueves 29 de febrero de 2024, las autoridades de la Franja de Gaza cifraban el número de civiles palestinos asesinados por Israel en 30.000; significativamente más del 1% de la población. Ayer también, el ejército sionista reconocía haber atacado a una multitud de personas que —desesperadas por el hambre— estaban intentando coger alimentos de camiones de ayuda humanitaria. Solamente en ese ataque, 100 palestinos fueron asesinados y más de 200 fueron heridos de diferente consideración. Un día especialmente negro en el peor genocidio que la humanidad ha vivido desde que empezó el siglo XXI. Y un día en el que también había actividad parlamentaria en el Parlamento Español, en la Carrera de San Jerónimo, en Madrid.

Mientras Israel asesinaba palestinos hambrientos, sus señorías votaban en el hemiciclo del Congreso una iniciativa de Podemos. En sus diferentes apartados —que se votaban por separado—, la formación morada instaba al gobierno de España a (1) suspender las relaciones diplomáticas con Israel, (2) suspender el comercio de armas con dicho país, (3) redoblar los esfuerzos para la apertura de corredores humanitarios, (4) promover en la Unión Europea la adopción de sanciones económicas ejemplares contra la cúpula de Netanyahu, (5) promover en la Unión Europea un embargo total de armas a Israel en todo el territorio comunitario, (6) promover la suspensión del Acuerdo de Asociación Estratégica entre la Unión Europea e Israel y (7) apoyar la investigación por parte de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional de los crímenes contra la humanidad cometidos en Gaza y Cisjordania desde el pasado 7 de octubre.

A pesar de que lo que se votaba era tan solo una PNL —es decir, una iniciativa no vinculante de impulso al Gobierno—, la posición de cada uno de los partidos no dejaba de ser una prueba inequívoca del compromiso de cada uno de ellos con los derechos humanos y con el fin de una de las carnicerías humanas más pavorosas de las últimas décadas. En este sentido, varios elementos de la votación que tuvo lugar son destacables: el contundente apoyo al genocidio israelí por parte del PP (que solamente votó a favor de la apertura de corredores humanitarios), el sionismo militante de Junts (que hizo caer la mayoría de los puntos, votando junto a la derecha y a la extrema derecha españolas) o la hipocresía del PSOE (que votó a favor de suspender el comercio de armas, mientras aprueba la compraventa de armamento a los genocidas desde el Consejo de Ministros). Pero, quizás, uno de los elementos más reveladores de toda la sesión fue el voto del diputado de Sumar, Agustín Santos Maraver, en el apartado (1) de la PNL: la ruptura de relaciones con Israel.

Diplomático de carrera, Director de Gabinete del Ministro de Asuntos Exteriores del PSOE, Miguel Ángel Moratinos, de 2008 a 2011 y nombrado en 2018 —justo después de la moción de censura— Representante Permanente de España ante la ONU por el gobierno monocolor de Pedro Sánchez, Santos Maraver dio la sorpresa en la primera mitad del año pasado al ser seleccionado por Yolanda Díaz nada menos que como su número dos en la papeleta de Madrid para las elecciones generales del 23 de julio. Teniendo en cuenta su trayectoria política, que votase en contra de romper relaciones diplomáticas con el estado genocida de Israel en el día de ayer fue también una sorpresa, pero de una dimensión ciertamente menor.

Teniendo en cuenta su trayectoria política, que votase en contra de romper relaciones diplomáticas con el estado genocida de Israel en el día de ayer fue también una sorpresa, pero de una dimensión ciertamente menor

Sin embargo, lo que pareció en un primer momento ser una ruptura unilateral de la disciplina de voto del grupo parlamentario de Sumar, a lo largo del día se reveló como un acto político de mucha mayor profundidad. Lejos de criticar o sancionar a su diputado por votar lo contrario que todo el resto de su grupo en una materia tan sensible, Sumar envió fuentes autorizadas a los medios de comunicación justificando el voto de Santos Maraver de una forma —esta vez sí— sorprendente. «Es un voto que se explica por su carrera como diplomático, lo que le lleva a estar convencido de que la mejor manera de lograr el alto el fuego es mantener las relaciones diplomáticas con Israel para poder seguir negociando», trasladaban estas fuentes, aclarando así que se trataba de una decisión consensuada en la dirección del grupo parlamentario y, por lo tanto, avalada por Yolanda Díaz. Por si esto fuera poco, las mismas fuentes añadían que esa diferencia de voto «responde a un debate real y razonable, muy presente en las izquierdas europeas, sobre cuál es la mejor forma de poner fin al genocidio». Es decir, que Sumar informaba a los medios de comunicación que piensa que es «un debate real y razonable» aquel que se pregunta si hay que cortar o no las relaciones diplomáticas con un país que está llevando a cabo —en sus propias palabras— un genocidio, y lo hacía el mismo día que Israel disparaba contra una multitud de palestinos que buscaban comida.

El retroceso ideológico que implican estas declaraciones respecto de lo que representó Unidas Podemos en la anterior legislatura es abismal, y que se haga pivotando sobre la posición de un diplomático que estuvo en el PSOE hasta hace menos de un año es políticamente muy significativo. A medida que se van desarrollando los acontecimientos, parece obvio que el proyecto de la dirigencia de Sumar no es tanto el de la sustituir a Podemos —algo imposible si se afirma que es «razonable» defender el mantenimiento de relaciones diplomáticas con estados genocidas—, como el de sustituir al PSOE. Lo que no está tan claro es si la dirigencia de ciertos partidos aliados de Yolanda Díaz, como Izquierda Unida o los Comunes —y muy especialmente sus militancias respectivas—, están de acuerdo con esa hoja de ruta.

En cualquier caso, es importante señalar que las fuentes enviadas por Sumar, además de condenables desde el punto de vista político y moral, son, sobre todo, falsas. Es mentira que exista «un debate real y razonable, muy presente en las izquierdas europeas» sobre si mantener o no relaciones diplomáticas con aquellos que están perpetrando un genocidio. Y lo es porque nadie que sea verdaderamente de izquierdas tiene la más mínima duda de que el lugar de los genocidas es el ostracismo internacional y la cárcel.

(Por cierto, el número dos de Yolanda Díaz también se apartó de la consigna de voto del grupo parlamentario de Sumar en el apartado (3) sobre la apertura de corredores humanitarios. Ante esa petición —en la que incluso el PP votó a favor—, Santos Maraver se abstuvo. Suponemos que, según Sumar, el hecho de que su diputado se situase a la derecha del PP en esta materia también «se explica por su carrera como diplomático» y «responde a un debate real y razonable, muy presente en las izquierdas europeas».)


Madrid –

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Editorial

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